lunes, 12 de mayo de 2014

Pasen los niños mimados o pasen los ejércitos (segunda parte). Por Flóbert Zapata

1
Toda guerra deja mortalmente heridos a los vencedores y mortalmente vivos a los vencidos.
2
Un día se levantarán todos los asesinados y cobrarán venganza. Matarán a los asesinos vivos y desenterrarán a los asesinos muertos y con dientes de perro se comerán sus huesos.
3
Los atracadores existen gracias a un viejo truco de magia, descubramos el truco y desaparecen los atracadores. El aumento de la miseria trae el aumento de la delincuencia, en esto consiste todo el truco de esta brutal guerra entre los que muerden monedas oro y los mordidos por el oro.
4
Al enemigo quémalo todo, no dejes parte que se descomponga, porque ella te buscará hasta encontrarte, se te meterá al corazón y lo pudrirá. Quémate con él para que tampoco quede nada suyo en ti. Que la ceniza de sus huesos y los tuyos se confundan. Entonces puedes decir que la guerra termina y que has triunfado.
5
De modo que todo lo que se decía de ese señor era falso y no hice nada. No llamé a la justicia, me pusieron a sostener un telón que presuntamente tapaba la oscuridad y en realidad tapaba la luz. Lo vi languidecer y aplaudí. Todo lo que se decía de ese país era falso. Y me comporté con ese país como me comporté con aquel hombre. Lo maté también sin mirarlo a los ojos.
6
Los cultivos transgénicos y los agrotóxicos, las tensiones de la sobrevivencia, la superación económica, la ignorancia de una turba que no lee, hacemos fila para morir de raras y despiadadas enfermedades, cantamos, ¡cómo se baila!, en un auténtico ritual de sacrificio colectivo.
7
El mundo es una guerra y te conviene. Los primeros días el paraíso puede producir nauseas y somnolencia. Si tienes carácter nervioso, lonchera de supersticiones, te reintegras, te lo pierdes. Puedes volver al cobarde y violento mundo a ejercer el desencanto y emborracharte. Toda esperanza se reduce a implorar que te golpeen suave, que ya aprendiste solo a golpearte duro y mucho.
8
La mosca guerrera golpea y golpea tratando de atravesar el vidrio, su ganglio cerebral no comprende que existe el conocimiento y que encontramos siempre una salida si buscamos los dos polos del pensamiento. Así vamos los hombres, tratando de pasar por donde no se puede, olvidando que existe la ilusión, que la mente se engaña fácil, chocando con la energía universal, envalentonados  con nuestros juguetes, musculosos de gimnasio, perfumados de París, infelices de aquí.
9
No estás en una guerra sino en muchas pero no sabes que estás en ellas. Donde hay heridos, enfermos y muertos hay una guerra. En los oncológicos sucede la guerra del cáncer. Los derrengados y cojos en aumento desnudan la guerra de los autos contra los peatones. En la calumnia del rumor labial o de los medios se desenvuelve la guerra más brutal porque no deja huellas de sangre. Los psiquiátricos ocultan a los menos aptos para la esclavitud. Observas el desfile de los vencedores creyéndote espectador o aburrido maestro de historia, cuando participas en esas guerras contra ti mismo, primero sin comprender y al final francamente convencido.
10
El mayor arte de la mentira lo encontramos en la conversión mágica del torvo perseguidor en inocente perseguido y del inocente perseguido en torvo perseguidor. El presentador de noticias es el general que ordena los ataques. Los televidentes obedecen ciegamente.
11
¿Cuál es el uniforme que más se ve en Manizales? El variopinto de los alumnos. El verde oliva de la policía. El kaki combinado con rojo de UNE y el de Claro. Pero el uniforme que más se ve es el de los mendigos.
12
Llegó la época en que las minorías violentas gobiernan a las mayorías pacíficas. Llegó el tiempo de los golpes suaves. Llegó la esperanza, la loca armada con pistolas, fusiles y granadas que penetra a un jardín de niños para matar hasta el último.
13
Primero me gobernaron con los gritos. Después me gobernaron con los miedos. Como querían gobernarme más utilizaron el fuete. Apenas crecí me gobernaron con la ley. Hoy me gobiernan con los ojos.
14
Estamos viviendo el oscurantismo de los medios de comunicación social, ellos son el nuevo Santo Oficio. Linchan a quien no tenga becerro de oro, a quien no le gusten las guerras, a quien desarme los mecanismos de la hipocresía y la locura. Queman lo mismo a una persona que a un país. En el cargo de inquisidor mayor el protestante desplazó al católico, quien recoge a regañadientes la leña para la hoguera.
15
−¿La vida es un teatro?
−Sí, vivimos un libreto de la cultura en que nacimos.
−¿La guerra es un teatro?
−No, son los actores del teatro de la vida peleando bajo esta ley: Mi oro tiene venerables costumbres, tu oro tiene alocados desvíos, entrégamelo sonriendo. Así buscan en vano el paraíso fuera de sus mentes. Así la realidad del horror sangriento nace de la irrealidad del horror no sangriento.
16
Llegaste el lunes a trabajar, te esperaba una carta, hubo recorte de personal, en nada te diferencias del soldado caído en batalla. Con cadáveres calientes se construye el triunfo del dinero como con cadáveres fríos se construye el triunfo de las trincheras.
17
Un manual de administración de empresas neoliberal me hizo sentir lo mismo que cuando leí un manual de guerra.
18
Ignorar quién es el verdugo. Creer que el verdugo no existe. Hablas de tu desesperación y tu miseria y aparece para castigarte. Compruebas que existe y que siempre ha estado cerca: tu jefe, tu vecino, el político, el absolutismo del dinero, la inmolación de la lectura, el cierre de los puentes a otras orillas del saber.
19
Las guerras las padecen todos y las padecemos antes quienes no tomamos las armas. Luego de las guerras en tiempo de guerra padeceremos las guerras en tiempo de paz.
20
Mírame de frente muerte, de esta no te vas a salvar. Ella ama mi poesía y yo amo su cuerpo. Ella es joven y yo soy viejo. Ella busca sueños y yo busco monedas. Ella cierra los ojos y yo los abro. Ella bendice y yo maldigo. Ella llora cuando comienza la batalla y sana sus miedos y yo rio cuando comienza la batalla y sano mis úlceras.
21
El que está lleno juega con la cuchara y juega también con la cuchara de los que no han comido.
22
Se regresa loco de la guerra, bien loco, el peor de los locos, el que por fuera parece normal. Los colombianos siempre hemos vivido en guerra y mírenos tan normales,  cada uno una máquina de demencias con tecnología de punta.
23
No me gusta tu sistema y me obligas aceptarlo. No te gusta mi sistema y me obligas a que renuncie a él y no me acepte.
24
Si no te conviertes a ese credo te matan y si te conviertes te confiscan los bienes. No perteneces a nuestra grandeza, ¡lárgate! Evita que te pase lo que a tu compatriota rico: le sacaron uno a uno siete dientes hasta que aflojó el capital. Cuando no te quede nada te calumniarán. Dicen que padeces debilidad sexual por los menores, que te asocias a Satán y que envenenas las fuentes de agua municipales. ¿Hablo sólo de judíos, de gitanos, de indígenas, de latinos, de mestizos, de africanos, de herejes? Hablo de los que buscaban oro, encontraron la más pura fuente de agua y se quedaron junto a ella. Hablo de los que recibimos la triste fama de la calumnia. Del que deambula perdido en los bosques milenarios de verdades falsas. De la tropa vestida de negro, salvadora de la especie que la mata.  
25
Allí serví de fiador a un “amigo” y casi quedo sin casa. Allí perdí mi bastón con lagartija tallada. Allí vomité borracho. Allí bebí té de hachís para el insomnio. Allí bailé desnudo con mi novia y otra pareja. Allí casi me convierto en cadáver. Allí me alquilé. Allí empecé a devolver lo quitado, bagatelas, monedas. Allí mataron mi reputación. Allí comencé a cantar de verdad. Allí dejé de ser todos los tontos y comencé a ser sólo un tonto. Allí me volví pacifista. Allí dejé la mentira de todos y comencé a vivir mi propia mentira. Allí perdí la tristeza mala y recuperé la tristeza buena. 
26
La guerra consiste en matar a personas que no me han hecho nada, que hablan otro idioma, que me ven llegar de otro mundo para prohibirles reír y bailar.
27
La distancia se acorta para los binoculares. La distancia se acorta para los cañones. La distancia se acorta para las lanzas. La distancia se acorta para las espadas o los machetes. Sólo queda espacio para el puñal y el abrazo.
28
Maldito Julio César por asesinar dos millones de personas en la campaña de las Galias, bendito por escribir sus memorias, admirable sociología cuando relata las costumbres de los pueblos, truhanesca maniobra cuando justifica los horrores. El soldado mata más cuando calla que cuando dispara.
29
No sentía la guerra en el combate, la sentí al finalizar, cuando consolamos a nuestros heridos, enterramos a nuestros muertos y llevamos los testamentos a las viudas y los huérfanos.
30
Mirada ruda y feroz. Mirada atemorizante. Mirada ruin. Mirada de odio. Mirada de guerra. No mirada.
31
Matando la tercera parte del ejército enemigo el resto huye. Pero aquella vez nos fatigamos en exceso, tuvimos que matar hasta el último hombre, era el ejército de los hambrientos.
La Carolita, lunes 28/abril/2014

© Flóbert Zapata, mayo de 2014