“Todo el mundo enfermo de cáncer”, me dice Carlos Eduardo Espinosa. Y lo expone con conocimiento de causa: gracias a la radiación con cobalto y al Espíritu Santo, según testimonia, acaba de salir de un cáncer de próstata con metástasis en los huesos. “ Esta mancha negra es el cáncer”, me ilustra mostrándome su esqueleto con aureola en un negativo que supongo de tomografía computada.
“Doctor, cómo voy a tener cáncer si el chorro de orines es fuerte y se me para sin problema”, desafió en el primer diagnóstico pero el segundo devino irrefutable.
El psiquiatra alcanzó a prepararlo para el desahucio: “¿Sabe qué?, aquí ya no hay nada qué hacer, es mejor que se vaya despidiendo, que se dedique a hacer unas buenas obras…”. El impacto de la noticia fue tan descomunal que hizo arrestos para abandonar la clínica a pesar de los dolores terribles que lo aquejaban y de tal debilidad que no podía ir al baño solo.
Todo el mundo enfermo de cáncer. Ya no preguntes de qué murió sino dónde lo tenía y qué desarrollo extraño tomó.
Todo el mundo enfermo de cáncer.
Me encontré al guerrero por el Coliseo Menor o sea en Cosmitet, la empresa privada que le presta los servicios de salud al magisterio, casi no lo reconozco por la falta de cabello.
Todo el mundo enfermo de cáncer.
Copyright © Flóbert Zapata 2011