Dos poetas mujeres de Palmira nos han escrito, quieren participar en LUP de noviembre, han escuchado el llamado a la hermandad y el intercambio. Las programaremos para el último sábado de noviembre, en el II FESTIVAL DE POESÍA EN TIEMPOS DE PENURIA. A su vez ellas programarán poetas de aquí en Palmira. Otros vallecaucanos quieren venir, otros caldenses irán. Deja de ser posible una poesía sin dinero para convertirse en realidad.
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Leo en Babeliantes (blogspot) que Arcesio Zapata Vinasco está muerto. Y duele, duele mucho. Duele aceptar la decisión de un cuerpo amigo de irse. Ahora qué problema para dormirme. Recibir una noticia de estas a las once de la noche se compara con recibir la noche a las seis de la mañana, que ya la recibí con la muerte de mi hermano Fáber en La Merced. Ocurrió lo de Arcesio en el primero o segundo mes de este año pero para mí vivió hasta hoy porque sólo hoy me llegó la noticia. Quizá la muerte consiste en ignorar que alguien está vivo y la vida en ignorar que alguien está muerto. Arcesio, un serio agonista de la novela que entraña cada vida, un intelectual, un poeta, un estudioso del Carnaval de Riosucio, justifica su existencia en la lucha contra el analfabetismo cultural que a estas alturas sólo exceptúa a los universitarios y otras élites reducidas. Recibí su apoyo en la Fundación Pedagógica de Caldas para la edición de una revista con escritos de alumnos neiranos. Fue presidente de Educal cuando a este sindicato de maestros lo impulsaba predominantemente gente que leía. La última vez nos saludamos en un supermercado de Manizales. Siempre sabemos que morimos, siempre nos engañamos pensando que no, siempre nos coge la tarde para los reencuentros. Arcesio, un camino destacado, digna y valientemente vivido.