Felices los
bororo, cuya fonética excluye la d, la l y la r, por lo cual en su vocabulario
no existen las palabras dios, dinero, rey, robar, rabia, ladrón, ley.
Felices los
bororo, que rechazaron la ropa que le regalaban los misioneros salesianos con
la pregunta ¿para qué vestir un árbol? Recuérdese que los blancos iban a los
hospitales, recogían las prendas de los infectados de viruela y se la llevaban a
los indios. Con este deporte nacional, luego reemplazado por el fútbol y Pelé,
exterminaron tribus enteras, culturas enteras.
Felices los
bororo, taparrabo las mujeres, estuche peniano los hombres, que nunca han
dejado de adentrarse en la selva en busca del lugar donde no existen el sufrimiento
y la muerte, el más alejado de la escritura.
Felices los
bororo que durante la noche danzan y cantan y al amanecer se acuestan hasta el
medio día.
Felices los
bororo, que en el plano de la aldea siguen el plano de sus venas y sus caminos
espirituales.
Felices los bororo,
que no sabían la hora ni el día porque nunca se enviciaron al azúcar del
tiempo.
Felices los
bororo, que conocieron a Claude Levi Strauss.
La Carolita, lunes
1 de octubre del 2012.
©Flóbert Zapata Arias, ocutubre del 2012
