martes, 26 de junio de 2012
Padre causó lesiones con machete a profesor frente a su alumnos en Filadelfia. Por Flóbert Zapata
I
“Padre de estudiante agredió con machete a profesor en
Filadelfia (Caldas)
2:20
Sucesos
En un salón de primaria de un colegio rural de
Filadelfia, municipio del norte de Caldas, ocurrió un hecho violento, en plena
clase.
Un padre de familia atacó con un machete al profesor
Luis Morales y le causó lesiones.
Según contaron testigos a LA PATRIA el agresor actuó,
luego de que el hijo del atacante le puso una queja por supuesto maltrato del
maestro.
"El docente le llamó la atención al estudiante y
este le respondió con palabras groseras. El profesor le pidió que no fuera tan
grosero".
Las lesiones obligaron a que al maestro lo
incapacitaran por 10 días. Luis Morales tiene a cargo a los alumnos de
preescolar, primero y tercero del colegio Antonio Nariño. "Lo más grave es
que el ataque ocurrió dentro del salón y los niños están más traumatizados que
yo", dijo el docente quien se alistaba esta tarde para asisitir a citas
médicas en Manizales”.
II
Le escribí a Leandro
diciéndole que lástima que no hubieran presentado los puntos de vista del padre
y del alumno. Y agradeciéndole el link de esa nota tan conmovedora y paisana.
Me irán a odiar
profesores y profesoras por esto, como me odian los reaccionarios en la escuela
donde trabajo porque les enseño a los niños que no deben permitir que nadie les
grite o los lastime y que no deben permitirse gritarle a nadie ni lastimarlo,
pero, la verdad, hay profesores maltratadores y profesoras maltratadoras, hoy,
a esta hora, tanto en colegios oficiales como privados (un profesor golpea
iracundo los libros contra los puestos,
los tira. Otro que tiene fama de comportarse grosero con los acudientes
nos hace preguntarnos cómo se comportará con los alumnos).
Les pegan a los niños con
regla, los pellizcan, los zamarrean, los empujan. Un Rector que conozco hace
todo esto menos pellizcar y quebrarles las reglas en la cabeza o en la pierna,
lo que suplanta jalándolos de las orejas hasta dejarlas calientes. No lo olvida
Pedro, quiso quebrarle los vidrios de su oficina con él adentro pero no se dio la
oportunidad.
Vi niños defecarse en los
pantalones por miedo a pedirle permiso al profesor.
Hay profesoras y
profesoras que con un grito podrían matar a un niño.
Conozco un profesor y una
profesora que a punta de terror controlan la mente de sus niños a tal extremo
que salen a tomar tinto y durante ese tiempo enmudecen y se paralizan literalmente. Vi grupos
formados en perfecta actitud de estatuas. A la profesora una madre la revolcó
en el corredor de la escuela y al profesor un padre lo desafió con revólver. ¿Recuerda Daniel
Villegas ese día que sacó la navaja y le
rajó su pelota delante de todos?
Lamentablemente todavía a
este, a esta, se considera el maestro y la maestra de éxito.
Padres, madres, los
aplauden porque reprimen allí donde ellos no fueron capaces de dar
conversación, atención, amor, tiempo, confidencia, escucha. Creían que educar
un hijo era darle comida, lecho y no más, se equivocaron, cometieron los mismos
errores que cometieron con ellos, que se reproducirán en una viciosa cadena de
violencia y desafecto.
En muchas aulas comienza
el país desangrado que tenemos. No reina el diálogo sino la autoridad, por lo
que el niño desobedece para vengarse. No reina la dulzura y la fuerza de la
convicción sino el brusco control de efectos poco duraderos e hipócritas.
Recórrase las escuelas
sin maestros y aflorarán muchas sorpresas, no tendrán que escarbar mucho.
Cómo dije al principio,
qué bueno que hubieran presentado los puntos de vista del padre y del hijo para
haber opinado mejor sobre este caso. De todos modos hay que dejar claro que el
procedimiento del padre puede encerrarse dentro de la demencia, toda forma de
agresión contra otro ser humano o contra un animal, debe encerrarse dentro de
la demencia. No hay nada que no se pueda resolver sin ir a la guerra. Desgraciadamente la realidad confirma lo
contrario, en demasiados colombianos palpita un asesino potencial.
¿Cuántos años tendrá Luis
Morales? Tengo que reconocer que poco he visto de la minoría de los jóvenes.
Mis testimonios hacen referencia a los de mi edad en este gremio envejecido y
aporreado. A maestras y maestros que no
satisfechos con maltratar a los niños maltratan a sus compañeras y compañeros o
escogen un maestro solo o una maestra sola para maltratarlo o maltratarla en
pandilla, en maquinación. Una maestra tuvo que pedir traslado por eso. Saben mi
caso si leen la nota anterior.
Los alumnos de hoy son
distintos, necesitan maestros distintos, que hablen su lengua, otro ambiente,
otros recursos. Y la educación se encuentra anquilosada. Sólo han cambiado los
tableros, los pupitres y las tizas. Se necesita una educación centrada en los
intereses y las necesidades del alumno y no una que no los consulte. Necesitamos
conocer la diferencia entre el conocimiento que mata la felicidad y el
conocimiento que no mata la felicidad, o por lo menos la alegría.
A otro profesor en
Manizales, J.A., no en plena clase sino en un corredor cuando se dirigía a un
salón, un alumno le pegó una puñalada en la mano, le cogieron siete puntos. La
cosa hubiera podido llegar a extremos graves pero se dio cuenta a tiempo y el
puñal perdió velocidad al atravesar el morral que llevaba y que improvisó como
escudo. Una alumna le avisó que lo iban a matar, faltó cinco días al colegio
muerto de pavor, el Rector lo denunció por abandono de puesto, jejejejeje, qué
Rector, que vida, qué leyes, que rigidez. “Flexibilidad laboral”, jejejejeje.
A Y.L. lo trompeó un
alumno a la salida, al otro día presentó renuncia al cargo.
A un cura maestro de
Religión lo sentó de un puño un acudiente en la plaza de Arauca.
Corren tiempos difíciles
para la mitad de los alumnos, corren tiempos difíciles para la mitad de los
maestros, corren tiempos difíciles para la mitad de la sociedad. Padecen a la
otra mitad sumida en la ignorancia, la antipatía y el fanatismo.
Desde aquí con amor le
deseo feliz recuperación, Luis, colega.
Manizales, martes 26 de
junio del 2012
©Flóbert Zapata Arias,
junio del 2012