lunes, 28 de octubre de 2013

Queridas santo&seña y Musa Levis. Por Flóbert Zapata

Con muy buen sabor, de trigo orgánico no transgénico, acaban de salir del horno nuevas ediciones de santo&seña y Musa Levis.
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santo&seña-13
Una reseña es un acto de cariño e inteligencia, una armonía entre la solidaridad y la ética y a veces un forcejeo entre el ego y la justicia, por ello un género tan apasionante como cualquier otro, en el que, entre otras cosas,  el reseñador al reseñar se reseña a sí mismo humana y estéticamente en la búsqueda de lo que de espíritu superior tiene una obra.
-El editorial resalta al Encuentro Nacional de Escritores Luis Vidales: “Crítica y confrontación conceptual, necesarias, bienvenidas, pero, qué tal menos pasión y algo más de razón”
-Juan Felipe Gómez resalta a Black Sabbath: “…sin dejarse tentar por las perversiones de la industria musical (y de entretenimiento en general) que pueden convertir a un músico o agrupación en una caricatura”
-Mauricio Ramírez Gómez resalta a Diarios íntimos de Yorlady Ruiz López: “Si los seres humanos son efímeros, también es efímero el placer que sus cuerpos proporcionan. Somos más de seis mil millones de cuerpos deseosos en todo el planeta.”
-Jorge Schultz resalta a Luz en el páramo de Carlos Alberto Valencia: “Su quehacer lo elabora con finos hilos desde la otra acera, la acera que transita el lobo estepario, aquella que no recorren todos por el riesgo de no ser leídos”.
-Ómar Ortiz resalta a Un mar que se ignora de Mauricio Ramírez: “Hay que acabar con la idea monstruosamente banal de que la calidad intelectual es independiente de la calidad humana”.
-Lorena Cardona Alarcón resalta a Un cielo parcialmente nublado de Octavio Escobar Giraldo: “la importante presencia que tendrían los escritores del llamado Grupo de Manizales…en la literatura colombiana…gracias a que muchos de ellos superaron las fronteras geográficas de una ciudad provinciana”.
-Rigoberto Gil Montoya resalta a Cuentos infieles de Gabriel Jaime Alzate: “El matrimonio es una institución criminal, dijo después. Una institución pensada para que con sus lazos se ahorque uno de los cónyuges”.
-Hugo Hernán Aparicio resalta a Poeta del gran Caldas, muestra de los participantes en el encuentro de poetas de Neira: “Gran Caldas, topónimo en relativo desuso aunque preferible al artificioso Eje Cafetero, evoca la malograda unidad socio-geográfica de tres departamentos colombianos con rasgos de origen compartidos…”
-Felipe Agudelo Hernández resalta a El abismo en casa de Orlando López Valencia: “…habla de parejas impuras, de las recién conocidas, de las amantes, de las infieles, de las que tienen un instante sólo para sentir, es decir aquellas que han vencido la enfermedad del tiempo”.
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Musa Levis-38
Poemas de:
-César Durán Vanegas (Riosucio)  
“Animales  y hombres distantes por la razón
en los hombres la traición es permanente,
pero el perro duerme cerca de su dueño”.
-Mandrake (Manizales)
“Simplemente ocurrió
Te vi allí
Condensada,
Sin ayer, sin futuro,
Única
Sin odio, sin amor.”
-Guillermo Iván Saldarriaga (Manizales)
“desistamos de llevar
a nuestra última boda sin aliento
estas pieles
que ya parecen trastos viejos”.
-Ómar Castillo (Medellín)
“Lo cierto es lo depredador de nuestra condición;
He tardado para aprehender de la existencia,
Empero el mundo parece cada vez una semilla,
Un día podré dedicarme al olvido.”
-Iván Kano López (Salamina)
“Los que dialogan quedan sin aliento
Coprolalia del estercolero en que ahítan su gula
los gandules de la buitrera que abrasa la verborrea del hastío”
-Ilustraciones del poeta y artista plástico tolimense Marco Alejandro Rico Salas.
 
La Carolita, lunes 28/oct/2013
 
 
© Flóbert Zapata, octubre de 2013

viernes, 25 de octubre de 2013

ETCÉTERA. Por Flóbert Zapata


El mundo se divide siempre en dos.

Los altos y los bajos.

“Los que viven por sus manos y los ricos”.

Los que bailan y los que lloran.

Los que creen y matan y los que creen y no matan.

Los que visten las palabras malas de buenas y los que las desenmascaran.

Los nutridos y los desnutridos.

Los que “trabajan con sus cuatro miembros y saben distinguir los cinco cereales” y los burócratas.

Los que abrazan la mentira y los que abrazan la sinceridad.

Los que huyen de espaldas y los que huyen de frente.

Los perseguidos porque se salen del rebaño y los no perseguidos porque se salen del rebaño.

Las superioridades mentales humildes y las superioridades mentales arrogantes.

Los que se venden barato y los que se venden caro.

Los que matan los celos y los matados por los celos.

Los que aman al diferente y los que se aman sólo a sí mismos.

Los que dan y quitan y los que se quitan y dan.

Los que se perdieron en la poesía y los que perdieron la poesía.

Los que saben decir adiós y los que no saben decir adiós.

Los que encontraron la libertad y entraron y los que encontraron la libertad y se taparon los ojos.

Los que con el pecado vencen a la mentira y los que con la inocencia vencen al pecado.

Los solapados que siempre se han beneficiado de la guerra y los desnudos que siempre la han padecido.

Etcétera.

Y los que reciben la muerte el día del paraíso y los que reciben el paraíso el día de la muerte.

La Carolita, miércoles 25/sep/2013

 

 

(Foto: muro frente al colegio Los Ángeles)

© Flóbert Zapata, octubre de 2013

 





 



 

lunes, 21 de octubre de 2013

Esa flor que nos metemos en el tórax. Por Flóbert Zapata

A juzgar por Los cuatro libros (Ediciones Esquilo), en los tiempos y el contexto de Confucio no existían ni el vegetarianismo ni el animalismo. Pero hay en ellos un pasaje que nos hace preguntarnos si quienes no son buenos con los animales pueden ser buenos con los hombres. Corresponde a Mencio, sabio seguidor ortodoxo de Confucio, en una conversación con un rey (pag. 135). Para qué resumirla, despojarla de la serenidad y ponerla en el afán psicótico de nuestro tiempo, aquí va íntegra.
 
l. El rey Xuan de Qi preguntó: «Se pueden saber las noticias referentes a Huan de Qi y Wen de Jìn. Mencio respondió: «Ninguno de los discípulos de Confucio habló de los asuntos de Huan y Wen, por lo que no se han transmitido a las generaciones posteriores. Yo no los he oído nunca. Si no hablamos de esto, podemos hablar sobre la forma en que deben gobernar los soberanos.»
2. Dijo el rey: «De qué forma se puede practicar la virtud para ser un buen rey.» Mencio
respondió: «El que protege a sus súbditos es rey y no se puede impedir que lo sea.»
3. «¿Acaso mi humilde persona», dijo el rey, «es capaz de proteger al pueblo?» Mencio
contestó: «Sí.» A lo que el rey objetó a su vez: «¿Cómo sabe el maestro que yo sería capaz?» Mencio dijo: «He oído contar a Hú Hé que su majestad, en una ocasión en que sentado en el trono, vio pasar por el fondo de la sala a un hombre que arrastraba una vaca, al preguntar para qué era la vaca y recibir la contestación de que era para consagrar una campana con su sangre, dijo: liberadla, no puedo sufrir su aspecto asustado, como el de un hombre sin culpa al que llevan al suplicio. A esto le contestaron: ¿Debe pues ser abandonada la consagración de la campana? Su Majestad dijo: ¿Cómo podría abandonarse?, usad un cordero en lugar de la vaca. Yo no sé si esto es o no verdad.»
4. El rey dijo: «Sí, es cierto.» Mencio prosiguió: «Esta bondad de corazón le permite a su majestad llegar a ser un verdadero rey. El pueblo en general pensó que su majestad quería ahorrar una vaca, pero yo sé que el rey no podía aguantar aquella visión.»
5. El rey dijo: «Lo que el pueblo veía parecía ser la verdad, pero si bien Qi es un país pequeño, ¿cómo podría yo querer ahorrar una vaca? No es esto, sino que no pude soportar su aspecto de miedo, como el de un hombre sin culpa al que llevan al suplicio. Por eso se usó el cordero para la consagración.»
6. Mencio dijo: «Su majestad no debe extrañarse de que el pueblo haya pensado que quería ahorrarse una vaca, ya que al cambiar un animal grande por uno pequeño, ellos ¿cómo podían saberlo? Si su majestad se dolía del que era llevado a la muerte sin culpa, ¿por qué elegir entre una vaca y un cordero?» El rey respondió riendo: «¿Cómo podía ser éste mi verdadero pensamiento? Yo no quería ahorrar riquezas, pero como cambié la vaca por el cordero, es normal que el pueblo pensara que yo era un avaro.»
7. Mencio dijo: «No hay mal en esto, se trata de un artificio de benevolencia. Su Majestad había visto la vaca y no el cordero. El hombre superior en su relación con los animales, si los ha visto vivos no puede soportar verlos muertos, si ha oído sus sonidos de agonía no puede comer su carne. Por ello, el hombre superior se mantiene alejado de sus
cocinas.»
 
El poeta símbolo del conservatismo antioqueño Epifanio Mejía, escribe dos importantes poemas de la  lengua española, excéntricos por su carácter oriental: La muerte del novillo y La tórtola.  La compasión hacia los animales latente en ellos lo convierte en un Xuan de Qi de la poesía colombiana de finales del siglo XIX y principios del XX. Baja de la nube humanista y se torna humano, en el sentido que señala Rafael Reig en la nota Sobre los buenos sentimientos y la poesía, leída en El Malpensante.
El primer cuarteto de La tórtola habla de la madre buena, como la de Mencio que por el amor y la educación que prodigó a su hijo se erigió en el ejemplo a seguir por las madres chinas. En el tercer cuarteto triunfan sonrientes como siempre la codicia sobre la belleza y las armas sobre la vida.
 
LA TÓRTOLA
Joven aún entre las verdes ramas
de secas pajas fabricó su nido;
la vio la noche calentar sus huevos;
la vio la aurora acariciar sus hijos.
 
Batió sus alas y cruzó el espacio,
buscó alimento en los lejanos riscos;
trajo de frutas la garganta llena
y con arrullos despertó a sus hijos.
 
El cazador la contempló dichosa...
¡y sin embargo disparó su tiro!
Ella, la pobre, en su agonía de muerte
abrió sus alas y cubrió a sus hijos.
 
Toda la noche la pasó gimiendo
su compañero en el laurel vecino...
cuando la aurora apareció en el cielo
bañó de perlas el hogar ya frío.
 
Hasta la llegada de la pistola neumática hace poco, las reses se mataban exactamente como  describe Epifanio: les ataban los pies por pares con un lazo, les hacían perder el equilibrio, les volteaban la cabeza para despejar el cuello y que el cuchillo entrara expedito por la vena yugular, cuya sangre a chorro se recogía en un balde. De niño vi todo esto y recordarlo me trae cegadora polvareda de locura. Hoy los niños creen que los filetes de carne que se comen crecen en las ramas como los duraznos. M. Trujillo llevó unos escolares citadinos a un ordeñadero rural en Cali y no podían creer que la leche saliera de las ubres de las vacas; alguno vomitó, todos juraron no volver a tomarla, ¡gas! No nos encontramos ante un poema idealista sino ante un poema documental. La quinta estrofa, de posible apariencia ilusoria, se ciñe a la realidad. Un ganadero en Manizales, como  Xuan de Qi o Epifanio, se deprime el día que va a su finca y señala la res semanal que vende para que sacrifiquen. Enseguida las otras reses se reúnen, hacen junta lúgubre, dejan sentir en el aire su dolor: “Los brutos tienen corazón sensible, por eso lloran la común desgracia”. Quien ame su mascota sabe perfectamente que los animales tienen alma, distinta de la humana y a veces probadamente mejor. En lo de Reig se cita un poema del médico Gottfried Benn: le hace la autopsia al cadáver de un hombre al que le pusieron una flor en la boca y al cerrarle tórax le deja la flor adentro. La res es esa flor que nos metemos en el tórax a pedacitos.  
 
LA MUERTE DEL NOVILLO
Ya prisionero y maniatado y triste
sobre la tierra quejumbroso brama
el más hermoso
de la fértil vega
blanco novillo de tendidas astas.
Llega el verdugo de cuchillo armado;
el bruto ve con timidez el arma;
rompe el acero palpitantes nervios;
chorros de sangre la maleza esmaltan.
Retira el hombre el musculoso brazo;
el arma brilla purpurina y blanca;
se queja el bruto y forcejando tiembla,
el ojo enturbia... y la existencia exhala.
Remolineando por el aire, vuelan
los negros guales de cabeza calva;
fijan el ojo en el extenso llano
y al matadero, desbandados, bajan.
Brama escarbando el arrogante toro
que oye la queja en la vecina pampa,
y densas nubes de revuelto polvo
tira en la piel de sus lustrosas ancas.
Poblando el valle de bramidos tristes
corre el ganado por las verdes faldas,
huele la sangre... y el olor a muerte
quejas y gritos de dolor le arranca.
Los brutos tienen corazón sensible,
por eso lloran la común desgracia
en ese clamoroso de profundis
que todos ellos a los vientos lanzan.
 
Nace la motivación para hacer esta nota de las páginas 40 y 41 de la revista Mefisto-72, en las que se publican los poemas comentados de Epifanio Mejía, además de Sobre el musgo reseco y Año nuevo, en el que se insinúa que la guerra nos devasta a todos y no sólo a los vencidos. Afirma Hernando López Yepes sobre su director: “Pronto la convirtió en tribuna para las nuevas voces; para los escritores excluidos, para las ovejas negras de la literatura y el pensamiento; para quienes han sido sometidos al silencio por los sepultureros de las letras”. Según el contenido y el espíritu de este número, y tengo otras cuatro ediciones para mirar, las citadas palabras gozan de plena objetividad.  Se rompe el sueño minoritario de la unanimidad, demuestra que en un buen director de revista debe coexistir un pensador.
 
 
La Carolita, lunes 21/oct/2013
© Flóbert Zapata, octubre de 2013

viernes, 18 de octubre de 2013

Porque se le ven las arrugas. Por Flóbert Zapata

(Del poeta y artista plástico tolimense Marco Alejandro Rico Salas)

Hace poco gateaba,  camina unos pasos y se va de bruces, si conversa con las compañeras de pie debe recostarse a la pared para no caer. No hablo de una bebé sino de una adulta, empleada oficial de T. Estuvo cuatro meses incapacitada por fractura de cráneo, lleva varias operaciones, se reincorporó esta semana. ¿Qué le pasó? Bajaba las escalas que baja siempre para llegar a su casa en el barrio La Arboleda, irrumpió corriendo una patota de hinchas del Once Caldas y se la llevó por delante. La imagino cerca de la muerte en el suelo. Si accede a contarme los detalles haré un relato más amplio. ¿La cabeza golpeó contra el filo, la patearon o le arrojaron una roca? Por qué pregunto, porque estuve con Holocausto en una final en Ibagué, haciendo una crónica que tengo en borrador, alguno llevaba rocas recogidas en las paradas de la carretera y apenas contenía el deseo de arrojárselas a indiferentes transeúntes sin camiseta. Esto me lo contó una amiga suya. Los días de partido se volvieron peligrosos, cuídate, enciérrate, reza.  

En el bello y presente Ariel, José Enrique Rodó nos muestra el secreto para que en Grecia nacieran la ciencia curiosa, el pensamiento salvaje, la estética más grande, las raíces de la democracia: “Hubo una vez en que los atributos de la juventud humana se hicieron, más que en ninguna otra, los atributos de un pueblo, los caracteres de una civilización, y en que un soplo de adolescencia encantadora pasó rozando la frente serena de una raza”. Hoy el joven sin oportunidades se convierte en “Indolente soldado que milita bajo las banderas de la muerte (verso citado por Rodó sin mencionar su autor)” y sus atributos oscuros convierten la ciudad en una Grecia desconocida de sangre y miedo. Qué lejos llegamos a estar de la alegría y qué cerca de la senectud. La ciudad es también esa muchacha a la que hay que hacerle el amor vestida,  no se quita la ropa porque se le ven las arrugas.

 

La Carolita, viernes 18/oct/2013

© Flóbert Zapata, octubre de 2013