domingo, 28 de febrero de 2010

ENTRE CONOCIDOS: MEIRA DELMAR

A Gabriel García Márquez

Cuando un poeta conocido muere y lo leemos, porque ya no es nuestro competidor o nuestro íntimo, con toda calma, compasivos, lejos de la intriga o el fervor caliente, aunque no faltan quienes recelen de los cadáveres o los abrumen.
Cuando un poeta conocido muere y lo leemos, sorprendidos de lo ligeros que fuimos en nuestros juicios y prejuicios como injustos en nuestro olvido e indiferencia secreta.
Cuando un poeta conocido muere exactamente como sus consocios lo haremos, despojados de rutilancia, pompa o poder y constatamos lo inútil de esperar más que lo que a él le dimos y le damos.
Cuando un poeta conocido muere y comprobamos que nada hay más irreal que el lino delgado que entre la página y la mirada impone el ego hinchado bajo la ilusión de inmortalidad.
Cuando un poeta conocido muere y lo leemos como quisiéramos ser leídos pero sobre todo como él lo merecía.

SOLEDAD
Nada igual a esta dicha
de sentirme tan sola
en mitad de la tarde
y en mitad del trigal;
bajo el cielo de estío
y en los brazos del viento,
soy una espiga más.

Nada tengo en el alma.
Ni una pena pequeña
ni un recuerdo lejano
que me hiciera soñar…
Sólo tengo esta dicha
de estar sola en la tarde
con la tarde no más.
Meira Delmar

Soledad positiva y serena a cambio de queja levantisca, exaltación a cambio de miedo, ocurrida en el paisaje, recambio del que Lorca observa en la Despedida desde el balcón. Más allá de la pasión naturalista trasposición del cuerpo y el tallo, la tarde y la vida, la inteligencia y la sensibilidad, la pulpa y la carne, el verde y el temblor.

La soledad deja de herir, comienza el vaciamiento del humano hacia la espiga, de la espiga hacia el humano, doble identidad en la mitad del universo.

Suave arquitectura clásica heptasílaba de igual rima en la declaración final de cada bloque estrófico con el adverbio “más” despojador y asertivo.

Nos encontramos ante un poema afincado en las cuatro nobles verdades, que nos recuerda que urge una antología de poesía colombiana desde esta perspectiva, sabido que todos somos inocentes de manera natural mientras que la temprana cultura llega y arrasa y que muchos logran recuperarse o crear desde lo intocado como en este poema Meira Delmar, (tomado de Alguien pasa, la antología publicada por la Universidad Externado de Colombia y El Malpensante).

© 2010 Flóbert Zapata
Manizales, sábado 27 de febrero del 2010

jueves, 18 de febrero de 2010

LOS POLÍTICOS

Ahí están, traje nuevo en la sonrisa y la mentira, los políticos, tan incansables para llevarnos junto a ellos al infierno, con tal que les asignen un penthouse con aire acondicionado. Los nuevos tan iguales a los que reemplazan que no les falta sino el apellido, aunque a veces ni eso. Nada le puede ofrecer su falta de ideas a una sociedad herida de desempleo y pobreza aunque, como se sabe, toda regla tiene su excepción: los que conservan algo o mucho de ese bien extraño llamado dignidad. Pero es tan difícil reconocerlos entre el plástico follaje publicitario que aun los expertos se equivocan. Ante este azar las elecciones no tiene nada de distinto a una rifa: sólo se benefician dos, el que la hace y el que se la gana.
© 2010 Flóbert Zapata