miércoles, 28 de marzo de 2012

CUANDO VOY POR LA CALLE NO ME ACUERDO DE TI. Por Flóbert Zapata

Cuando voy por la calle no sé si ponerle cuidado a las mierdas de los perros o a los atracadores.
Las mierdas de los perros, esas atracadoras de la tranquilidad cuando las piso.
Los atracadores, esas mierdas originadas en la exclusión y la falta de oportunidades.
© Flóbert Zapata marzo del 2012

martes, 13 de marzo de 2012

QUE NOS RECUERDEN A LAS MARIPOSAS. Por Flóbert Zapata

“De acuerdo con el decreto 1722 del 16 de julio de 1942, todas las escuelas deben iniciar sus tareas el primer lunes de cada mes con un acto breve pero solemne durante el cual se ice el Pabellón de la Patria a los acordes del himno nacional entonado por toda la comunidad”.

Lo que se llama Izada de Bandera en las escuelas. Bien por el nombre, que la palabra pabellón se ha tornado lejana.

Nada más preciso: breve. Pero las maestras de B. U., como otras, las hacen extensas, hasta de dos horas, de una quedarían aburridas, con sabor de apátridas, y de apóstatas. ¿Qué cosas no les meten?, todas apolilladas, acartonadas, olorosas a alcanfor, pelucas con talco, generalmente en mezcla con números religiosos. Cartulinas con inscripciones leídas mecánicamente por dulces rostros inocentes. Canciones desafinadas porque no hay profesor de música. Obras de teatro insoportables porque no hay profesor de teatro. Poemas de los más alejados en el tiempo y la forma porque de eso se trata, de matar la poesía. Danzas de pobre ritmo porque no hay profesor de danza. El himno de rigor y tres de más: a Colombia, a Caldas, a Manizales, al colegio, y si pueden enciman otro. Etc.

Solemnidad, una palabra tan difícil que aun el diccionario viola el canon de que en la definición no debe entrar lo definido.

f. Cualidad de solemne:

la presencia del obispo revistió de solemnidad el acto.

Acto o ceremonia solemne:

se vistió de gala para la solemnidad.

Festividad eclesiástica:

solemnidad de Pascua.

Porque no hay nada más cercano al ridículo que ciertas solemnidades excesivas o viciadas. En todo caso la solemnidad buena excluye la rigidez y la fuerza. El amor nace de la seducción y no de la imposición, ¿o de qué otro sentimiento se trata, señoras energúmenas?

Y luego viene el Rector santanderista (si no lo invitan no las perdona, si no va no le perdonan) a ensalzar a las maestras, a ponerlas de ejemplo, las epónimas, las matronas, babeante de adjetivos huecos, elogiando la disciplina marcial durante el acto, alimentando el fetiche, haciéndolo ley, penalizando moralmente al que lo incumpla, incapaz de resaltar su verdadero valor: la oportunidad de que los niños salgan a escena, lo que podría conseguirse de manera más humana y sin tantos abalorios descascarados y con barniz. Continúa el vacío crítico, la incapacidad para generar vida y no sólo recuerdos. Como si la historia de Colombia y del mundo remansara en vez de incendiarse de guerras y dolor. Por supuesto que maestros de pensamiento distinto podrían hacer maravillas en este espacio pero no disponen del más importante de los recursos, el tiempo, sin el cual todo intento de creación termina en repetición

Este tipo preciso de inconvenientes izadas de bandera constituyen la tradición de más urgente escrutinio en los centros educativos, si queremos recobrar su significado más genuino y bello: oír una música que hable de libertad (“si el sol alumbra a todos, justicia es libertad”) y ver ondeadas por el viento unas telas de colores que nos recuerden a las mariposas.

© Flóbert Zapata marzo del 2012

sábado, 10 de marzo de 2012

DÉJALA, DÉJALA, DÉJALA, NO TIENE CORAZÓN, MALA MUJER. Por Flóbert Zapata

“Mátala, mátala, mátala, no tiene corazón, mala mujer”

Colombiano, nunca mates a una mujer. Qué orgullo mostrar a Colombia como el único país del mundo en el que los hombres no matan a las mujeres en vez de la puntera y apocada realidad de hoy.

No hay ninguna justificación para matar a una mujer. Mienten los que dicen que hay justificación para matar a una mujer. Desobedécele a quien diga esto: militar, sacerdote, maestro, médico, escritor, padre, hermano.

Te miente miserablemente, te enreda, te pone a alucinar, quien mete en tu inconsciente que se puede matar a una mujer. Rebélate, di No, míralo a los ojos y grítale Tramposo. Acúsalo de incitación al feminicidio.

Recuerda que tu mamá es una mujer, que tu hermana es una mujer, que tu hija es una mujer, que tu tía es una mujer. Pregúntate si te gustaría que les metieran setenta puñaladas, que las agarraran a bala, que las ahorcaran.

Te cincelaron en la cabeza que tienes el derecho de matar a una mujer, te lavaron el cerebro, corrompieron tu bondad natural quienes te enseñaron que se puede matar a una mujer, te hicieron instrumento de su maldad.

Cuando sientas deseos de matar a una mujer huye, corre sin rumbo, no pares nunca. Verás cómo el impulso se debilita, desaparece, muere, se vuelve humo, neblina. En algún lugar del camino recuperarás la conciencia.

Que cuando te llegue la hora de morir puedas contar entre tus bondades que nunca mataste a una mujer. Envenénate, tírate al vacío si tu dolor no cabe en tu cuerpo pero nunca levantes la mano contra una mujer.

Sin embargo, si puedes, convéncete de que todo sufrimiento de amor nace en la irrealidad. Anula tu sistema de creencias y desaparecerá todo dolor. Arranca para siempre del diccionario de tu vida el verbo matar.

Tu felicidad no debe depender de otra persona, llámese amante, novia, esposa. Disfrútala mientras esté a tu lado pero respeta su decisión de partir cuando lo desee. No le impongas cadenas de sueño al corazón.

Viva como viva, traicione como traicione, olvide como olvide, piense como piense, desatine como desatine, abandone como abandone, desame como desame, sienta como sienta, falsee como falsee, nunca mates a una mujer.

Déjala, déjala, déjala, no tiene corazón, mala mujer.

© Flóbert Zapata marzo del 2012

miércoles, 7 de marzo de 2012

HENRY ZAPATA. Por Flóbert Zapata

Gracias por enseñarme que los cadáveres son hermosos aun sin ojos verdes ni compasión.

Al fin pudimos hablar de tu ocupado delirio de dios familiar.

Dejamos para siempre de ser buenos hermanos y malos amigos.

Nos fumamos por primera vez juntos y delante de todos el secreto que guardaba cada uno por su lado.

Ya no te asolará el terror de imaginar a tus hijos durmiendo en una acera, comprobaste que no dolía tanto.

Nos pregunta la vida por qué nunca nos tomamos una foto solos y abrazados.

Comienzo en ti el no camino, terco buda de piedra.

© Flóbert Zapata marzo del 2012

VIERNES CON KOAN. Por Flóbert Zapata

A Leandro Loaiza

14 de febrero, media mañana. De regreso a pie de Dismelec, donde fui para pedirle un correo a Julio César Alzate que necesitaba Oswaldo Sauma. Pasé por La Esperanza. Cerrada, limpia de canceles con los sabidos afiches de riguroso negro y blanco, un día la página que resumirá el voluminoso libro de una vida infinita y desmemoriada. A la muchacha de la sencilla floristería del frente, que recibía el leve sol sentada casi en la acera, le pregunto a qué horas abren.

─Cuando haya velación.

─O sea que hoy no hay muerto.

─No.

─¡Qué día tan lindo!

Comprende como si me esperara, nuestras miradas gimen agua de un solo río, seguir arruinaría la luz súbita que se detuvo para siempre al modo de una fotografía, nos despedimos en la mitad de un koan no buscado, enraizamos al alejarnos. Informa el médico endocrinólogo Deepak Chopra que los lunes a las nueve de la mañana muere la mayor cantidad de gente en el mundo, ahora deberá saber que los viernes a las diez de la mañana ciertas altas, voraces puertas cerradas denuncian felicidad posible.

© Flóbert Zapata marzo del 2012

jueves, 1 de marzo de 2012

ENAMORARSE DEL PARAÍSO. Por Flóbert Zapata

Los pobres del país más rico de la tierra serán siempre los pobres más desgraciados de la tierra porque teniendo compatriotas tan acumuladores de basura no reciben su goteo. No tienen hacia donde huir porque nada hay después del paraíso y devolverse avergüenza. Acabarán exhaustos de no encontrar sonrisa para acompañar sus personales relatos de cómo los obligaron a enamorarse del paraíso y cuándo decidieron morir con él.

Lunes 27 de febrero del 2010

© Flóbert Zapata febrero del 2012