martes, 17 de julio de 2012
QUÉ FÁCIL MENTIMOS. Por Flóbert Zapata Arias
Qué fácil mentimos. Le mentimos hasta a la madre. Mentir hace parte
del carácter colombiano. No hay mayor acto de crueldad con un hijo que
enseñarle a mentir, lo que ocurre no en instrucciones sino en la inconsciente imitación
inevitable, en el proceso de infección psíquica de que nos habla Freud en La
interpretación de los sueños. Casi nadie dice la verdad. Los que dicen la
verdad tienen problemas. A los sinceros se les recibe con asco. Finalmente pocas
cosas más peligrosas que decir la verdad. Y sin ella no hay salvación. Duele
pero si logramos anular toda mentira de la vida llega el equilibrio personal y
general. La paz no se conseguirá el día que no haya armas sino el día que no
haya hipocresía. Lo que indica que se aleja afanada porque el que no miente no
sirve, no sobrevive con monedas de cincuenta pesos, valor actual de la verdad.
La ligereza del Estado de asegurar que el avión Súper Tucano cayó
por fallas mecánicas o humanas sin haberlo estudiado fue intervenida y
corregida luego. Ahora sabemos el porqué: la autoridad indígena de Jambaló se
guardó la caja negra, en realidad rosada, para que sobre el suceso brille la
verdad y no más que la verdad. Lo que significa que los indígenas están en
problemas, cómo si no tuvieran ya bastante con la contaminación de su hábitat
por la explotación minera de las multinacionales y el desplazamiento que los
extermina. Lo que significa también que la mentira está en problemas con los
indígenas.
La Carolita, domingo 15 de
julio del 2012.
©Flóbert Zapata
Arias, julio del 2012