miércoles, 26 de febrero de 2014
Dos benevolencias animales. Por Flóbert Zapata
1
LA PERRITA Y EL POLLO ROSADO
−Hace unos cuatro años a mi hija le
regalaron un pollito de color rosado, me parece espantoso como los pintan. Como estaba tan chiquito lo metí en una
cajita pero temblaba. La perrita lo agarró por la cabeza y pensé: ¡Ay, no, se lo va a tragar! Pero no, se lo metió por entre las patitas, lo
crió hasta que el pollo creció. Sin
embargo la empezó a picar muy fuerte y yo estaba que lo despescuezaba porque me
le sacaba sangre el malagradecido, jajajaja, asi que se lo quitamos, lo pusimos
solo a un ladito. Cuando cumplió tres años el pollo nadie se lo quería comer y
era muy agresivo, así que lo regalamos. Por eso entiendo lo que dices, que los
animales tienen sentimientos.
− Qué historia tan vacana.
− Sipi y está grabada.
− Me gustaría verla.
− Mis nenes aman a esa perrita, además
tiene el pelo negro y crespo como yo, jajajajaja.
Nadie creía que ella criaba a ese pollo rosado que, la verdad, nunca me cayó
muy bien que digamos. Pero mi muñe lo amaba.
− ¿Por qué no te cayó bien el pollito?
−Porque le picaba las tetas a la pobre
perrita y ella se dejaba. Cuando creció le sacaba sangre y no lo mordía ni
nada.
−Ah, el encanto de los detalles, jajajajaja
−Jejejeje.
−Por eso digo que mi perra es la más
noble del mundo
(Relatado por facebook por Patricia
Grain)
2
LA VACA QUE LO CURÓ
Nadja trabajó como enfermera en el
hospital de N. los últimos tres meses del 2013. Entre sus funciones estaba
atender regularmente los controles de hipertensión y diabetes de los pacientes.
A ellos asistía un viejito que tenía finca y ganado. Se hicieron amigos, entre
el estetoscopio y las punzadas al dedo se echaban la conversadita. Un día el
viejito le contó esto. Le envenenaron una vaca. La dejó para los buitres pero
supo que se la llevaron para venderla en La Galería. Sintió un asco mortal, dejó de comer carne. Se
curó de la diabetes y la presión, los controles se espaciaron, va lo
recomendado por la edad pero no más.
La Carolita, jueves 20/feb/2014
© Flóbert Zapata, febrero de 2014