jueves, 28 de noviembre de 2013
La sustancia que finge el llanto. Por Flóbert Zapata
1
¿Te ha pasado que entre tus amigos esté
tu peor enemigo?, ¿no te ha pasado?, entonces sólo conoces la tristeza cuando
se mezcla con la sustancia que finge el llanto y la decepción. Es
tu peor enemigo porque nunca podrás desenmascararlo, pública y repetidamente da
muestras de su hondo aprecio por ti, ah, contramaestre de los jueces abyectos y
de los poderosos dispensadores de patógenos y camelos, traidor de la parte
buena de la moneda y de la cara limpia del dios que cuelga en su pecho con la
vaga sensación del ahorcado. El día que te enfermes te visita y ya solo en su
cuarto danza para que tu mal no tenga reversa. Sabe danzar, no hay un solo filisteo
que no sepa danzar, para que llamen niestzscheano al “bueno y justo”. La
venganza acaece simple con este espécimen, desearle una larga vida, no morir en
su corazón. ¡Qué mundo hemos construido, en el que la supervivencia consiste en
no dejarte matar de los amigos¡
2
¿No te ha pasado que entre tus amigos
esté tu peor enemigo? Una razón va en tu búsqueda, estas cosas sólo le pasan a
quienes viven distinto, tienen criterio propio porque espulgan la realidad con
la puerta abierta a las ideas y la historia, asumen un destino autoelegido y no
dictado por el gas normalizador y se comprometen con el sueño del amor
universal, en el que en vez de morir cada uno contra cada uno se levante el
canto de todos para todos. Ellos padecen
estos amigos, estos vecinos, estos
jefes, estos compañeros de trabajo, estos
colegas, estos momificadores de la fuerza de los ríos y del color del mar, esta
especie en cuyo cuerpo crecen caparazones inútiles y garras estorbosas, tristes
teatros de la histeria legitimada.
3
Ya te pasará, ya te convertirás en lobo
estepario con restos de hoja de coca en los dientes, tarde para que no tengas energía
ni tiempo de contarlo, y si no te pasa implora esa clemencia que sólo otorgan
las condecoraciones, la sinecura y la
serotonina que producen la envidia y la rapacidad, la confusión y el miedo a la
felicidad formulado en imprudencia. Otra cosa, querrás burlarte de ti mismo y
ni siquiera ese don te concederán pero a cambio te conceden la visión del
hombre que patea a su gato y del que salió a vender su perro y como nadie lo
compraba lo mata y se lo come: “Con los animales no hay comedia, son
como son. Por lo general los animales están tristes y cuando un hombre está muy
triste porque alguna vez, por un momento, se dará cuenta de cómo es todo, cómo
es la vida entera, entonces parece siempre un poco el animal, tiene un aspecto
de tristeza pero es más justo y más hermoso que nunca. Hermann Hesse”
La Carolita, miércoles 27/nov/2013.
© Flóbert Zapata, noviembre de 2013