jueves, 18 de abril de 2013
ENCUENTRO DE POETAS DEL GRAN CALDAS. Por Flóbert Zapata Arias
(Portada del libro que se lanzará durante el encuentro)
ENCUENTRO DE POETAS DEL GRAN CALDAS.
NEIRA, COLOMBIA, VIERNES 19, SÁBADO 20 DE ABRIL DE 2013
Este
encuentro sirve para lo que se ha dicho que tienen valor los encuentros dentro
del ámbito de la creación, la educación y la cultura. Pero este encuentro
informa particularidades. También sirve para otra cosa, para que los escritores
se encuentren, conversen, algunos de ellos por primera vez. Hemos caído, todos,
no sólo los escritores, en el individualismo pero en nosotros se nota más por
la índole eminentemente comunicativa y sensible de nuestro trabajo. Cuánto
hubiéramos avanzado si nos prestáramos libros, si nos auxiliáramos, si nos
publicáramos, si hiciéramos de la solidaridad el aire y el sol, si nos
tomáramos un café de vez en cuando. En lugar de eso competimos, caemos víctimas
de los celos como cualquier amante ciego, guardamos silencio ante lo bueno del
otro, nos convertimos en enemigos jurados.
Caldas,
Quindío y Risaralda, esos hermanos tan parecidos a cristianos, judíos y
musulmanes, dividieron la casa grande cultural en tres apartamentos pequeños y
cada uno ocupa el suyo. No se hablan, no se saludan, no se ofrecen platos de
natilla caliente, no tocan a la puerta a pedir un poco de soda en la noche, se
injurian, se arrojan sapos venenosos y ratas podridas. A un amigo lo apuñalaron
los hinchas adversos a la salida de un partido de fútbol en Pereira, correlato
de lo político-económico. Dentro de cada apartamento también hay peleas
internas, corderos que habían sido preparados para los holocaustos del ego,
correlato local y secreto. Los poetas,
increíblemente, caímos también en ese marasmo social y psicológico. Porque
nunca es tarde queremos reaccionar a este hielo hecho casi tradición, pasar
sobre él, y unirnos en un proceso que nadie descuenta como complejo y tortuoso.
Nada despierta más las ansias de sangre que quienes lo dan todo por la
convivencia. Lo lograremos, caerá el régimen de fuerza del odio porque viola la
naturaleza. Esto no se conseguirá sin entender que los grandes poetas, en el
sentido de creadores, son gente sencilla, desprevenida, gocetas, abierta y
clara. Los enfermos que no quieren sanar
tendrán respeto a su independencia y sus farfulleos e infantiles imperialismos antigregarios. De todos
modos la crítica despiadada a todo lo que existe, como quería El Moro, irá
acompañada siempre del amor simple a lo que no puede callar y necesita una
oportunidad. Qué lástima si fracasáramos. Unidos podríamos pasar mejor,
reseñarnos, difundirnos, invitarnos, canjear. Si lo dice uno no se lo creen,
bota corriente, predica, el complejo de vecino, el complejo de conquistado, entonces
le damos la palabra a un extranjero, nada más y nada menos que francés, a Jean
Cocteau:
“Lo único que puede crear el individualismo
creciente es más soledad. Ahora ya no
sólo se detestan los artistas con criterios adversos, sino también los artistas
con el mismo criterio, hombres que comparten la misma soledad, la misma celda,
que explotan el mismo yacimiento. En consecuencia, el único que es capaz de
comprendernos a fondo será nuestro peor enemigo, y viceversa” [Jean Cocteau,
Opium, Editorial Planeta, p. 47-48].
Con
este espaldarazo tan prestigioso, proveniente de un iconoclasta, de un
opiómano, queda pues expresado otro matiz de la importancia de este Encuentro,
que nos dice que unidos probablemente no dejemos de caer occidentalmente pero
que divididos no existimos.
La Carolita, sábado 23/feb/2013
© Flóbert Zapata, abril de 2013