A Camilo Giraldo
Colombia es el país de los violentos pero también de los malgeniados. Con un mensajero amigo envié ayer lunes 19 de septiembre una carta a la Secretaría de ************(oculto la dependencia porque no busco acusar a personas sino delatar estados mentales confusos) de Manizales y como le faltó mi dirección y mi teléfono el empleado receptor comenzó a refunfuñar:
—Un maestro y no sabe escribir una carta.
Qué triste un lunes con mal genio, qué enfermo el que quiere hacer sentir mal a los demás, cuán indolente quien pierde de vista la fragilidad del estado de ánimo del ser humano, más en este jodido país donde se bebe el chocolate mañanero con corrupción de cuerpos y de honradez.
No fui secretaria porque de mostrar mi escote hasta el pezón me quedaría sin trabajo, acusada de inmoralidad, además de la minifalda del tamaño de una pañoleta por la que todos competirían para mirar mis tangas níveas sobre el capullo, desatando desorden público. Una secretaria, esa sí que conoce las técnicas de Icontec y los formalismos.
Pero además en al carta dice donde trabajo y el Estado que lo sabe todo cuenta con las direcciones hasta de las amantes y los amantes de los funcionarios. Así que no haga parte de los que manchan la mañana gratuitamente. Está a tiempo, acérquese a Sidharta, que el domingo pasado fue motivo de la obra sino-sajona que representó a Hon Kong en el Festival de Teatro, si no ha perdido la capacidad para el goce del arte, de la lectura, como tantos colombianos desesperados por sobrevivir y por no perder el empleo, si alguna vez la tuvo.
Lo que se puede hacer con ira también se puede hacer sin ira. No nacemos con la ira, la aprendemos. Viva la vacanería, no olvidemos que el mal genio es una forma de violencia y que debemos rebelarnos contra quienes se benefician de que ella exista, como quienes se benefician de la existencia del cáncer.
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