Puede mirarse la CELAC como una superación del justo calificativo impuesto por aquel escritor español cuando dijo que Latinoamérica era un continente estúpido, tara heredada de los Reyes Caóticos, que tuvo su Patria Boba. Es decir como el paso de la Fe de ratas (las que se comieron los cartageneros durante el sitio de Morillo, los cadáveres comidos por las ratas en tantas guerras de independencia y en tantas otras fratricidas, muchas sembradas desde afuera) a la Fe de erratas (premeditadas por copistas venales y de alma judía para el dinero) y finalmente a la Fe de rutas, las de la fraternidad entre naciones mestizas, las de la unión más allá de las diferencias. Como aquella lingüística que hace que en Argentina morocha sea una blanca de pelo negro tipo Cristina Fernández de Kirchner y en Colombia y en Perú sea una morena tipo Piedad de Córdoba, por lo que cantamos de paso para las dos como para el resto de morochas, como para el resto de mujeres latinoamericanas de morochas almas, la canción Avanti morocha de Los Caballeros de la Quema. Y para el resto, para todos, morochos de piel y/o de alma, América de Nino Bravo, América de Facundo Cabral, Buen día América del Sur de Facundo Cabral (la que canta Marco Tulio Salazar cuando está borracho y hacía reír a Marina), Latinoamericano de Leonardo Fabio (que nunca volví a oír), Buenos días América de Pablo Milanés y Latinoamérica, la mejor canción del año, con la que los Grammy se honran al premiar a Calle 13.
La fundación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe, CELAC, también puede interpretarse desde la antropología feminista: las esposas sumisas del harem en una pueblada se toman el derecho universal de enamorarse libremente. Manumisas de la poligamia salomónica temen sin embargo caer en la monogamia aunque se trate de la seriada, dado que nunca abandona su tendencia sindiásmica o poligamia machista recortada. Pero no, Latinoamérica ni macho ni hembra, andrógina, andrógino. Recuérdese que en alemán luna pertenece al género masculino y sol al género femenino.
En consecuencia donde el acertado titular dice “CELAC, nuevas y más promisorias perspectivas de desarrollo económico regional” léase también “CELAC, nuevas y más promiscuas perspectivas de desarrollo económico regional”. Aunque en precisa justicia semántica más que de promiscuidad debemos hablar de polyamory.
Manizales, lunes 12 de diciembre del 2011
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