viernes, 4 de julio de 2014
Mil veces piedad. Por Flóbert Zapata
En el mundo de la poesía, como en todos
los mundos, dominan la escena el poeta-rastacuero, el poeta-intrigante y el
poeta-gamonal. Gracias a la equivocación
o al raro azar a veces se ve en el tablado una voz auténtica. Pero la ahogan
los seguidores de estos poetas, también divididos en rastacueros, intrigantes y
gamonales. Todas las voces son auténticas al comienzo hasta que las educan como
a los animales de circo pero más educado que cualquier circo es el circo de la
poesía. Sin embargo hay una diferencia. A los animales de circo los educan por
la fuerza o por el engaño. Los poetas, en cambio, hacen fila para que los
eduquen. Piedad cielo de los inocentes, ¡piedad, mil veces piedad!, cuando nos
encontramos un poeta que es al tiempo rastacuero, intrigante y gamonal.
Manizales, jueves 3/julio/2014
Foto: Muro de Manizales
© Flóbert Zapata, julio de 2014