domingo, 14 de octubre de 2012

NEBLINAS. Por flóbert Zapata Arias


Dedicado a Ángel Castaño Guzmán


I
No reconocerán tu grandeza tus contemporáneos en vida. Tampoco la reconocerán en tu muerte. Deberás esperar a que ellos mueran para que otros puedan reconocerla. Dos generaciones duran sus neblinas. Suerte tendrás si la reconoce la generación que te sigue, tan contaminada de mentira en sus comienzos como tú en tus primeros libros, cuando aun los mazazos de la vida (envejecer, ver morir, saber matados, la enfermedad, el fin del vigor, el descubrimiento, casi suicida, al fin de lo escondido por el cetro) no te abrían la razón y te sacaban el tumor, cuando aun no descubrías que tu corazón no es a pesar de todo amargo sino dulce, de una dulzura    paradisíaca,  por lo que nadie puede hincar en él el diente, excepto el rey de los gusanos.

II
¿Le gustan a los profanos camaradas de tus hijos tus poemas?, ¿le gustan a tus pálidas examantes tus poemas?, ¿le gustan a las prostitutas tus poemas?, ¿le gustan a tus vecinos tus poemas?, ¿le gustan a los rockeros tus poemas?, ¿le gustan a tus incultos amigotes tus poemas?, ¿le gustan al tendero tus poemas? Si contestas afirmativamente considérate un buen poeta. Ellos saben qué es la buena poesía, ellos, no los críticos, no la familia y su narcicismo, no los lectores domesticados por el canon, no los poetas obnubilados por el recelo de que decidas quitar de tu vida el papel de alquilado blanco de los opacos y turbios.

III
Los poemas de tus libros que le gustan a los niños, esos son los mejores. Pero no nacen cuando escribes para ellos sino cuando escribes para ti en vez de escribir para los otros. Léele a los niños tus poemas de vez en cuando, que más vale tarde que nunca la pregunta sobre para quién demonios estás escribiendo.

IV
Publicas la poesía que escribes en tu blog porque estás cansado de guardar como si hubieras reencarnado en un banquero, porque no quieres seguir esperando que llegue la máxima miseria, porque el desdén no alcanza para todos y ya te ganaste la lotería de la calumnia y eres rico en soledad forzada y los pobres hacen fila frente a tu puerta, porque nada queda de lo que no da, nunca ha dado y nunca dará pero es la única esperanza.

V
Entre los poemas de amor humano que botaste en los archivos del secreto por físico terror estaban los que te iban a dar ese olvido meritorio que llaman perennidad. Entre los poemas que publicas residen los que harán de tus colegas enemigos no declarados, la única prueba de tu dignidad.
 
La Carolita, viernes 12 de octubre del 2012
©Flóbert Zapata Arias, octubre del 2012