lunes, 28 de enero de 2013

CARTA DE UNA PROSTITUTA.Por Flóbert Zapata Arias


Dejé el país de la costumbre y no me seguiste, ahora somos extranjeros, he olvidado tu lengua y no quieres conocer la mía.

Levantas fronteras para que yo las derribe pero tienes que hacerlo tú mismo, estaré esperando al otro lado, después de recibir concentrada los temblores sensuales de los muros que caen.

¿Cómo puede ser pecado lo que es bueno para la salud física?, ¿cómo puede ser pecado lo que alivia las enfermedades mentales?, ¿cómo puede ser pecado la libertad?

Si me hubieras seguido conocerías la mayor verdad por conocer, que el verdadero amor no guarda fidelidad más de un día y que así nunca te sentirás solo, el peor castigo para la especie. Lo prueba el hecho de que siempre te estoy esperando y te doy refugio si lo necesitas, hasta que descubras que el cielo está hecho de refugios y que cada refugio es un cielo infinito. No querías llegar a él porque no te produce ganas de matar ni de sufrir, sólo silencio y más silencio. Silencio prohibido. Silencio que ríe, silencio que danza, silencio que acaricia, silencio que calienta y sana, silencio de agua pura que corre, silencio que le regresa la inocencia a las monedas de hueso humano.

 

 

La Carolita, martes 22/ene/2013

© Flóbert Zapata, enero de 2013