domingo, 28 de abril de 2013

EL COLCHÓN. Por Flóbert Zapata Arias Montes Carvajal

 

A Luisa Fernanda Barrios

 

Uno se quiere ir pero se va quedando.

El cuerpo hizo hueco en el colchón y no lo cambia.

Los otros lugares esperan, los otros cuerpos,

las interrogaciones menos sumisas,  

pero uno se va quedando,

la mente hace un hueco en la propia existencia

muy parecido a una fosa en la tierra,

cofre para guardar el tesoro de los renacimientos.

La rutina da seguridad

pero hace pasar el tiempo más rápido.

La casa que ha comprado

termina por parecerse a un ataúd.

¿Se pregunta para qué si la muerte  

llegó hace  tanto que sólo queda

sacar los restos y llorarlos?

Es rudo partir pero es bello haber partido,

mirar de lejos el pasado y saberse libre

de lo que ya no existe sino en la pesadilla atroz

por la que pelea absurdamente

en vez de dejársela a los otros. 

Todo se mueve, todo cambia de sitio

menos el miedo a la aventura y a pedir,

uno su apéndice soldado con un amor

que un día reventará de silencio mirándose

en la charca de la calle que nace eternamente

en la lluvia y se va con el sol.

Al despertar cada día con molestias en la espalda

uno agradece la decisión de no cambiar el colchón

porque le recuerda que hay falsos sueños para matar,

o sea sueños que nos invadieron la sonrisa,

y que uno se quiere ir pero se va quedando. 

 

 

La Carolita, sábado 27/abr/2013

© Flóbert Zapata, abril de 2013

 


 

POESÍA COLOMBIANA DOMINANTE. Por Flóbert Zapata Arias Montes


(Obra del tolimense Marco Alejandro Rico Salas) 

Buena parte de la flor y nata de la poesía colombiana dominante no es exactamente lo contrario de la crónica sino más bien la mitad de la crónica: quiere hacer reír o llorar, conmover, asombrar, indignar, etc., renunciando a la realidad objetiva  y a lo mundano, a los que muestra si mucho como caída, mientras privilegia lo especulativo, lo etéreo y lo celestial. Al amputarlo y apropiárselo, convierte al estilo resultante del sudor en una abstracción y termina así en el desbarrancadero del formalismo. También lo personal está excluido, considera la confesión, crónica de lo íntimo y lo privado, como algo indigno y si lo hace pretende lograr los objetivos citados sólo descubriendo lo bonito, lo superficial y lo cosmético y trasmitiendo el lado oscuro, el lado ridículo y el lado triste al incipiente ganglio cerebral de los gusanos que se convertirán en moscas; tampoco en su biografía de solapa sabemos qué piensa, cómo siente, cómo muere. Negadora del ahora, cuando va a la historia busca lo exótico o el panteón de la fama y aun así lo llena de neutralidad, sombras artificiales y evasiones. Su lenguaje de academia de la lengua rehuye las creaciones verbales de la gente común, a las que consideran desafortunadas cacografías. El paisaje que ofrece entonces es propio de cortes refinadas, de salones selectos, de clubes sociales, de profesionales de la estética, de convencionales reuniones granparroquiales, de encuentros literarios a los que van los que necesitan música no programática y no quieren saber de transformaciones y despertares, una poesía para cofrades lectores y poetas y para estudiantes de literatura de universidad privada. Se trata, sin embargo, de una poesía válida, que entrega obras admirables, aunque sirve de camuflaje a  detentadores de vanidad. El único problema con esta flor y nata es que se cree la verdad revelada. Con el agravante de que no hay nada de inocencia ni de soledad en la exclusión de facto que realiza de otros mundos.

La Carolita, jueves 25/abr/2013
© Flóbert Zapata, abril de 2013

sábado, 27 de abril de 2013

VEJEZ. Por Flóbert Zapata


Esto era una manzana

jugosa, sonrosada

y hoy la ves arrugada,

cabeza toda cana,

que solitaria mana

sangre de cruel herida:

la utopía vencida

que lo seca de horror.

Pero siente el amor

y regresa a la vida.

 

Abeja que nació

y deseosa zumba

encontrará una tumba

como cuna encontró,

un joven que llegó

ve a otro que reposa.

Saldrá una mariposa

de la arrugada oruga

y saldrá de la arruga

con un beso una rosa.

 

La Calorita, lunes 25/mar/2013

© Flóbert Zapata, abril de 2013

jueves, 25 de abril de 2013

PARECE QUE SE PUEDE. Por Flóbert Zapata Arias Montes Carvajal

(Zona rural, Neira)


Parece que se puede

pasarla pobremente.

Parece que se puede

morir eternamente.

 

Parece que se puede

morir más bien que mal.

Parece que se puede

morir de muerte natural.

 

Parece que se puede

vivir como muriendo.

Parece que se puede

morir como viviendo.

 

Parece que se puede

actuar hasta el final.

Parece que se puede

ser siempre teatral.

 

Parece que se puede

tener anillo de oro y caminar.

Parece que se puede

beber y trasnochar.

 

Parece que se puede maldecir.

Parece que se puede hasta pedir.

 

Parece que se puede

matar con menos saña.

Parece que se puede

vivir de forma extraña.

 

Parece que se puede ser feliz.

Parece que se puede algún desliz.

 

Parece que se puede,

o al fin no se podrá, nunca se pudo,

o al fin sólo era un sueño

y todo sigue amargo y todo sigue mudo. 

 

La Calorita, jueves 28/mar/2013

© Flóbert Zapata, abril de 2013

miércoles, 24 de abril de 2013

BRAVO, POLICÍA. Por Flóbert Zapata Arias Montes Carvajal


Por el cigarrillo, por el alcohol, por los enlatados, el papá de Camilo X. vomitó sangre en el baño el sábado pasado en la noche, a punto de desmayarse tuvo convulsiones. De una para urgencias en la Clínica de Villa Pilar. Mientras Camilo esperaba, un muchacho desesperado trajo al amanecer a su novia desmayada y apuñalada las piernas, los brazos, los dedos, lo que permite suponer que protegía algo durante el ataque. Gritaba: “No se muera mi amor. Eso fueron sus amigas las que le hicieron esto, yo la vengo, las voy a matar a todas”. La muchacha no murió, despertó y le dijo al médico que el apuñalador fue su novio. Informados, dos policías lo buscaron. Camilo lo vio  dirigirse a una caneca de la basura para arrojar con disimulo el arma que llevaba oculta y luego huir, y lo hizo saber. El policía que lo retuvo, se quitó el revólver,  se lo entregó al compañero, se arremangó para pelear y le dijo al bárbaro hipócrita: “Pégueme a mí, péguele a un hombre, venga”. En este punto del relato telefónico lloré y deseé conocer al policía para abrazarlo. La muchacha, muy bonita según Camilo, tenía unos dieciocho años y estaba embarazada.

La Carolita, miércoles 24/abr/2013
© Flóbert Zapata, abril de 2013


martes, 23 de abril de 2013

DE VEZ EN CUANDO CAE BIEN INJURIAR AL ESCRÚPULO. Por Flóbert Zapata Arias Montes


Tres días sin bañarme, pasando una gripa, sin cripa, debo tener olor de axilas pero por el flujo nasal y los estornudos el olfato no me funciona y me deja pobre de recuerdos animales, (“a los rumiantes, anuncia el peligro; a los carnívoros, la presa”, enseña Darwin en El origen del hombre), una mujer se va a la sala de belleza y se demora todo un día, el tinte del cabello produce esclerosis múltiple, por eso no lee, por eso se entrega a la televisión, otra cosmética, Cosmetical Geographic Chanel, o tal vez no tenga olor de axilas, sellados los poros por el desodorante-antitranspirante-nuevo-ultraseco-protección continua-collnight-que no manca la camisa, sellado por el aluminio, ahogado por los parabenos  y el propilenglicol, tocan mis manos el cabello, grasoso, protector en otras especies, en otros pueblos para que resbale la lluvia intempestiva y brutal en la selva, no huelen los pies a pecueca, el antibacterial no hizo lo suyo sino la quietud, la ausencia de sudor cuyas bacterias se descomponen, decencia occidental como excusa para aceptar el triste destino, perdimos el aseo simple de vivir cerca del río y hacer ablución en él, nos quedan los químicos conservantes, los químicos olorantes, los químicos colorantes, ya venden champú para genitales,  que producen enfermedades para engordar la cuenta de la dermatóloga , cuando no cáncer para engordar la del funerario, los desodorantes causa probada del mal de Alzheimer, del cáncer de mama, del cáncer de mamá, o de papá, los hombres también morimos de cáncer en la tetilla, uno de cada noventa tumores de mama es masculino, tumor de mamita, toda la tecnología mata, también la de los alimentos, pero morimos soberbios, callados y nos burlamos de los indios remisos y los matamos para quedarnos con sus tierras, muchas callados tesoros para minería  extractiva,  no debemos estar limpios, debemos oler ajeno, lo que dicta el consumo, matar el olor del cuerpo (“Los negros y los indios pueden reconocer a las personas en la oscuridad por su olor ”, vuelve Darwin, página 23, si no lo creen), avergonzarse del fresco sudor, la ropa también debe oler a químico dañino vestido de alcurnia, a Soflán, a suavizante, desnudo no es el que no lleva ropa sino el que no lleva pelos, los niños de vientre en el sexto mes tienen pelusa lanosa, llamada lanugo, hasta en la cara, alrededor de la boca posee mayor longitud que en la cabeza (“Eschricht ha visto un bigote de este género en un feto hembra”), micos, orangutanes, chimpancés, cuadrumanos, nunca conocerán la neurosis del destape, nunca se convertirán en sicópatas violadores, en violentos, en virulentos, la vaca no se come la fábula de que con brasieres resulta más sensual al toro, oh, los bonobos,  qué civilizados, alcanzaron la total libertad sexual, alcanzaron todo, todo para nosotros que lo perdimos todo, nada para ellos que no perdieron nada, entre los bonobos, también llamados chimpancés pigmeos, pero qué grandes, qué admirables,  hay todas las desviaciones sexuales y viven felices, sin constituciones, sin códigos, el sexo su mundo, tiran todo el día, orgiásticos y no hay hogueras y no los mandan a Siberia y no caen víctimas de un disparo en Nueva York o cualquier otra ciudad, en Milk, qué bien ahí Sean Penn el maoísta, el que lloró a Chávez,  tengo la excusa de la gripa porque nadie que huela a libertad muestra decencia, pero en el fondo me gusta este degenere ocasional, porque me gustan los vagabundos, cada que puedo converso con ellos, les comparto mi pan, mis monedas, los hago hermanos, el sueño más bello mío fue durmiendo en la veintitrés en tiempos de cero muertes violentas por pobreza, o sea nunca, cada vez más nunca,  y voy terminando esto porque puse involuntariamente música clásica, Vivaldi, Chopín, Tchaikovski, puro orden, libertad y cetro, me pregunto estos genios qué música hubieran compuesto si hubieran nacido en una sociedad libre del futuro, entre los tarahumaras hacedores de tecnología nuclear como se hace el alimento o se reza al peyote, cuando justamente la libertad es el desorden estético, ordenen el universo pues, pongan a las estrellas  a cumplir horarios, a los átomos a hacer filas, allá el recluta, firme, no mire para otro lado, mientras los Pedros Aguirres recuerdan que la maestra regañaba igual,  que el maestro dientón  Herodes Loaiza Arias le jalaba las orejas a los niños y se las dejaba rojas,  de golpe se me acabó la imaginación, junto con las ganas de seguir, buscando embotado la fecha sé qué hoy es el día del idioma, el día del libro, el día de la lectura, de vez en cuando cae bien injuriar la apariencia, injuriar al escrúpulo, injuriar al disociador, al hueco, al mortífero e inmortal crepúsculo, poner a la vanidad en su sitio, recordar que vesículas de estiércol somos y en vesículas de estiércol nos hemos de convertir, que de orines venimos y en orines nos vamos (“La vesícula prostática, que ha sido observada en muchos mamíferos machos, está hoy universalmente considerada como homóloga del útero femenino”), y uno sabe que aquí también tiene razón, en todo tiene razón el científico de la sospecha Darwin, después de tres días sin bañarme el olor y su textura genitales se me tornan clara e irrefutablemente vaginales.  





 (Fotografía: Neira, zona rural)

La Carolita, martes 23/abr/2013

© Flóbert Zapata, abril de 2013


HAIKÚS. Por Flóbert Zapata

(Zona rural, Neira)


Siempre me gustó el poema brevísimo. Soñé con el haikú silabeado 5-7-5 de rima asonante, aunque algunos soporten consonancia, tan próxima, superiores al esfuerzo, rebeldes. Aquí esta muestra mientras recojo otros dispersos e/o inacabados. Aquel escrito anoche, lo confieso, el resto esperando lustros, el de la remolacha resuelto en Neira el fin de semana durante el Encuentro de poetas del Gran Caldas. Cadena de escritura-reescritura, final fatiga, hora de la entrega. Haikú, lo que está listo para ser olvidado y se recuerda, lo que está listo para crecer y se detiene, bonsái sin que le corten las raíces, arbustos desnudos o cerezos florecidos, lo mismo cantan. Agradezco a César Durán Vanegas, que en su interés por conocerlos me animó a desempolvarlos. Sesenta y dos que esperan el número cien. El último nos dice que el haikú también tiene derecho a reír. Me lo inspiró esto de Fernando González que leí hoy en el muro de facebook de John Jairo Guzmán Abella y que consiguió varios Compartir y por todos lados muchos Me gusta: “Nacen para estudiar, estudian para conseguir trabajo, trabajan para casarse, se casan para tener hijos y tienen hijos para morirse. Están muertos desde el principio”.

   1

LÁZARO

Ya lo iluminan

las lámparas del bar

y resucita. 


2

Enredadera:

divinidad perdida

de la escalera


3

Los que copulan

están podando el césped

de la cintura.


4

El porvenir:

aquello que de insecto

persiste en mí.


5

No tengas miedo:

al frío del cadáver

no le entra el fuego.


6

Beso: caníbal

vestido de manzana

que cierra heridas.


7

Son las cavernas

reductos cimarrones

de las tinieblas.


8

Espantapájaros:

al fin de la cosecha

crucificado.


9

Mismo principio 

le da la vida al oro

y al asesino.


10

Qué fuerte crece

la flor de los mendigos

bajo los puentes.


11

La verdad ves:

cuchillo en la solapa

bajo un clavel.


12

Nada amedrenta

al cable el esqueleto  

de la cometa.


13

Los rascacielos:

flores que sudan sangre

de matadero.


14

La patria: heridos

dormimos en las camas

de los caídos.


15

En el burdel

cada treinta minutos

cambias de piel.


16

Algo gruñó

cuando estaba escuchando

a la razón.


17

Ruge una hoguera

cuando estás descubriendo

la vida nueva.


18

Baja descalza

la luna para entrar

a tu mirada.


19

Ni la serpiente

ni el oro son culpables

sino la gente.


20

Una manzana

es el mundo y su eje

filosa espada. 


21

Ingresa el sol

también a la mirada

del perdedor.


22

Escarabajo

me empuja el corazón

y yo era mago.


23

Al pie del árbol

de las humillaciones

copula el canto.


24

Mías las huellas

del ciego al caminar

sobre la arena.


25

Desesperanza:

tuercas de carne y hueso

para la máquina.


26

No pide arena

para hacerse reloj

la calavera.


27

Pesca la muerte

y están en su mirada

todos los peces.


28

¿Lloran los pájaros

o son las calaveras

que van silbando?


29

Y nada es tuyo, 

o es todo tuyo al fin,

salvo el sepulcro.


30

Por intervalos

el ahorcado es verde

y el árbol blanco.


31

Porque gotea

la lluvia no es la lluvia,

porque se queda.


32

Sólo das muerto 

un poco de esa risa

que pide el médico.


33

Era la pira

o el blanco cementerio,

hoy es la clínica


34

Huelen las fieras

la sangre de la luna  

y se apacientan.


35

Ir y venir,

conoce bien el mar

todo de ti.


36

Melancolía:

reflejada en la charca

toda mi vida


37

Realidad:

la lluvia nos sorprende,

luego se va.


38

Entra al cerebro

el sonido del agua

y enciende un fuego.


39

No habla el árbol

ni espera que el ahorcado

le diga algo.


40

Hijo de nadie,

el haikú va muriendo

tan pronto nace.


41

A meditar: 

gotas sobre la charca,  

tú una más.


42

Basho en él duerme:

observa al viejo estanque

no lo despiertes.


43

No existen ya

el estanque ni Basho

ni morirán.


44

El sol calienta

el cuerpo del ahorcado

y no lo mueve.


45

El hombre, breve,

junta, para quemarse,

estupideces.


46

Damos un beso,

maldecimos el mundo

y fallecemos.


47

Dice la muerta:

imposible morir

con un poeta.


48

Frente a una tumba

reza inmóvil la anciana:

las dos son una.


49

SIN ATAÚD

Bajo la tierra

el desaparecido

se hace madera.


50

Pide panela

el desaparecido

y le dan tierra.


51

CON LA CHICA DE DOCE DÓLARES

Fugaces lunas

que por más que se rozan

nunca se juntan.


52

Putica y rosa:

por más que las alejan

nunca se odian.


53

Grano distinto

que sueña hacerse pan

para el mendigo.


54

¿Te dan medalla, 

viejo, en el  homenaje,

o te dan lápida?


55

EL ATAÚD

—¿Qué es lo que da

que lo promueven tanto?

—La vanidad


56

−¿Qué es el Sur? 

−En tierra de hombres muertos

el ataúd.


57

La sombra era

pero antes de morir

estaba muerta.


58

El ahorcado

pintado en el papel

es más amargo.


59

JUGO DE REMOLACHA

Oriné sangre.

Feliz de ser mujer

por un instante.


60

Dice la llama:

lo mismo muero y vivo

que si me apaga.


61

Recoger hojas,

costumbre del otoño,
te las arroja.


62

Al matrimonio

le ponen cuatro velas
y es un velorio.

© Flóbert Zapata, abril de 2013