miércoles, 30 de julio de 2008

PRIMAVERA EN FILADELFIA





En los países con estaciones el verano alcanza temperaturas mortales, regeneradoras, y el invierno lo cubre todo de nieve hermosa y atroz.
Entre el verano y el invierno ancestral griego la primavera, caracterizada por la hermosura, la preciosidad renacida en cada forma, el esplendor y la consiguiente producción de transformaciones espirituales que desbordan al individuo y lo convierten en gota que se une al río de danza, color, cantos, de la comunidad en estado de trance que recorre las calles y los caminos de la selva y el campo.
No en vano de la primavera nacieron en un solo paquete el drama, la tragedia, el aire dionisíaco, como nos lo recuerda con genialidad Nietzsche: “No es un capricho ni una travesura arbitraria el que, en los primeros comienzos del drama, muchedumbres excitadas de un modo salvaje, disfrazadas de sátiros y silenos, pintados los rostros con hollín, con minio y otros jugos vegetales, coronadas de flores las cabezas, anduviesen errantes por campos y bosques: el efecto omnipotente de la primavera, que se manifiesta tan de súbito, incrementa aquí también las fuerzas vitales con tal desmesura, que por todas partes aparecen estados extáticos, visiones y una creencia en una transformación mágica de sí mismo, y seres acordes en sus sentimientos marchan en muchedumbres por el campo.”
La primavera obraba, entre otros efectos, como la mitológica bebida llamada nepente, que curaba las heridas, aliviaba el dolor y hacía a la mente refractaria a la tristeza presente o al recuerdo de la tristeza pasada, no dejando otro alternativa que la celebración sin freno y delirante, dada total para que los humanos recobraran cuanto de felicidad natural y asombro habían perdido.
Ahora podemos decirlo: Filadelfia vive una primavera literaria: hay mucha gente escribiendo.
Se ha librado a la palabra de todas las miserias y vicios a la que la habían inducida y ha sido puesta en el centro.
Somos el trópico, no gozamos o toleramos estaciones, el verano y el invierno no eclosionan brutales, después de torrenciales lluvias se deja venir el sol quemante y acariciador, los veranos son equilibrados por la brisa y las lluvias intempestivas, y sin embargo nos imbuye la primavera.
Ni lo apolíneo ni lo socrático, en el sentido de “El origen de la tragedia”: la primavera.
No tenemos que unirnos a ella, hemos perdido la voluntad, nos llevará consigo en el tráfago feliz del eterno retorno y del honorario y misterioso temblor de reinsertarnos como bacantes.

En el salón Cumanday del Centro Cultural y de Convenciones se realizó la primera estación azul del Encuentro de Escritores Filadelfia, el sábado 26 de julio. Lleno total de paisanos y amigos para escuchar a los escritores de la tierra acompañados por escritores de otras tierras. Momento hermoso. Memorable. Resistencia frente a la visión comercial exclusivista del mundo de hoy.

Un muchacho se encontró un hermoso potro salvaje. ¡Qué de buenas!, dijeron. Domesticándolo, el caballo se encabritó, lo arrojó al suelo y le hizo partir una pierna. ¡Qué de malas!, dijeron. Pasaron reclutando jóvenes para la guerra pero la pierna inservible lo eximió de esa obligación. ¡Qué de buenas!, dijeron. El caballo fue robado. ¡Qué de malas!, dijeron. Un amigo descubrió dónde se encontraba el caballo. ¡Qué de buenas!, dijeron. Para recuperar el caballo tuvo que entregar dos monedas de oro. ¡Qué de malas!, dijeron. A oídos del rey llegó la notica del hermoso caballo, que lo impresionó de inmediato, para que le ofreciera al muchacho doscientas monedas de oro a cambio de quedarse con él. ¡Qué de buenas! … El artefacto, de origen chino, aquí recreado, puede continuarse hasta el infinito. Nos recuerda el refrán “No hay mal que por bien no venga” y que no hay bien que no esconda espinas de limón como de acero.
Las contingencias padecidas por la Junta Directiva de la Corporación Encuentro de Escritores Filadelfia durante el primer semestre del año, en las cuales no hubo catalizador posible, nos han servido para encontrar nuevas luces, como universos emergidos de un diminuto punto oscuro, que nos permitieron ver realidades apremiantes y necesidades inaplazables:
1. El Encuentro se realizará anualmente en Manizales, Filadelfia y Samaria. 2. Con o sin tarjeta están invitados a participar todos los filadelfeños que escriban o que hayan escrito, poco o mucho, independientemente del género,jóvenes o veteranos, inéditos o con obra publicada, nombrados o desconocidos. Esta conciencia inclusiva no excluyente, fraterna, merodeaba sin ser oída, hasta que nos agarró por el cuello, nos sacudió y nos hizo ver que no vale la pena repetir en el campo de la estética las gradaciones sociales, herencia de los laberintos repetitivos, supresores y protervos de las monarquías.