jueves, 7 de febrero de 2013

COMPARTIENDO A LISANDRO. Por Flóbert Zapata Arias

Una noche de misterio
estando el mundo dormido
buscando un amor perdido
pasé por el cementerio…
Desde el azul hemisferio
la luna su luz ponía
sobre la muralla fría
de la necrópolis santa,
en donde a los muertos canta
el búho su triste elegía.
Miseria humana, gran poema en décimas de Gabriel Escorcia Gravini, poeta nacido en Soledad, Atlántico, en 1892, que murió a los 28 años, frecuentaba los cementerios y llevó una vida desgraciada por la lepra. La versión de Lisandro encanta, ennoblece el poema. En décimas, recuerdo, están escritas La cama vacía, vulgarizada en Colombia por Óscar Agudelo, y Milonga celestial, muy conocida aquí la versión de Alfredo de Angelis.
*
Al llegar la noche que me encuentro solo
vago por la casa como una sombra
abro la ventana y miro hacia el cielo
entonces le digo, no te tengo miedo

soledad (bis 7)

hace mucho tiempo, que eres tu mi amiga
compartes mi lecho, hasta mi comida
si voy por la calle, tu vas a mi lado
a tu fiel presencia ya me acostrumbrado

soledad (bis 7)
Soledad, la primera estrofa se puede publicar en una antología lírica de la costa. Hay canciones que son poemas o que contienen partes que son poemas. Siempre habrá en cada país dos historias de la poesía, la del acetato y la de la página.  
*
Adicción, de nuevo una canción colombiana mete la palabra marihuana, y tan bien metida, desde los apartados tiempos del barranquillero Luis Gabriel en Así es mi pueblo, ya clásica. Eso sólo la justificaría pero tiene más embrujos.
*
Lisandro Mesa, capaz de ir más allá de la media reconcentrada en el romanticismo amoroso usualmente convencional, juglar de los derechos civiles de la alegría.
La Carolita, viernes 18/ene/2013
© Flóbert Zapata, febrero de 2013