Con la obtención del XXVIII Concurso Nacional de Novela Ciudad de Pereira 2011 a Julián Chica Cardona, filadelfeño de Collarejo del alma, le ha tocado el turno del reconocimiento por la vía de la caja de resonancia que son los premios literarios, a veces tardíos y otras desdeñosos. Junto con Adrián Pino Varón inaugura lo que podríamos llamar la segunda camada de galardonados de la literatura caldense. De cincuenta y seis años, activo como adolescente, heterodoxo, polifácético, hospitalario, novela viva él mismo, consigue un logro aun mayor: que sus amigos nos alegremos más que él por este premio, sin duda tan grato y hondo como en su infancia las raíces de la mejestuosa palma que hacía el lindero de doña Joaquina Libreros, de la que el propio Julián nos hace memoria con sus dotes de historiador: “Era una palma real de donde los indios sacaban vino y el fruto, de un perfume exquisito, contenía una almendra doble muy apetecida por las loras, las ardillas y los niños. Desgraciadamente fue talada en presencia de un funcionario de Corpocaldas hace ya como siete años por intriga de los moradores de la zona”. Mientras que sale publicada Mi querida enemiga le propongo tres inquietudes que nos comiencen a familiarizar con ella.
Regálenos una sinopsis de la novela.
A juicio del jurado Mi querida enemiga es una novela de iniciación romántica y erótica en la que el personaje es objeto de dos momentos conectados con la permanente búsqueda y exploración del lado femenino a partir de la proximidad cotidiana que mantiene con su hermana gemela, de donde se sugiere muy veladamente cierta relación incestuosa.
El primer momento tiene que ver con el manejo de una cantera invadida por colonos que él hereda, y en cuyo proceso de recuperación protagoniza una complicada relación erótica con la secretaria de las abogadas, y luego con la hermana de ésta y finalmente con la hija del administrador; y el segundo, tiene que ver con la dulce toma de escopolamina que le da una bella mujer quien utiliza todos sus encantos cuando éste sale de viaje para la capital a recibir el cheque de un consorcio, y luego de recuperarse de esta agresión que casi le cuesta la vida, pero sin resentimientos contra ese lado femenino de toda mujer fatal, vuelve sobre sus pasos al reencuentro con una bella dama con quien consuma una apasionada relación.
¿Qué significado personal y profesional tiene para usted este premio?
El premio Nacional de Novela Aniversario Ciudad Pereira 2011, reencamina mis pasos por la narrativa, no obstante haber dedicado mi atención hasta ahora en la búsqueda apasionada de la poesía. Creo que hay premios que uno debe recibirlos, no con humildad, sino con la austeridad y la prudencia propia de quien apenas inicia su camino, porque todo premio trae consigo los más variados y diversos amores y odios propios de este medio en el que nos desenvolvemos. En lo profesional, pienso que es una oportunidad para seguir trabajando hasta encontrar un lenguaje propio en dicho género porque es el reconocimiento a una obra capaz de trascender al individuo mismo que la ha escrito, y como texto escrito es un hijo más que tiene que valerse por sí mismo.
¿Cuáles son los aportes de Mi querida enemiga a la literatura colombiana?
Estaría por verse si existe o no ese aporte a la literatura que es tarea de los críticos y los teóricos, pero de lo que sí estoy convencido es que en el manejo estético de este texto habita un antihéroe cuya ingenuidad machista es producto de su tiempo, y su manera humorística de abordar la vida la asume incluso cuando hace su papel de víctima de la escopolamina, y nos envía con ello ese mensaje de que como problema de salud mental de los colombianos, se debe abordar en todos los espacios y escenarios, que también para eso puede servir la literatura.
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