viernes, 19 de octubre de 2012
EL ÁRBOL. Por Flóbert Zapata Arias
Si vas solo y
hay un árbol solo abraza su tallo cuanto quieras.
Si vas solo y
hay cinco árboles no abraces a uno solo, no dejes a los otros esperando.
Si vas solo y
hay mil árboles pídele perdón a los que no alcanzas a abrazar y promételes que
algún día volverás a buscarlos.
Si vas
acompañado y hay un solo árbol, abrázalo por un momento y permítele a los otros
abrazarlo. Nunca digas esta atrocidad: Es mío,
yo lo vi primero, nadie me lo toca.
Si vas con un
grupo de diez personas y hay diez árboles, que cada uno abrace a uno y que
luego intercambien en serena orgía.
Que nadie se
quede con hambre de abrazos, que nadie robe abrazos, que nadie niegue abrazos,
pues muere el corazón sin estaciones, sin cambios, sin adioses.
Que pronto
serán rescatados por sus mundos fríos, donde las únicas estaciones son las de
los trenes cargados de confusión, amantes de la movilidad material y esposos de
la movilidad espiritual, arraigados en un solo adiós perpetuo.
©Flóbert Zapata Arias, octubre del 2012