lunes, 24 de diciembre de 2012

EL FACEBOOK DE LOS CERDOS. Por Flóbert Zapata Arias


Hoy venticuatro de diciembre cientos de miles de cerdos en Colombia se comunicarán por facebook.

Por el facebook de los chillidos cuando les clavan los chuzos.

Por el facebook de piel y pelos quemados con soplete o con helecho.

Por el facebook del descuartizamiento.

Por el facebook de la carne asada en barbacoa.

Por el facebook del chicharrón y la costilla frita.

Por el facebook del zancocho de hueso carnudo.

Por el facebook de los fríjoles con garra y con pezuña.

Por el facebook de la morcilla llena con sangre de humano cuadrúpeo y con hocico.

Hoy venticuatro de diciembre, todos los chillidos, todos los humos, todos los olores de los tejidos y las venas, todos los corazones detenidos, todas las miradas apagadas, van a comunicarse, formarán una inmesa red de luto, una callada web de dolor, su facebook de la desgracia y el final por los que nadie llorará.

 

La Carolita, lunes 24/dic/2012

© Flóbert Zapata, diciembre de 2012

viernes, 21 de diciembre de 2012

MIENTRAS ESPERABA EL TURNO. Por Flóbert Zapata A.

(Fotografía: arte urbano, Manizales)


−Esta mañana fui a llevar el video a la policía y mientras esperaba escuché cosas.
−Cuéntenos.
−Una muchacha estaba denunciando al marido porque le había pegado en la cara. El policía le preguntó si estaba drogado o qué. Ella le dijo que no, que se tomó media de aguardiente… (“y se calentó”). Alejo quería ver lo que le había hecho y cuando el policía la puso a firmar pudo ver su labio hinchado y con coádgulos. Ah, también le preguntó si después de eso la había amenazado y le dijo que no pero que a otro que estaba con ellos y que la defendió sí lo amenazó el hijo del marido.
−En esta país amenazan a todo el mundo, no ve a mí, me amenazaron muchas veces, padres de familia, sacristanes, no muchas pero varias. El que no ha sido amenazado no es colombiano.
−Otros dos iban con uniforme de Pollos Bucanero. Y uno de ellos, como cajero,  contó que uno lo puso contra la pared con un cuchillo.
−Mientras el otro robaba.
−Sí.
−Íjuale.
−Otro ahí que seguía antes que yo salió a hacer una llamada en la esquina y yo también tuve que salir porque mi mamá me había llamado que la recogiera, ya la habían terminado de motilar, para decirle que me esperara un poquito más y entonces lo escuché. Que Dígale, hermano, si no quiere que le dañe el pasado judicial que me devuelva las cosas. Como que una señora había visto que más tarde  sacaron televisor, equipo…  Como que eran un amigo y la novia. (“Qué miedo entrar gente desconocida a la casa”). (“Ya hasta los conocidos roban”). Que más tarde lo llamaba al celular. Y él le dijo No tengo celular, también se lo llevaron.
Eso tiene de bueno ir a poner una denuncia, al menos se entretiene uno mientras espera.
Muy bueno porque conoce la realidad.
−¡Pobres policías, escuchando todo eso!
−Por eso muchos jueces son enfermos, toda la vida ante cosas espantosas.
­−Claro que hasta bueno.
−También, si hubiera sabido me hubiera pegado. Y en cuanto tiempo oyó eso?
−En quince minutos.
Lo de Alejo fue que en Welcome, le rompieron la chapa del carro y le robaron un maletín Totto carísimo comprado en oferta, adentro gafas de las caras, regalo de su mamá cuando estuvo en San Andrés, un celular, una memoria, no recuerdo si alguna otra cosa.  Con el arreglo de la chapa, que valió ochenta, todo sube por ahí a seicientos.  Justo al frente, bajo la cámara. Primero pasó un muchaho y miró dentro por la ventanilla. Como había una pareja mirando la vitrina, se le hizo al lado, ellos lo vieron (“supieron ahí mismo que era peligroso”) y se fueron. Luego llegó otro, y dándole la espalda al carro dañó la chapa aparentemente con un destronillador, se retiró, esperó a que el semáforo pasara a verde, volvió, sacó el maletín y se fue andando rápido.
Ahora me pregunto si la pareja también era cómplice, cosa que ni Alejo ni nadie se ha preguntado. El problema es que en Colombia la paranoia ocupa el mismo lugar que la realidad.

La Carolita, sábado 10/11/2012
©Flóbert Zapata Arias, diciembre de 2012

AHORA QUE ESTÁ VIVO. Por flóbert Zapata Arias


Me preguntó J.: “¿Qué guarda en el bolsillo el que vive en tinieblas?” Y le respondí: Más tinieblas.

Guardar, ocultar, hacerse siervo del secreto le ayuda a las tinieblas, fecunda las tinieblas, me convierte en tiniebla, me vende a las tinieblas. Aunque se trate de un arma para matarlas. Luego, si sanamos,  descubriremos que no necesitábamos el arma porque las tinieblas provenían de una alucinación inducida.  Que sólo la claridad nos envuelve.  Que sólo la claridad nos debe envolver. Que finalmente triunfará la claridad. Lamentablemente lo descubriremos en una clínica o en san Cancio. O ante el cadáver del hijo que matamos durante la larga alucinación, del tamaño de una vida,  con armas irreales. ¡Ay si el hijo resucita! Nos negamos a verlo, le damos la espalda, lo creemos muerto ahora que está vivo. Lo creemos muerto para siempre ahora que está vivo como nunca.

 

La Carolita, jueves 21/dic/2012

© Flóbert Zapata julio del 2012

miércoles, 19 de diciembre de 2012

COMO LOS AMIGOS LO MERECEN. Por Flóbert Zapata Arias



Dedicado a Felipe Agudelo Hernández, Leandro Loaiza Largo, Ángel Castaño Guzmán, Onel López Vasco, Jean Paul saumon.

Da miedo pronunciar la palabra amigo. Son tantos los que nos han traicionado, los que nos han abandonado, los que nos han fallado, que dudamos que existan los amigos.
Pero existen, sino que hay que salir de los escombros y buscarlos. Los reconocemos por el polvo, por las heridas, por la sed, por el hastío, que dicen que también están saliendo de los escombros.
Y la amistad consistirá en relatar y escuchar mutuamente cómo nacimos bajo los escombros, de padres que también habían nacido bajo los escombros pero que vivían felices en ellos (excepto tú Margarita), de religiones que defendían la vida en los escombros.
Nos uniremos para luchar contra el comercio de escombros y sus agiotistas y sus mercenarios, muchos de ellos fundidos en nosotros por lazos de apellido.
Padeceremos la persecución, el aislamiento y las confabulaciones y sabremos que no se puede vivir sin aire como no se puede vivir sin la solidaridad de los amigos, que la amistad no es un acto social sino un acto de física supervivencia.
Nos prestaremos libros y libros. Porque si no sabes leer no sabes vivir. Y no sabe leer quien está conforme con el tipo de sociedad en que vivimos. Sus páginas nos enseñarán que vive en la pobreza quien vive como puede y no como quiere. Que la mayoría vivimos en la pobreza porque no vivimos como queremos sino como nos dejan.   
Perdóname si lloro, extranjero, ya entederás, la depresión hace parte del carácter del hombre colombiano, saturado de decapitaciones y de linchamientos, de despojamientos y de huidas, de reducirse y mentir para salvar la vida, de mansalva y gavilla, de desvergüenza y venalidad, de las basuras descompuestas de las que se alimenta, de rábulas y maestras sectarias de Normal de monjas, de arrieros ricos y fanáticos, la historia de la colonización. 
El que ama la muerte y no se suicida vive muerto. Aun odiando la vida no me suicidaría para no darles gusto a los esclavos esclavizadores pero amo la vida demasiado, como sus milagros y su magia lo merecen.
Da miedo pronunciar la palabra amigo porque te conviertes en desertor del egoísmo y finalmente te declaran molestia pública.
Da miedo pronunciar la palabra amigo porque es lo contrario de felón, vendido, espía, falso, delator, informante, genízaro.
Da miedo pronunciar la palabra amigo porque es lo contrario de turbio, opaco, confuso, sucio, equívoco, lóbrego, difícil, deshonesto, complicado, inescrupuloso.
Da miedo pronunciar la palabra amigo pero hay que pronunciarla, hay que gritarla, escribirla en las paredes, imprimirla en las camisetas, grabarla en papel y en pantalla, porque sólo en el amigo encontramos felicidad,  calma y madera seca para encender hogueras sobre el rudo hielo que se ensaña con nuestra desnudez y nuestro cansancio de las guerras.
Da miedo pronunciar la palabra amigo porque temblamos al tomar del clavo la llave de oro y abrir nuestra tumba para que otros puedan entrar en ella y participar de la fiesta.

La Carolita, jueves 29/nov/2012.
©Flóbert Zapata Arias, diciembre del 2012

COMO SI NADA. Por Flobert Zapata Arias


Mi hora de acostarme es las 11 de la noche. Ayer, dispuesto sobre el lado izquierdo, conquistando el sueño, sentí un diminuto sobresalto en el corazón. Me pregunté si había llegado la hora, me levanté y escribí este testamento.
Si muero a las once de la noche, déjenme tranquilo hasta las siete de la mañana, hora en la que generalmente despierto. Regresen a sus cuartos como si nada. Nos vemos dentro de un rato. El pié descubierto arréglenlo para que queden tranquilos pero si lo dejan así no hay problema. Ya pasó hace unos años en Aranzazu con dos ancianas hermanas que comían en el mismo plato, dormían en la misma cama y se cubrían con las mismas cobijas. Una de ellas murió de repente a las doce de la noche. La otra lo sospechó, lo verificó, lo supo, le acarició el cabello, siguió durmiendo a su lado, como si nada, y a las seis de la mañana salió a avisar después de tomar tinto.

La Carolita, domingo 16/dic/2012
(Fotografía: arte urbano, Manizales)
© Flóbert Zapata diciembre de 2012

GLOSAS SOBRE POESÍA. Por Flóbert Zapata Arias


Los poetas empalan poetas como el amo cristiano empaló musulmanes en Transilvania, de donde nació la leyenda, como musulmanes han degollado cristianos. Lo hacen con la misma intolerancia, con la misma sevicia, con el mismo interés básicamente religioso de la supremacía, el renombre y la rapiña. A cambio reciben degustaciones sibaritas de los dueños del circo.
*
Hay dos clases de lectores inteligentes. También en la poesía el mundo partido en dos. Los  que le dan vida a poetas como Julio Flórez, Raúl Gómez Jattin, Obra negra, La hora de tienieblas...  Y los que los sepultan.
Alter egos del escritor popular porque no pudieron evitar que se impusiera y del escritor popular porque lo impusieron desde las propias aulas: Rafael Pombo infantil.
*
Al “amigo” que ironiza nuestras carreras con el Nóbel, le decimos que disfrutamos cosas tan interesantes como el Nobel a veces mentiroso como a veces los nobelitos nacionales. Cosas como ser queridos por los amigos.  Y lo somos cada vez más a pesar de que ustedes los “poetas” se oponen con esa guerra feroz nacida en la envidia y la pequeñez. Estamos contentos de nuestra pequeñez sin envidia, con coronas suecas de juguete, y hacemos de ella una fiesta.  
*
Parte de lo que se conoce como la poesía colombiana es una mentira defendida con el mismo ardor con que se defiende una idea política o religiosa.
*
Los consideras naturales porque eran el paisaje que había cuando naciste para la poesía. Eso no quiere decir que los necesitamos. Ahora que lo sabes, revísalos y confírmalos o ponlos en su justo lugar, de la manera como Freud propone que hay que matar al padre.
*
Poesía idealista, la que no ha leído a Nietzsche o no lo ha comprendido. La poesía dominante hoy. La poesía que excluye a Gonzalo Arango y lo priva aun de un lecho decente.
*
No dejan coger fama al poeta que es bueno porque comunica mundos prohibidos, los prohibidos porque comunican. La fama, que se reparte desde el cielo con calculadora y lista en mano. Porque la fama sin amigos desinteresados, esa maldición, es lo único que lo pone a salvo. Algunos se escapan aprovechando que el cardumen supera toda malla, luego se exilian  generalmente. Le niegan los concursos nombrando jurados incapaces de reconocer la grandeza de los que están por fuera de su narcisismo. Nombrando jurados cuyas propias obras no despiertan interés sino en un círculo ilustrado, satisfaciendo la continuidad de su gusto metafísico. Los festivales le dan la chupeta de relegarlo a eterno candidato al honor de una invitación con honorarios, avión y hotel de lujo.
*
Las miserias del sistema representativo se pueden ver mejor en la poesía que en la política.

La Carolita, domingo 16/dic/2012
(Fotografía: Salamina)

© Flóbert Zapata, diciembre de 2012

ESA ES TU PATRIA. Por Flóbert Zapata Arias


La gente que te quiere sin reservas, esa es tu patria. La gente que te quiere todo y no solo una parte, esa es tu patria. La gente que te tolera, esa es tu patria. La gente que te acepta, esa es tu patria. La gente que conversa con ideas y no con dogmas, esa es tu patria. La gente que te muestra buenos libros, esa es tu patria. La gente que ama la libertad, esa es tu patria. La gente que te sonríe, esa es tu patria. La gente que no te roba, esa es tu patria. La gente que no te estresa, esa es tu patria. La gente que te dedica tiempo, esa es tu patria. La gente que te escucha, esa es tu patria. La gente que dice la verdad, esa es tu patria. La gente que no te humilla, esa es tu patria. La gente que no te ridiculiza, esa es tu patria. La gente que no tiene secretos, esa es tu patria. La gente que no te impone sino que te seduce, esa es tu patria. La gente que te busca para expresarte gratitud, esa es tu patria. 
La Carolita, martes 18/dic/2012
(Forografía: arte facial y corporal caduveo. Tomado de Tristes trópicos)

© Flóbert Zapata, diciembre de 2012

domingo, 16 de diciembre de 2012

CARTAS DE DESPEDIDA. Por Flóbert Zapata Arias

(Arte urbano, Manizales) 

A PEREIRA
−Adolfo León X. murió de nostalgia –concluye Roberto Alonso H., su vecino, su amigo forzado porque eran muy distintos, como yo colega educador de ambos. Lo hicieron ir las hijas para Pereira: “Allá estamos más juntos, pa, y no tenemos que viajar tanto”, él y su mujer hasta allá desde Manizales, ellas hasta acá desde allá. La solución: arrendar la casa aquí para pagar un arriendo allá mientras adquirían una. Se corotió llorando, cada que venía a cobrar el arriendo saludaba a los cercanos contertulios y se le encharcaban los ojos.

LA CASA
La casa  era su orgullo, la madre que lo recibía en su vientre, su raíz, su escudo, su trofeo de pobre, porque sólo un pobre se mete de maestro, el rostro grande que defendía a su deslucido rostro: nariz torcida,  dentadura irregular, ojo desviado, palidez cetrina escondida en la tez quemada. No hablaba de ella pero se sentía que obraba las veces de alter ego, tanto que a la final uno creía que él obraba las veces de alter ego de ella.   

LA SOMATIZACIÓN
Roberto Alonso lo vio enflaquecer y palidecer más en cada mensual venida y le preguntó qué le pasaba. Contestó: “Una gastritis, me caen mal las comidas”.  Se enfermó de los riñones tanto que echaba sangre, vendió la pequeña moto, su par orgullo, se curó,  compró otra. Le dio un preinfarto. Le descubrieron un tumor en el colon, el médico le dijo que pasara la navidad tranquilo que en enero lo operaba.

EL FINAL
Enero lo recibió con un infarto casi fulminante. Cuidados intensivos. Quedó con los ojos abiertos, se los tenían que cerrar con esparadrapo.  Le iban a hacer un TAC y el médico les dijo a su esposa y sus dos hijas: Sinceramente yo creo que tiene muerte cerebral. O sea: No boten corriente. Murió hace veinte días, tenía sesenta y siete años. Lo enterraron en Pereira. Alonso asistió al entierro con su familia y una común, fiel y cariñosa amiga que se pegó a última hora.

EN VENTA
La casa estuvo siempre en venta y arrendada, a Armindo G. y Mirta G.,  exvecinos  de Stella, la madre de mis dos hijos. No se vendió porque Adolfo León pedía tanto como su amor a ella, casi un cuarto más. La fui a ver porque Stella se antojó de comprarla a través de un préstamo en el Fondo Nacional del Ahorro, deseosa de una renta, fiel hija de la conciencia judía y del miedo al futuro, animada por las leyendas de  compañeros del  S. que adquieren propiedades que se pagan solas.

DE POBRE
Altos de Granada, calle principal, dos pisos, roperos gigantes, baratos y viejos, descuido, pintura por rehacer, humedades, ningún lujo, baños para cambiar, algún caballete jodido, cerámicas poco gratas y maltratadas. Todo indicador de que le metieron pocos pesos desde que la compraron hasta el forzado desapego y no porque no quisieran. Según Roberto Alonso, renunció Adolfo León al magisterio porque le iban a rematar la casa y con la liquidación pagó la deuda de veinte millones. Le sobró para ponerle imitación de piso flotante a dos habitaciones altas, lo que indica que quería morir en ella.

LOS EXVECINOS
Mirta y Armindo, para quienes  Adolfo León se tuvo que ir amenazado porque ocultó en la casa a alguien, soñaron ganancia y entraron en el juego del comisionista en busca de tres millones. Según ellos la viuda pedía ciento veinte millones pero la sacarían en ciento diez.  Alonso dice que vale ochenta pero que si los tuviera daría noventa para meterle diez. Stella, decepcionada y para evitar compliques, decidió dejar las cosas así y buscará por otro lado.  En las dos vacías ventanas de la calle se ven sendos avisos de venta en blancas hojas tamaño carta a computador,  cartas de despedida de Adolfo León que quienes las miren no sabrán leer.

Manizales, enero del 2012
© Flóbert Zapata Arias, diciembre del 2012



viernes, 14 de diciembre de 2012

La competencia. Por Flóbert Zapata Arias


Ese colega que no conoce a tu esposa, que no se acostaría con tu esposa, que te sonríe como tu esposa, que se hace fotos contigo como tu esposa, que te escucha sin paciencia como tu esposa, que finge que te quiere como tu esposa, que se aleja de ti y se reconcilia como tu esposa, que te niega las cosas buenas como tu esposa, que tiene enfermizos celos de ti como tu esposa, que si fueras rico estaría siempre a tu lado como tu esposa, que sabe lo que mereces y se opone a que lo recibas como tu esposa, que te ha engañado como tu esposa (agradécele a ella), que ha mentido sobre ti como tu esposa, que no sabe ver tus cosas buenas como tu esposa, que no te defiende cuando te atacan por la espalda como tu esposa, que elogia a tus enemigos como tu esposa, que espera que mientas como tu esposa, que no soporta tu felicidad literaria como tu esposa, que sueña con tu muerte como tu esposa.
(Fotografía: arte urbano, Manizales)
La Carolita, jueves 6/dic/2012.
©Flóbert Zapata Arias, diciembre de 2012

jueves, 13 de diciembre de 2012

LAS OTRAS GUERRAS. Por Flóbert Zapata Arias


Volvemos del trabajo cansados, como si hubiéramos estado en una guerra. Es que estábamos en una guerra. En una guerra con las excesivas responsabilidades, en una guerra con las presiones, en una guerra con los jefes, en una guerra por las metas, en una guerra con los compañeros, en una guerra para que a nuestro nombre no lo incluyan en la lista del próximo recorte de empleados, en una guerra...

 Volvemos del estudio cansados, como si hubiéramos estado en una guerra. Es que estábamos en una guerra. Librando batallas para no perder el año o el semestre, librando batallas para no perder un examen, librando batallas para no perder una asignatura, librando batallas para evadir el control, librando batallas con los profesores, librando batallas con los otros alumnos, librando batallas…

Salimos del hogar cansados, como si hubiéramos estado en una guerra. Es que estábamos en una guerra. El esposo le pone pelea a la esposa. La esposa contraría al esposo. El hermano fastidia a la hermana. La hermana fastidia al hermano. El padre le grita al  hijo. La madre discute con la hija. El hijo censura al padre o a la madre. La hija recrimina a la madre o al padre. La madre…

 (Fotografía: arte corporal y facial caduveo. Tomado de Tristes trópicos)

La Carolita, jueves 23 de noviembre del 2012.

©Flóbert Zapata Arias, diciembre del 2012

miércoles, 12 de diciembre de 2012

POR ESO NO CREO EN USTEDES. Por Flóbert Zapata Arias


Donde me dijeron que encontraría el amor, después de las sonrisas iniciales y sin escarbar, encontré el odio.

Donde me dijeron que encontraría la libertad, después de las fotos de turista y de aceptar un trabajo, encontré la esclavitud, con feroces contramaestres de corbata, La vorágine moderna.

Donde me dijeron que encontaría la paz, entreverada con discursos que citan a dios, encontré la guerra.

Donde me dijeron que los encontraría a todos no me encontré ni a mí mismo y, cuando me busqué, unánimemente vieron en mí a un desconocido y me dieron la hostilidad y la desconfianza que se les entrega a los instrusos.

Donde me dijeron que encontraría calor encontré calor, pero breve y anticipo de un frío eterno de luna de hielo.

Donde me dijeron que encontraría el mal encontré el bien después de separar la escoria. La escoria, que al menos tiene la dignidad de reconocer su esencia, aunque todos sabemos que el fuego que la quemó no lo comenzó su mano.

Por eso no creo en ustedes.

 

(Fotografía: Salamina)

La Carolita, jueves 23 de noviembre del 2012.

©Flóbert Zapata Arias, diciembre de 2012

miércoles, 5 de diciembre de 2012

SIN EN DONDE ESCONDERNOS. Por Flóbert Zapata Arias





1
Miércoles 5/dic/2012, siete y treinta de la noche. Teatro los Fundadores. Privada academia Miluzca, Danzar es vivir. Estaba allí para ver a mi sobrina Ana María, que actuaba en dos de las ventisiete coreografías tituladas Sol y media noche, actividad de cierre. En la contracarátula del programa las propagandas y en ellas Supercolor. “Al dueño de esta lo mataron el sábado, se llamaba Javier Hurtado. Le iban a robar una cadena de oro en Chipre, no se dejó, recibió un disparo en la clavícula y murió en la clínica pero no de la herida sino de un infarto”. ¿Javier Hurtado? No se trataba de la citada sino de Blanecolor, se lo aclaré a mi hermana. Quiérase que no, los impresores tienen vital parentesco con los escritores, frente a ellos siempre la sensación de que en el camino nos encontramos tarde que temprano para la simbiosis. Conocí a Jorge temprano, hace treinta años, me hizo Profecías del pasado, mi primer libro. Lo traigo a la memoria fuerte de músculos, enjoyado, claro, eficiente, preciso de personalidad. Hacía poco se había retirado de La Patria para montar su propia empresa. Rápido gano alto prestigio y cosecha económica. Nunca más lo volví a ver. J. D., un colega profesor mío, cuando se emborrachaba por la noche salía corriendo en pelota por Chipre. Impacta la escena de la mujer detrás para rescatarlo del naufragio. A alguien le comentó Javier, habitante también de ese barrio, que si se lo encontraba en una de esas le pegaba un riendazo.    
2
Si supieran lo que se escucha en los confesionarios.
Si supieran lo que se escucha en las estaciones de policía.
Si supieran lo que se escucha en los juzgados.
Si supieran lo que se revela en secreto.
Si supieran lo que se escucha en la Fiscalía.
Si supieran lo que se escucha en la Defensoría del Pueblo.
Si supieran lo que se escucha en la Personería.
Si supieran lo que se escucha en las salas de cuidados intensivos y en el cuarto del paciente terminal.
Si supieran lo que se escucha en las salas de urgencias de los hospitales.
Si supieran los que se escucha en Bienestar Familiar.
Si supieran lo que se escucha en los barrios pobres.
Si supieran lo que se escucha en las cárceles.
Si supieran lo que se calla por miedo.
Si supieran lo que se calla por honor.
Si supieran lo que se calla por maldad.
Si supieran lo que se calla por confusión.
Si supieran lo que se calla por debilidad.
Si supieran lo que se entierra en la noche.
Todos se irían, comenzarían a caminar sin rumbo y sin detenerse hasta que una roca los detuviera y los albergara.
Estamos ahogados y ningún mar brama con más decisión, ninguno es más grande y desbocado.
Se nos cayó el cielo encima como un ascensor desde lo alto sobre el mecánico que lo arregla en la base.
La tierra nos ha dejado sin en donde escondernos.
©Flóbert Zapata Arias, diciembre del 2012


EL HONOR DEL HACHA (ficción). Por Flóbert Zapata Arias

(Arte facial y corporal caduveo. Tomado de Tristes trópicos)


Sois vosotros los que me mataís. Vosotros, mi familia, mis amigos, mis colegas, mis vecinos, mis paisanos, mis coequiperos, mis novias y sus familias, poso mayoritario del pasado. Vosotros, que no me dejábais ver a los poquitos que no me mataban al endilgarles una maldad que no tenían. Vosotros, los que de frente me decíais palabras dulces y por detrás diatribas, vosotros, los que me invitábais a casa, los que hablábais de moral y valores, los que me enseñasteis a temeros, los que tenía que respetar por obligación, los viejos de alma, los canosos de pelo pero de genuina maldad e intolerancia jóvenes, fuertes y ladinas, los que me escuchaban sin exaltar que expresara y pedían que terminara rápido, los que me ocultaban información, los que me darían tres cenas y hasta cuatro pero luego me echarían a la calle. Sois vosotros los que me matáis por ellos, con más sevicia que ellos. Y vos, esposa, y vos, madre, os disputais el honor de levantar el hacha medieval, con licencia de cirujano y no de asesino.   

 

 

©Flóbert Zapata Arias, diciembre de 2012

lunes, 3 de diciembre de 2012

LOS HERMANOS. Por Flóbert Zapata Arias

(Fotografía: Avenida Santander, Manizales).

Los hermanos son feroces cuando un extraño los ataca. Pero nadie más feroz que un hermano cuando ataca a otro hermano. Ninguna ferocidad mayor que la que mostraron católicos y protestantes en la Guerra de los Treinta Años. La misma de esos otros hermanos más antiguos que se desgarran hace dos mil años, lo que va de la honda al misil: cristianos, judíos y musulmanes.

Sólo se comparan esas gigantescas ferocidades al odio de un religioso a un laico, al odio de Stalin a Trosky, al odio de un policía a un marihuano, al odio de un maestro militarista a un maestro humanista,  al odio de un esclavo convencido a un poeta, al odio de un poeta a otro poeta.

 

La Carolita, domingo 2/dic/2012

©Flóbert Zapata Arias, diciembre de 2012

domingo, 2 de diciembre de 2012

HAN ALCANZADO EL CIELO. Por Flóbert Zapata Arias

(Fotografía: Manizales, vía a La Enea)

Los amantes hacen el amor siempre en un hospital de guerra, así lo llamen hogar, motel, hotelucho, taberna o cafetal.

El alcohol que beben y los cigarros que fuman son sus únicas medicinas posibles.

Los cantantes, como curas, rabinos o imanes, les hablan desde el púlpito de las canciones y los invitan a continuar la esclavitud.

Si el hombre asesina a la mujer con un puñal y luego se mata ingiriendo cianuro no queda duda alguna de que han alcanzado el cielo.

 

 

La Carolita, martes 20/nov/2012

©Flóbert Zapata Arias, diciembre del 2012

viernes, 30 de noviembre de 2012

AL TIEMPO QUE SUS RECUERDOS LA LIMPIAN. Por Flóbert Zapata Arias


Haz el amor con el viejo, joven esposa de la media hora que es la vida, novia de quince dólares que no llora, reina efímera, enfermera hermosa, suave y dulce. ¿Por qué lo excluyes y te burlas si te paga honorarios provenientes de la servidumbre como todos?, ¿por qué le sumas lluvia sin sonido, agua triste de ciudades, reemplazada por el traqueteo de las imprentas, por el rugido de los camiones, por la monótona novedad de las pantallas de televisión que hubieran llevado al suicidio a Machado Antonio y ni se diga a Federico García Lorca? No lo excluyas, ¿qué te cuesta cerrar los ojos para no ver sus lesiones, dejar que su mirada manche tu desnudez durante unos minutos al tiempo que sus recuerdos la limpian? Entonces tendrás derecho a su sabiduría, la incapacidad de retener la forma de tus senos, o la sombra de tus piernas separadas, más de una semana en la memoria. Por una gota de leche una pensión vitalicia de espanto futuro,  oración temblorosa en el templo de la lascivia, que se hace más grande cuanto menos sabes recibirla. Después de saciado recuérdale a tu madre,  arróstrale cuando de joven desdeñó a las mujeres viejas y golpéale las nalgas con una regla de madera hasta sacarle sangre, con toda la ira de una maestra de escuela de esas que conozco, de esas que soporté, de esas que condecoran.

 (Fotografía: arte urbano, Manizales)
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©Flóbert Zapata Arias, noviembre del 2012

jueves, 29 de noviembre de 2012

ENSEÑÁNDOLE A LLORAR. Por Flóbert Zapata Arias


A Alejandro Luque

Nos da pena aceptar que somos pobres. Hay que ser pobres y negarlo, lo llaman dignidad. Decirlo, por su parte, suena a pecado, a locura, a ingratitud. Hasta que lo decimos pero nadie nos escucha, lo que nos hace sentir como si nunca lo hubiéramos dicho, lo que nos repite otra vez que no hay sitio para el amor en este mundo. Pero un día, cuando ya no había esperanza, en un correo electrónico por fin alguien nos escucha y lloramos. Lloramos con ese tipo de lágrimas que no saben responder si curan o enferman.  Lloramos media hora seguida y siempre que volvemos al correo lloramos de nuevo porque alguien nos ofrece tumbar nuestra arruinada tristeza y recontruirla como reconstruyen esas casas de pobres en los realities-show norteamericanos.

Hicimos todo bien para dejar de ser pobres, sangramos de honrados, trabajamos tal como se nos dijo, vivimos tal como se nos recetó, pero al final no sólo no dejamos de ser pobres sino que somos más pobres que antes, si pensamos en los sueños que debe realizar cada edad, cada destino.

Al alcanzar una pensión se descubre que comienzan a quitárnosla, que de todos lados nos arrancan un pedazo, hasta que de ella no queda sino el nombre, además de que el mundo ha cambiado y de ella deben vivir nuestros también enfermos y también pobres hijos.  

El niño pobre es un viejo que no sabe que lo es. El viejo pobre vuelve a ser niño, lo que prueba que la maldad total no se realiza nunca. Fisiológicamente el viejo vuelve a la infancia, gatea, recibe soledad y burlas. Arduamente, empujado, exhumado, el niño regresa a salvar al viejo. ¿Cómo? Destapándole sus obstruidas fosas lagrimales y enseñándole a llorar.
La Carolita, miércoles 28/nov/2012

©Flóbert Zapata Arias, noviembre del 2012

lunes, 26 de noviembre de 2012

ASÍ FUERON LAS LECTURAS URGENTES DE POESÍA DEL 24-N. Por Flóbert Zapata Arias


Avanzado el programa el parcero Alcy Doney Calle me preguntó si estaba aburrido. Le respondí que no pero soterradamente algo me invadía las fuerzas desde el medio día. El domingo la pasé con dolor de cabeza y apenas hoy me reventó el resfriado viral, al que me sobrepongo para publicar esta nota. ¡Cómo iba a estar aburrido si vivo feliz y si las Lecturas Urgentes de Poesía son uno de los motivos! Si le restituimos al dinero su inocencia original al premiar a Felipe Andrés Rendón, ganador del II CONCURSO DE POESÍA EN TIEMPOS DE PENURIA-CALDAS, QUINDÍO Y RISARALDA. Si la vida nos ofrece la oportunidad de pasar tres horas escuchando versos, voces, almas, futuros, energía delirante, palabra viva y viajera. Si me encontraba con los amigos e iba a conocer más amigos. Si nos visitaban esos cómplices que nos han dado tanto. Si nos encontramos allí reunidos tantos hijos, nietos y biznietos de la Casa de Poesía Fernando Mejía Mejía, ese espacio que eclosionó en su breve existencia la poesía en Caldas, afirmación que hago objetivamente, más allá del agradecimiento filial.  Si... Aquí va el registro.



 (Ángel Castaño Guzmán)
 (Felipe Andrés Rendón y su pequeño)
 (Julián Chica Cardona)
 (Adrián Pino Varón)
 (Juan Carlos Acevedo Ramos)
 (Mónica Patricia Ossa Grain)
 (Jehú Londoño)
(John Frank Giraldo) 
 (Jean Paul Saumon)
 (Pablo Villa)
 (Juan Carlos Acevedo, Adrián Pino, Sandra Viviana Romero, Juana María Echeverri, Julián Chica, Flóbert Zapata, Alcy Doney Calle)
 (Flóbert Zapata)
 (Rubén Darío Galeano)
 (Leandro Loaiza Largo)
 (Lorena Madrid García)
 (Óscar Trujillo)
 (Ana Krank)
 (Daniel Ballesteros)
 (Yeison Hurtado)
 (Jorge Villegas Gómez)
 (Juan David Contreras)
 (Onel López Vasco)
(Margarita López)


La Carolita, lunes 24/nov/2012
©Flóbert Zapata Arias, noviembre del 2012