viernes, 29 de noviembre de 2013

El tonto maestro de colegio y la alumna tonta. Por Flóbert Zapata

Dedicado a Carlos Alberto Castrillón
 
Me gustaba con el cabello largo, lo lleva corto.
Me gustaba con la nariz aguileña, se la hizo corregir.
Le gustaba de cabello negro, tengo canas.
Le gustaba convencional, me volví casi hippie.
Tenemos dos hijos adultos,
ya no tenemos fuerzas para abandonarnos.
Evitando enloquecer, cada tanto hago algo que la enoja;
cada tanto hace lo que más me enoja:
humillarme sexualmente.
Cuando ya he olvidado la forma de sus nalgas
llega como quien se ha tornado pacífico para siempre,
gata que me soba las pantorrillas.
Me entrega de nuevo su cuerpo para que no me vaya,
acepto de nuevo su cuerpo mientras me voy.
No me importa su humildad, aparente porque la conozco;
no le importa mi cinismo porque no me reconoce.
Así volvemos otra vez al principio:
el tonto maestro de colegio que se enamora de la alumna tonta.
 
Me gustaba con el cabello largo, lo lleva corto. Me gustaba con la nariz aguileña, se la hizo corregir. Le gustaba de cabello negro, tengo canas. Le gustaba convencional, me volví casi hippie. Tenemos dos hijos adultos, ya no tenemos fuerzas para abandonarnos. Evitando enloquecer, cada tanto hago algo que la enoja; cada tanto hace lo que más me enoja: humillarme sexualmente. Cuando ya he olvidado la forma de sus nalgas llega como quien se ha tornado pacífico para siempre,  gata que me soba las pantorrillas. Me entrega de nuevo su cuerpo para que no me vaya, acepto de nuevo su cuerpo mientras me voy. No me importa su humildad, aparente porque la conozco; no le importa mi cinismo porque no me reconoce. Así volvemos otra vez al principio: el tonto maestro de colegio que se enamora de la alumna tonta.
Montería, miércoles 4/noviembre/2013
 
 
© Flóbert Zapata, noviembre de 2013

Después de nueve horas. Por Flóbert Zapata

Guillermo Panesso, diseñador gráfico, que se fuma cuatro cigarrillos al día, tuvo que salir de afán hacia el trabajo ayer por la mañana y no le quedó tiempo, porque por el sector no se consigue fácil una tienda, de salir a comprar un Derbi-10 para fumarse el de después del desayuno. “En el descanso me lo fumo afuera”, se dijo. Pero lo cogieron cortico para que entregara un libro urgente de la biblioteca de Anserma y no tuvo descanso. A las doce debía ir donde su anciana mamá por los lados de Alta Suiza a hacerle el almuerzo y antes de coger la buseta se lo fumaría pero Elías, el gerente, que lo podía dejar de paso, se ofreció a llevarlo en su particular, aunque ya, porque no tenía tiempo de nada y ¡cómo desaprovechaba esa oportunidad, con la horrible congestión del mediodía! A la una y veinte, camino a coger la buseta de regreso y a comprar el Derbi-10, alguien le pitó, era Elías de nuevo, y ¿quién desprecia al jefe? Entró a Editorial La Pluma, prendió los equipos para salir luego a fumarse el cigarrillo y se largó de repente un aguacero tan fuerte que el torrente se subía a la acera y llegaba hasta el muro de ladrillo a la vista.  Con el agua debilitada y terca, aunque se mojara los zapatos y las botas del pantalón, salió a fumarse el cigarrillo en el puesto de dulces de la esquina y bajo el techo del paradero. Después de nueve horas, que para un fumador equivalen a nueve años.  

La Carolita, jueves 21/nov/2013

 

 (Foto: pintada de muros por la Plaza de Toros, Manizales)

© Flóbert Zapata, noviembre de 2013


jueves, 28 de noviembre de 2013

Ese silencio tuyo. Por Flóbert Zapata

(Jardín de El cable, Manizales)

Ese silencio tuyo prueba varias cosas.

Que tú tienes alma y que yo no tengo alma.

Que tú te equivocas y eres feliz.

Que yo me equivoco y soy triste.

 

© Flóbert Zapata, noviembre de 2013

 

La sustancia que finge el llanto. Por Flóbert Zapata


1
¿Te ha pasado que entre tus amigos esté tu peor enemigo?, ¿no te ha pasado?, entonces sólo conoces la tristeza cuando se mezcla con la sustancia que finge el llanto y la decepción. Es tu peor enemigo porque nunca podrás desenmascararlo, pública y repetidamente da muestras de su hondo aprecio por ti, ah, contramaestre de los jueces abyectos y de los poderosos dispensadores de patógenos y camelos, traidor de la parte buena de la moneda y de la cara limpia del dios que cuelga en su pecho con la vaga sensación del ahorcado. El día que te enfermes te visita y ya solo en su cuarto danza para que tu mal no tenga reversa. Sabe danzar, no hay un solo filisteo que no sepa danzar, para que llamen niestzscheano al “bueno y justo”. La venganza acaece simple con este espécimen, desearle una larga vida, no morir en su corazón. ¡Qué mundo hemos construido, en el que la supervivencia consiste en no dejarte matar de los amigos¡

2
¿No te ha pasado que entre tus amigos esté tu peor enemigo? Una razón va en tu búsqueda, estas cosas sólo le pasan a quienes viven distinto, tienen criterio propio porque espulgan la realidad con la puerta abierta a las ideas y la historia, asumen un destino autoelegido y no dictado por el gas normalizador y se comprometen con el sueño del amor universal, en el que en vez de morir cada uno contra cada uno se levante el canto de todos para todos.  Ellos padecen estos amigos,  estos vecinos, estos jefes,  estos compañeros de trabajo, estos colegas, estos momificadores de la fuerza de los ríos y del color del mar, esta especie en cuyo cuerpo crecen caparazones inútiles y garras estorbosas, tristes teatros de la histeria legitimada.

3
Ya te pasará, ya te convertirás en lobo estepario con restos de hoja de coca en los dientes, tarde para que no tengas energía ni tiempo de contarlo, y si no te pasa implora esa clemencia que sólo otorgan las condecoraciones, la sinecura y  la serotonina que producen la envidia y la rapacidad, la confusión y el miedo a la felicidad formulado en imprudencia. Otra cosa, querrás burlarte de ti mismo y ni siquiera ese don te concederán pero a cambio te conceden la visión del hombre que patea a su gato y del que salió a vender su perro y como nadie lo compraba lo mata y se lo come: “Con los animales no hay comedia, son como son. Por lo general los animales están tristes y cuando un hombre está muy triste porque alguna vez, por un momento, se dará cuenta de cómo es todo, cómo es la vida entera, entonces parece siempre un poco el animal, tiene un aspecto de tristeza pero es más justo y más hermoso que nunca. Hermann Hesse

La Carolita, miércoles 27/nov/2013.  

 

 

© Flóbert Zapata, noviembre de 2013

 

miércoles, 27 de noviembre de 2013

EFECTOS SECUNDARIOS. Por Flóbert Zapata

El pequeño y herido David le dio muerte al gigante y poderoso Goliat con una honda. Luego tomó hormonas europeo-americanas y se volvió gigante, muchas veces más grande que Goliat. La rutina de gimnasio hizo sus músculos temibles. Y se volvió malo como Goliat, cayó en la aporía, la ambición y los delirios de grandeza, efectos secundarios de la droga. Y destructivo como Goliat. Y ambicioso como Goliat. Y soberbio como Goliat. E iracundo como Goliat. Oculto en una cueva un pequeño palestino prepara su honda.

La Carolita, lunes 11/nov/2013




 
(Foto: pintada por la Plaza de Toros, Manizales)




© Flóbert Zapata, noviembre de 2013


martes, 26 de noviembre de 2013

Un enterrado camina por la Veintitrés. Por Flóbert Zapata


UN HOMENAJE

El capítulo XV de Risaralda, de Bernardo Arias Trujillo, está dedicado casi íntegramente a un gran manizaleño, realiza un homenaje a Francisco Jaramillo Ochoa, colonizador de la selva a la ribera del Cauca para que surgiera esa arcadia llamada Portobelo, donde ejercerá la jefatura de vaquería Juan Manuel Vallejo, futuro novio de la sulamita sopingueña La Canchelo, también Manizaleño, planeta del sistema solar de la novela, al lado de estos otros: Pacha Durán, la vaquería, la naturaleza, la colonización, el alma del negro de esa región, Víctor Malo, Juancho Marín, la charanga, el desplazamiento, la ley de la fuerza, el choque de culturas, el cambio de nombre de Sopinga por La Virginia, el coplerío.  La Canchelo (Carmelita Durán, hija de la Pacha) no alcanza a convertirse en planeta, podemos caracterizarla como luna de Saturno. ¿Y cuál es el sol? El sol es la pluma de Bernardo Arias Trujillo. Justo este homenaje a Jaramillo Ochoa frente a otros que inmerecidamente se hacen grabar en el mármol de la gloria, fachendosos y dinerosos (aquí utilizo dos adjetivos del libro, fieles al primer renglón de la banda sonora hecha por Romain Rolland: “Hablas a todos, debes pues utilizar el lenguaje de todos”). Anota Arias Trujillo “La República debería coronar sus sienes consulares con el laurel cívico”. ¡Qué honor de flor de loto, qué felicidad para este hombre que no permitió que el dinero y el progreso que generara le dieran la espalda a la bondad y la justicia: compraba las tierras en vez de robarlas, otorga indemnizaciones, contemporiza! Pero con Bernardo Arias Trujillo no ha habido justicia sino egoísmo fiero, hace parte de los escritores enterrados colombianos. Los grandes escritores se dividen en dos, los enterrados y los que están en lista para enterrar. ¿Quiénes los entierran? Muchos, una red, la pala mayor la accionan los escritores que están listos para el vaciado de su propia estatua, viciosos del lucro metafísico. El que quiera conocer a los enterrados debe hacerse buscador de túmulos y ejercitarse en una larga paciencia quizá defraudada y siempre heroica. Por fortuna Lucio Michaelis ha reeditado a Bernardo, le ha quitado la tierra de encima y lo pone de nuevo a caminar por la carrera Veintitrés de la lengua española, por el Caldas viejo de la imaginación humana.

 

EL EPÍGRAFE

Los mejores epígrafes, las mejores citas, hacen parte substancial de una obra, esto quiere decir que si se suprimen mutilan la obra, como se mutilaría una película al proyectarla sin su movietone. Bernardo, consciente de esto, incluye la cita de Rolland al interior y no antes de que comience propiamente la novela, la hace parte del  organismo, asentamiento, como la selva virgen se dejará llamar Sopinga, como el valle  del Risaralda acoge a los negros que huyen de las guerras civiles, de la esclavitud y de la inmisericordia blanca.

Otra parte de esa fundamental referencia, “hay que hablar como hombre y no como artista”, que revela el don autocrítico de Bernardo, nos da una herramienta para la valoración de cualquier escritor: ¿se encuentra el escritor en su obra, desprecia la realidad, evade la confidencia de su identidad? Al leer esta composición "de negredumbre y vaquería”, sabemos qué ideas tiene Bernardo, lo mismo que si nos sentáramos a tomar café con él en La Cigarra.   Lo hace en la atmósfera general, en el tratamiento de los temas, en la elección de las historias y en momentos específicos que hablan por sí solos en su brevedad, distantes y armónicos, señuelos de una ideología sugerida unidos por un hilo invisible.

Para exaltar el machete, apela a Tomás Cipriano de Mosquera y Benjamín Herrera, santos para el Partido Liberal y demonios para el Partido Conservador (Pág 133). 

Sólo mencionándolo dos veces el espíritu bolivariano recorre todo el valle de la crónica: “Bolívar pulsó tus cuerdas con esas sus manos próceres expertas en caricias y en batallas. Pág 186”, “Hasta Su excelencia, el señor don Simón Bolívar, con ser que era sobrio, se volcaba sus copitas de aguardiente, bajo la ruana sabanera, antes de hundir las espuelas al caballo y adentrarse a la batalla. Pág 237”.

Como tensó la prosa para exaltar el machete, el aguardiente y la canoa la tensa para exaltar el tiple, esta vez desde las dos orillas: “tiple liberal y ravacholista en cuyas cuerdas duerme siempre un bambuco demagógico” (Ravachol, anarquista francés),  “tiple conservador y promesero, godo y ultramontano que va siempre adelante, abriendo caminos de esperanza a los indios taciturnos que se dirigen al santuario boyacense a rezar a la virgen chibcha en peregrinación suplicatoria”.

A Pedro Juan Ramírez, alias Mi Padre, contratado para cazar al mítico Víctor Malo, especie de Pablo Escobar de la cuatrería pero que nunca mataba por la espalda, le describe así los bigotes: “poblados como un corregimiento, montaban guardia de adustez sobre el grueso labio mulato, un labio conservador y reaccionario que traducía exactamente la violencia clerical del régimen. Pág 245”.

Un ensotanado, que luego ascendió a obispo de Manizales, pasó momentos amargos con la libertad cimarrona que rechazaba la religión cristiana porque le bastaba con sus monicongos africanos: “Y apenas se recogió el buen cura, fuéronse a la capilla unos jaques bienhumorados, desnudaron el cadáver de una vieja que el día anterior había muerto, la amarraron cabeza-abajo de las cuerdas de las campanas, y cuando a las cuatro del alba el Padre Hoyos fue a repicar para llamar a misa, quedó aterrado de ese espectáculo macabro, por lo cual tomó las de Villadiego, precipitadamente, dejando atrás alforjas, escuderos y cuantas intenciones había traído para el buen logro de su cruzada misionera. Pág 109”.

Con buena dosificación, encontramos expresiones de extirpe rebelde: “zumo de marihuana Pág 143”, “vida proletaria, Pág 183”, “la luna burguesa, Pág 174”.

Un japonés va caminando, encuentra una piedra con forma artística y le coloca la firma. Su autoría reside en el mérito del descubrimiento. En nuestro caso el mérito de Arias Trujillo al incorporar coplas reside en la acertada selección: “Mi siñora, la chiquita,/ no me venda su mercé:/ yo le lavo la ropita/ y le cocino también. Pág 102”.

El sanitario contertulio deja ver con quién estamos hablando, tras de lo cual podemos tomar la decisión de abandonar la conversación o seguirla. El departamento de Caldas, por lo menos el que toma las decisiones de todos, ha decidió abandonar la conversación propuesta por Risaralda y no recomendarla, actitud a través de la cual sabemos cómo piensa ese sector.

Si quieres acercarte a la mente de un ser ve directamente a él, o pregunta, pero sabe que podrán entregarte verdad o mentira,  deformación o fidelidad, lo neutro o lo sesgado, sabe que milenariamente la verdad siempre ha actuado de víctima y la mentira de victimaria, que la verdad se arrincona, se repliega, se aquieta, se deja invisibilizar, plenamente enamorada de su esencia de humus, sabe que la mentira se viste de verdad y que llama mentirosa a la verdad y que todos le creen porque domina las artes del engaño y la manipulación, sabe que el arte del triunfo es el arte de la calumnia y que la calumnia siempre ha gobernado el mundo, que los medios de comunicación hoy componen la misma vieja calumnia con tecnología de punta.

Si quieres acercarte a la persona de un escritor ve a sus obras. Si no conversa en ellas entonces no te encuentras frente a un  escritor sino frente a un comediante, que sólo deja hablar al artista y reprime al hombre. Exculpados quedan en Colombia los escritores que no hablan para salvar la vida individual.  Los otros, los Bernardo Arias Trujillo, ofrendan la vida para salvar la vida de todos. En esta postura su grandeza. En esta grandeza la esperanza.  

La Carolita, martes 26/nov/2013

 

 

© Flóbert Zapata, noviembre de 2013
 


 

domingo, 24 de noviembre de 2013

Si lo recibes. Por Flóbert Zapata

Si no me vendes algo no me conoces. Si no te compro no me sientes. El futuro se lee en las monedas. Quererte es comprarte sin que lo sepas. Venderte es simular que aún te quiero. Recelas de mi corazón porque te lo regalo. Te lo regalo porque no vale nada. Comenzará a valer si lo recibes.
 
Si no me vendes algo
no me conoces.
Si no te compro no me sientes.
El futuro se lee en las monedas.
Quererte es comprarte
sin que lo sepas.
Venderte es simular que aún te quiero.
Recelas de mi corazón
porque te lo regalo.
Te lo regalo
porque no vale nada.
Comenzará a valer si lo recibes.
La Carolita, martes 13/ago/2013
 
© Flóbert Zapata, noviembre de 2013

Hechos puntuales. Por Flóbert Zapata

(Obra de arte por El Cable, Manizales)


-Anunció la construcción de 100 mil viviendas gratis para los más pobres, los que no pueden gritar por la confusión y porque no tienen alientos. Las empleadas domésticas, los vigilantes, los asalariados mínimos con suerte en la rifa, tendrán un apartamento como sus patrones. En la sola cuadra de mi casa nueve familias pagan arriendo, una de ellas empleada de una empresa de vigilancia privada, otro empleado de un lavadero de carros con manguera, por todos lados el arrendamiento se lleva la platica de la comida. En Manizales lastra la desarmonía entre la oferta y la demanda, un apartaestudio, o apartaestuche, por Expoferias vale 105 millones y su arrendamiento 900 mil pesos.  Las 100 mil constituyen un símbolo bueno, aunque no pase de símbolo, en un país con veinte millones de pálidos y nueve millones de personas que sólo comen lo que encuentran en las canecas y bolsas de la basura.

 

Un poco de compasión,

porque de eso no dan tanto,

no basta pero algo es algo,

Nueva Granada del Llanto.

 

-Sabe sonreír y se pone pantalones de colores en un país de políticos lúgubres y endomingados.

-Fumó marihuana en el colegio, como su colega Obama, lo que le quita una superstición del hombro.

-Porque realiza el proceso de paz Álvaro Uribe lo llama dictador Castro-Chavista. La ONU secunda el proceso de paz, a la ONU hay que llamarla dictadura Castro-chavista. A insultar no aprende cualquiera. El Papa no ve bien que los curas anden en costosos carros último modelo, al Papa hay que llamarlo Castro-chavista. Conozco curas además con varias propiedades inmobiliarias y condominio campestre. Y los conozco desprendidos como Alberto Restrepo, el que escribió Raíces aldeanas de la corrupción, antioqueño.

-Restableció las relaciones políticas y económicas con la hermana república de Venezuela. El día que Suramérica se una toda en un bloque, respetando las diferencias, porque los cinco dedos de la mano no son iguales, como enseña la expresión, dejará la esclavitud de vender barato y comprar caro y la dignidad tocará a la puerta.

-El gobierno está contento con el proceso de paz, el ELN está contento con el proceso de paz, las Farc están contentas con el proceso de paz, Álvaro Uribe sabotea el proceso de paz. Estos cuatro indicadores prueban que en el proceso de paz subyace alguna esperanza contra la predestinación macabra de la violencia en Colombia.

 

Aunque santos ya no hay

él tiene un poco de santo:

a la Babel que es Colombia

le da letras de esperanto.

 

-En El Colombiano una articulista del ultraconservatismo antioqueño lo llama traidor. Otra buena señal. Con su dosis de la ancestral disputa por el poder entre la oligarquía antioqueña y la oligarquía bogotana.

La Carolita, domingo 24/nov/2013

 

 

La Carolita, domingo 24/nov/2013


Sarcoma para todos. Por Flóbert Zapata

Me fascinaban los tenis rojos de Alcy Doney, Croydon, referencia Huang, pedidos por catálogo, quería unos,  tratamos él y yo de conseguirlos, no pudimos, no llegaban, me devolvieron los diez mil pesos de adelanto. Los segundos para él serían los grises, los segundos para mí serían los mostaza. Esta semana conseguí los rojos y los mostaza y hoy me regalaron de sorpresa los grises.  Alcy Doney murió hace un mes, de fulminante cáncer de estómago, no tuvo tiempo de despedirse. Publicaríamos unos microcuadernillos baratos para regalar en las lecturas de poesía a que nos invitaran, él coordinaba y diseñaba y de mi cuenta materiales e impresión. Tengo en mis manos el machote del suyo, Estado incompleto, carátula en papel kraft e interiores en periódico. La biografía en la última página registra que nació en Anserma pero no el año, lo que indica que soñaba con una musa, las revistas que lo incluyeron y sus seis obras, una de ellas en el 2003, titulada Sarcoma.  
La Carolita, sábado 23/nov/2013
 
© Flóbert Zapata, noviembre de 2013
 
 
(Alcy Doney en la Feria del Libro de Ibagué este año, entre Édgar Trejos y la profesora)

viernes, 22 de noviembre de 2013

Piel de aguapanela. Por Flóbert Zapata


Estoy hecho de aguapanela, mi piel es de aguapanela, mis huesos son de aguapanela, mi carne es de aguapanela, mi organismo rechaza lo amargo como ningún otro, mi mente busca a los dulces, serenos, honrados, a los piadosos, equitativos y razonables. Puedo comerme un atado de panela perilla sin problemas cuando otros con un pedazo sufrirían un ataque de glucemia. Las pobrezas me negaron total o parcialmente los demás alimentos pero nunca me negaron aguapanela. Jugaba fútbol en la calle desde la salida de la escuela hasta el anochecer, cosa permitida porque la estrechez de la casa hace que nos estorbemos, decía ya vuelvo, paren el partido, no valen los goles y me escapaba a tomar aguapanela, una taza al clima que bajaba por el gaznate en un segundo a reemplazar los líquidos perdidos con el sudor, aun recuerdo la olla de aluminio como un pozo fantástico al que acudía no sólo en la sed sino en el hambre. Por eso escribo este canto a la aguapanela, sencillo como la aguapanela, humilde como la aguapanela, cortés para mí como la aguapanela, sincero, semidesnudo como un atado de panela envuelto en hoja de plátano seca, desprovisto de apariencias y agradecido.

Estoy hecho de arroz mínimamente, el arroz costaba mucho, no se había desarrollado la tecnología de semillas y fertilizantes, no se daba la superproducción de hoy cuando hasta el más pobre se come un plato de arroz lleno y deja. Colocaban dos cucharadas en el plato al lado de simétricas tajadas flacas de plátano maduro y sabíamos que no se podía pedir más. A veces el femenino grito autoritario reclamando el nombre del facineroso que, antes de repartirlo, sacara una cucharada de la  olla sin permiso, el hueco oscuro como prueba categórica sobre la nevada superficie.

La porción de carne de res o cerdo, cuando sucedía, era chiquitica, me gustaba frita, en manteca La Blanca, y seca, por lo que se achiquitaba aun más. Cocida en el zancocho se volvía gris, lamosa, triste, con un aire de cementerio. No estoy más hecho de carne que una guadua.  

No estoy hecho de pescado porque en mi pueblo no había río sino cañadas y sin embargo cogíamos con costales de cabuya peces tan diminutos que prácticamente desaparecían cuando les vaciábamos el vientre con microcirugías de cuchillas Gillette.

Menos estoy hecho de leche pura y queso, esos alimentos extraños a los que sólo pude acceder de grande y a los que nunca me acostumbré. Nada más ajeno en mi infancia que un vaso de leche, cuando Javiei (Mejía, se le decía así porque  pronunciaba la i por la r) me ofreció uno en su casa me pareció simple, de olor extraño y no lo tomé. A veces alcanzaba la fortuna para ponerle a la aguapanela caliente un hilo de leche, como si se tratara de un jarabe medicinal, qué delicia, suelo preparar dicha mezcla para volver a esos pocos momentos claros.

Consumo mucha fruta porque estoy hecho también de fruta. Desplazados, recién huérfanos de padre, brizna de la diminuta isla liberal rodeada de un mar conservador, la patota comandada por mi hermano Fáber se internaba desafiante en las campiñas del egoísmo, robábamos naranjas, mandarinas, zapotes, moras, nuestras las fáciles guayabas de los generosos sarmientos como nuestras las manchosas y moradas caimas colgadas en la manigua, a pedradas caían amarillas madroñas del madroño del parque. Lo que le sobraba a la barriga, en ocasiones aguacates verdes, nos lo metíamos entre los testículos  para evitar al cansado regreso los ojos fisgones y helados de doñas y dones urbanos y rurales dispersos y comunicados como los nudos de una red, cuando no parientes. Alguna vez se oyó la noticia de un desesperado niño ladrón de bananos muerto por un disparo de escopeta. ¡Cuántas huidas con las manos vacías, dejando pelos en el alambrado,  por el acoso de los perros o los caldeados madrazos del dueño de la finca! Porque nunca estuvimos en ellas deduzco que había zonas impenetrables, tenebrosas, señaladas.

El alma está hecha de lo que la mató en la infancia. La vida está hecha de lo que se rebeló a que la mataran. Gracias pequeño comandante Fáber, gracias pequeños milicianos  Gonzalo y Édgar Marín, sin ustedes la infancia hubiera estado hecha sólo de aguapanela y no sé si hubiera bastado.

La Carolita, viernes 23/nov/2013

 

 

© Flóbert Zapata, noviembre de 2013

lunes, 11 de noviembre de 2013

UNA FOTO. Por Flóbert Zapata


¿Te acuerdas cuando eras joven y engañado, cuando no soñabas llegar a viejo y escéptico?

Con esa mirada de mercenario que intenta la gloria y fracasa aunque la gloria no existe sino en los tontos y tú lo eras.

Cuando tu sonrisa se detuvo a tiempo para que nunca comprobaras a quien imitabas o de quién huías en los momentos en que te quedabas solo por vicio.

Oh, qué triste foto, demasiados golpes recibidos, demasiadas cremas mágicas y gratuitas para borrar las cicatrices, lo que invitaba a que te golpearas tú mismo, acusado de nunca haber sufrido.

Oh, qué triste descubrir que te vendía barato lo que amabas a la luz diurna y la lealtad de lo que te amaba a escondidas por más que nunca lo buscaras y te lo hubiera entregado el azar.

¿Te acuerdas que dejabas ir lo más bello y retenías lo más triste?

¿Te acuerdas cuando de profesor te negabas a ser alumno?

Acuérdate ahora pero mejor no te acuerdes más de tu entusiasmo dejando en ti las mismas huellas de la mortificación.

Que por última vez mires esa foto del torneo municipal de fútbol de Neira, cuando creías que el mundo era el mismo en todas partes, se habían repartido la dicha clara y buena en tu ausencia, no te habían dejado nada y resultaba inútil buscar.

La Carolita, martes 30/abr/2013

 

© Flóbert Zapata, mayo de 2013

HAY MÁS SUPERSTICIONES QUE PANES. Por Flóbert Zapata Arias

(Prado, Tolima)


Siembras la tierra, haces panes de harina, te alimentas y eres feliz pero debes dejar de hacer panes porque alguien quiso tu propiedad y te echó de ella.  

Si tiras una piedra por encima del arco iris, al caer al otro lado se convierte en oro o diamante, lo que escojas.

Para sobrevivir y no morirte de hambre haces panes de polvo de las calles y los caminos pero debes dejar de hacer panes porque el polvo también tiene dueño, daña tu salud y tus fogatas pueden causar incendios.

Si logras caminar por encima del arco iris te conviertes en dios terrenal o  rey.

Entonces haces panes de superstición, de esos sí puedes hacer los que quieras, llenas el mundo de ellos, te dan toda la harina,  toda la tierra, te llevan volquetadas, te señalan canteras, te dan las llaves de los depósitos secretos.

Si haces una trenza con el arco iris y te la pones de manilla o corbata te vuelves inmortal.

Hay más supersticiones que hombres, hay más supersticiones que panes, hay más supersticiones que granos de harina o de tierra.

La Carolita, viernes 16/ago/2013

 

 

© Flóbert Zapata, noviembre de 2013


miércoles, 6 de noviembre de 2013

MIÉRCOLES. Por Flóbert Zapata

(Pintura mural en la Dian, Manizales)



Te levantas repuesta por el sueño, te duchas,

hueles a manantial, desayunas chocolate caliente,

huevo, queso y arepa, te lavas los dientes,

te pones tus mejores ropas, te maquillas,

estás hermosa, te miro, te celebro, te deseo,

no te lo digo, te coge la tarde,

tendrías que ducharte de nuevo.

Ocho horas de trabajo, doce horas de ausencia,

te regresan a casa, en la cama eres mía y soy tuyo,

hacemos el hijo del estrés, el afán y la fatiga.  

 

Te levantas repuesta por el sueño, te duchas, hueles a manantial, desayunas chocolate caliente, huevo, queso y arepa, te lavas los dientes, te pones tus mejores ropas, te maquillas, estás hermosa, te miro, te celebro, te deseo, no te lo digo, te coge la tarde, tendrías que ducharte de nuevo. Ocho horas de trabajo, doce horas de ausencia, te regresan a casa, en la cama eres mía y soy tuyo, hacemos el hijo del estrés, el afán y la fatiga.  

La Carolita, miércoles 6/nov/2013

 

© Flóbert Zapata, noviembre de 2013


Un inmenso puño azul. Por Flóbert Zapata

(Foto: Almacén de Montería)


“Ellos aspiran a revisar el Génesis para ocupar esa primera página”. José Enrique Rodó en Ariel.

 

El mundo vuelve a empezar.

A los Reyes Magos los guía la antorcha

de la Estatua de la Libertad hacia el Occidente

y el Génesis comienza en Wall Street y Calvino.

Los nuevos evangelios dicen

que sin el éxito y el lucro muere la vida,

que el fracasado, el lento, el traidor

y sus descendientes deben vivir malditos

por treinta años y secarse.

Piden que las fieras destrocen toda compasión

y nos dejan mirar el paraíso de lejos

o toleran el soborno y el ojo cerrado

para que se cuele uno que otro  inmigrante ilegal.

Jesús nace en la Casa Blanca

y lo crucifican en una película de misteriosos,

inenarrables efectos especiales,

secreto de Estado con patentes.

No sube a los cielos sino que los cielos bajan

para asentarse en el mapa de Norteamérica

y convertirla en un inmenso puño azul.

 

 

El mundo vuelve a empezar. A los Reyes Magos los guía la antorcha de la Estatua de la Libertad hacia el Occidente y el Génesis comienza en Wall Street y Calvino. Los nuevos evangelios dicen que sin el éxito y el lucro muere la vida, que el fracasado, el lento, el traidor y sus descendientes deben vivir malditos por treinta años y secarse. Piden que las fieras destrocen toda compasión y nos dejan mirar el paraíso de lejos o toleran el soborno y el ojo cerrado para que se cuele uno que otro  inmigrante ilegal. Jesús nace en la Casa Blanca y lo crucifican en una película de misteriosos, inenarrables efectos especiales, secreto de Estado con patentes. No sube a los cielos sino que los cielos bajan para asentarse en el mapa de Norteamérica y convertirla en un inmenso puño azul.

La Carolita, martes 22/oct/2013

 

 

© Flóbert Zapata, noviembre de 2013