martes, 21 de enero de 2014

Dos canciones. Por Flóbert Zapata Arias

(Antitaurinos durante la Feria de Manizalez 2014) 

MIS HARAPOS
“También ríen en los charcos
los inmundos renacuajos
cuando rozan el plumaje
de algún cóndor que cayó.”

Este verso me duele, muestra ignorancia voluntaria frente a los animales y su grandeza, le dice inmundo a un maravilloso ser, a un renacuajo, a la futura rana, su canto y su misterio. Se recomienda al autor Microcosmos-el pueblo de la hierba, está en youtube. Ah, tango grande para los que venimos desde cero. Cruda realidad del poeta verdadero, siempre hace mucho frío, mucho cierzo helado.

EL PONCHO DE MI PADRE.
La ponían mucho en El Dorado, donde fui mesero adolescente. Una bella historia biográfica construida sobre lo sencillo de la vida, el poncho sirve de pañal al bebé. Pero “En los combates/ contra la indiada/ estuvo sobre/ mi corazón”. ¿Cuáles combates? Morían masacrados los pobres indios, que no podían oponer rudimentarias flechas, arcos y lanzas a poderosas armas blancas y de fuego. El cierzo que le cae al poeta no es nada comparado con el que le cae al indio. Podemos decir que el poeta es el indio de la ciudad y que el indio es el poeta de la selva. Y saber que todavía nos quedan indios puros, incontaminados. 

La carolita, lunes 6/ene/2014



© Flóbert Zapata, enero de 2014