domingo, 27 de abril de 2014

Cafeína. Por Flóbert Zapata



Este viernes que acaba de pasar se desarrolló por segunda vez el anual Encuentro de Escritores del Gran Caldas en Neira, reunión de amigos que escriben, como me gusta percibirlo, porque si los poetas no somos amigos entonces qué somos y si la poesía no sirve para hacer amigos, ¿entonces para qué sirve? Primero somos personas antes que poetas y si las citas no registran un abrazo común de amistad y unión, de hermandad y paz tolerante con la diferencia, qué puede esperarse de los demás cuando los que esperan sensibles nos perdemos en un mundo de vanidades, egoísmo, recelo, grupismos aislantes movidos por intereses,   chismes malintencionados y calumnias, competencias y jerarquías. Caldas, Quindío y Risaralda, tres hermanos cuyo mejor símil se encuentra en judíos, cristianos y musulmanes, ramas de un árbol llamado Abraham,  habían terminado por romper todo diálogo cultural hasta terminar en desconocidos y enemigos. He aquí un símbolo de reconstrucción desde la tierra de Silvio Gallo, Gilberto Nieto, Darío Otálvaro,  Diego Gómez, Jaime y David Manzur  y Joaquín Ospina Vallejo. De otro lado el Encuentro dice que existimos y que nos gusta la democracia poética directa en vez de la democracia participativa y centralista, degenerada como su correlato político,   que niega los espacios a quienes están por fuera del poder, el dinero y el linaje. Qué falta nos hace una Expedición Poética a la manera de la Expedición Botánica, que registre las plantas exóticas nacidas fuera de las grandes capitales y los grandes eventos, por ejemplo aquí Antonio Mejía Gutiérrez, Ibán de Jesús Alarcón, Gustavo Rubio Guerrero, Wadis Echeverri, Ovidio Rincón o Carlos Héctor Trejos, éste incluido con justicia excepcional en Ajuste de cuentas, la controversial y necesaria muestra crítica de poesía colombiana que acaba de publicar Harold Alvarado Tenorio.
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No tener potestad para poner al frente de un ministerio regional de cultura a Cindy Cardona y Ángel Guzmán, por lo mucho que hacen en su beneficio. Ellos programan el encuentro y editan el libro, presentado el mismo día, en asocio con Julián Morales, el admirable director del Centro Cultural. Desde luego que nada habría sin el financiamiento otorgado por Cristina Otálvaro Idárraga, tremenda alcaldesa, corazón social y corazón estético.
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De la bella edición y el original título, CAFEÍNA-Muestra de poesía del Gran Caldas, entrego a continuación una muestra.

AREIA
Tu deber ancestral
inmemorial,
lijar la piel del gringo
cansado de sí mismo,
las huellas del pez
moribundo,
la piel de la concha
reblandecida
e morta,
tu alma
deambulante
y efímera.
Martín Rodas
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ULISES ERA UN PÁJARO
Ulises era un pájaro.
Lo sabía Homero,
también lo sabía Penélope
pues realmente y esto es verdad
lo que ella tenía era una trampa de pájaros.
Miguel Ángel Rubio
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LA MAESTRA
La maestra informa…
que el niño por fin atiende más las lecciones
que al aleteo incierto de los pájaros en el abrevadero, 
que ya no salta los barrancos y las tapias,
ni corretea mariposas en el patio…
La maestra informa…
que ya no se asoma a las ventanas
que empieza a seguir las normas de la escuela;
que ya no se distrae con el canto de las aves
ni corre al encuentro del aguacero.
La maestra informa…
que si acaso volviera a sus andanzas
ya vendrá la orientadora;
que ya está listo el plan de mejoramiento
que pronto entenderá el sacrificio
y la importancia de la escuela.
La maestra informa…
Élmer Calderón Jaramillo
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AROMAS INCONFUNDIBLES (fragmento)
Hay aromas inconfundibles, aromas que se mastican para que el día espante sus acreedores. No dejes que vengan por ti. No permitas que te desalojen de tu lengua. Las palabras son el mundo; lo único con que cuentas.
Julio César Correa
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OLA
En este lago profundo
de tristezas
me doy al ahogo
cuando no puedo hallarte.
No estoy sola
conmigo cientos de muertos.
Soy un muerto más que aun suspira.
Ana Milena Garcés Córdoba
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CUALQUIER POEMA (fragmento)
El pobre poema es
el terco caballo quieta
el pájaro azul revuelto
el muerto que llora nadie
es mi piecita mi orilla
la prontitud de saberme
navegante de una balsa
que no encuentra el corazón.
Yeni Zulema Millán Velázquez
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(fragmento)
Nadie lo conocía
ni sabía su nombre
ni qué hacía
pero todos sabíamos
que lo iban a matar
algo en él lo anunciaba
quizá él también lo sabía
aunque no supiera cuándo ni cómo
Uriel Giraldo Álvarez
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MONEDA ANTIGUA
Pensaré en ti como una moneda antigua,
que se devaluó y que conservaré
por el rostro en ella grabado.

Moneda valiosa que pagó
risas, descubrimientos,
libros y cervezas.

Vale ahora por la historia que obliga contar:
érase una vez un par de amigos,
que confundieron los sueños con la vida.

Quizá con este silencio que cicatriza nuestras fallas
escuchemos mejor la moneda cayendo
en la alcancía de las cosas bellas
que destapamos en los momentos de desesperación.
Jáiber Ladino Guapacha
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POR EL DERECHO A LA INSUMISIÓN (fragmento)
Ante un sistema que intercepta,
que cancela, que anula,
que se mueve con la regla de la obediencia,
que prohíbe y esclaviza la vida.

Ante un sistema
cuya prioridad es el poder que mata,
Marcela Peña Castellanos
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TRAICIÓN (fragmento)
¡Bailar! Con el dolor de piraña hambrienta
que nace a una hora cualquiera
de una pelvis blanca, mestiza o morena.

Ha de sentir el átomo que se ha reproducido
una jauría de pirañas que arrancan el tejido uterino
Vanessa Marulanda Cardona
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He dejado mis heridas en la arena
la palabra miedo ya no me hace temblar
escribí en la arena para que los vientos
del perdón puedan borrarla.
Algunas personas ignoran que esta palabra
ha recorrido el mundo.
No es fácil remendar con agujas de lluvia.
He grabado en piedra este amor
para que ningún viento pueda arrebatarlo.
Luz Dary Gil Montealegre
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CONFESIONES
Las hojas secas del camino
ayer me hablaron conmovidas
y supe, por sus inertes confesiones,
del dolor que fustiga a la tierra
por cada uno de sus hijos abatidos
en innecesarias lides fratricidas.
Alberto García Alzate
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La Carolita, domingo 27/abril/2014

© Flóbert Zapata, abril de 2014

sábado, 12 de abril de 2014

Las lomas donde se cansa el viento. Por Flóbert Zapata

“Lo cierto es que de repente las barriadas de las ciudades se llenaron de jóvenes valientes, despojados, arriesgados y sin ley, dispuestos a cualquier cosa por llevar por primera vez una nevera a sus madres en esas casas indigentes de las lomas donde se cansa el viento”.

Cuando leí ¿Dónde está la franja amarilla? recuerdo que pensé: Todos los colombianos deberían leerlo. Pero muy pocos colombianos pueden leer porque la gran mayoría no ha tenido una educación, ya que sus maestros tampoco la tuvieron, excepciones hechas de los  que William llama blasfemos, Umbral llama libertinos y Emerson llama rebeldes, para amar hay que meterse en lo prohibido o en la conciencia de que no debe haber productos culturales prohibidos así como no debe haber productos culturales impuestos, hay que meterse en la memoria y sentir los sabores del perseguido.
Nunca leí historia,  me fugo de esa tara, reconozco que soy un hijo de la guerra, busco a los autores que escapan a este designio señalado por el magnífico Alfredo Iriarte: “Tan antiguo como el oficio de escribir la historia es el de falsearla y tergiversarla, siempre en defensa y en beneficio de unos intereses muy precisos y de quienes los representan".  
Porque no parece posible en Colombia soñar con la mayor suma de felicidad para el pueblo, como soñó Bolívar después de leer a Rousseau de la mano de Simón Rodríguez, permítasenos soñar con la menor suma de sufrimiento y de mentira. En Pa que se acabe la vaina, un libro con abundantes momentos felices, William nos lleva hasta las causas de las tempestades sociales para decirnos que podemos guarecernos de ellas mientras las vamos despidiendo en definitiva, mientras tenemos una educación que no les permita volver. También creo que todos los colombianos deberían leerlo.

La Carolita, miércoles 9/abril/2014

© Flóbert Zapata, abril de 2014

martes, 8 de abril de 2014

Lo persiguen. Por Flóbert Zapata

(Foto: Avenida del Río) 

Nacemos y nos programan para los vicios, el vicio de odiar, el vicio de fumar, el vicio de beber, el vicio de calumniar, el vicio de envidiar, el vicio de herir, el vicio de matar, el vicio de correr, el vicio de quitar, el vicio de mandar, el vicio de gritar, el vicio de celar, el vicio de mentir, etc. Hay un millón de vicios, si usted empieza ahora a contarlos y tiene veinte años, tal vez al llegar al ataúd le falte poco.
Uno comienza con unos vicios, se va volviendo adicto y quiere probarlos todos, en eso se nos va la vida, conversar, viajar, ver películas, oír canciones, para aprender nuevos vicios y nuevas formas del vicio o su profundización.
Triunfa quien consigue una fábrica de vicios propia.
Al que se sale del sistema de los vicios lo persiguen.

La Carolita, domingo 30/mar/2014

© Flóbert Zapata, abril de 2014