miércoles, 16 de enero de 2013

LAS AMADAS DE LA CONCIENCIA TURBIA. Por Flóbert Zapata Arias

(Fotografía: Arte urbano, Manizales)


PROFESIONES QUE ATRAEN A LOS PSICÓPATAS

CEO (oficial ejecutivo en jefe u oficial superior)

Abogado

Medios (TV/Radio)

Vendedor

Cirujano

Periodista

Oficial de Policía

Clérigos

Chef (cocinero)

Empleado público



Pero pueden estar en cualquier parte. Aquí hay que agregar a esos maestros y esas maestras colombianos que hacen de su profesión un ejercicio de poder y control mental sobre los niños, esos maestros y esas maestras que son una mezcla de monje o monja fría y policía infeliz, egresados y egresadas de Escuelas Normales religiosas o laicas más religiosas que las religiosas, la de Marquetalia, la de Neira o la de Aranzazu, el municipio más conservador de Colombia, pero hay otros cientos que se lo disputan. Presencié el infierno en la tierra en que convirtieron una escuela cuatro especímenes de estos tres orígenes y de otro que desconozco actuando juntas en un mismo lugar. Definitivamente van perdidos la conmiseración y el sentido de ascenso con estas bocazas pintarrajeadas que buscan ser temidas en vez de ser queridas. Conozco muchos y muchas, los vi y las vi en acción. Y tengo qué decir que a esos viejos y viejas de alma, los acompañan muchachos y muchachas recién egresados de las universidades, instancias que uno creía puertas a lo nuevo y a la salvación. Los vi, las vi, con regla en mano golpear a los niños, empujarlos, pellizcarlos, darles coscorrones en la cabeza, zamarrearlos, incluso herirlos, los vi y las vi pero de esto no se trata ahora. Los vi matarles su espontaneidad, su ansia científica y su necesidad de autoexpresión, la que tanto reclama Fernando González Ochoa en Los negroides. Los vi y las vi coartar brutalmente el libre desarrollo de la personalidad. Vi a los niños entrar en sus manos con asombro y salir con pesadez nietzscheana. Vi a los niños humillados y vencidos. Vi a los niños poseídos por la lobreguez de la sumisión y por los condicionamientos confusos. Lo más triste es que este perfil de maestro y de maestra ha comenzado de nuevo a dominar impúdico la educación colombiana, reverdece amparado por la ley y la tendenciosa regresión al estatismo.  Sus colegas sanos, soñadores del superhombre, esa minoría clara, también padecen el sadismo de vestido sastre, tacones y pelo teñido de mono de las dos generalas, de la tercera, que lleva el pelo corto, y de la otra, que luce por cuerpo el carro automático con que le pagan su condición de virtuosa.  Schopenhauer saldría expulsado a patadas por ellas y ellos. Schopenhauer, lo contrario de ellas y ellos y que basta para definir su perfil. Cuanta amargura causa mirar a estas trasmisoras y estos trasmisores de datos, a esta soldadesca reproductora de la ignorancia y la impostura, a estos ídolos que a nombre de Jesucristo deshonran a Jesucristo y al que sea, lo trituran, lo revuelven con arena y hacen un escudo con él. Desde ellos y desde ellas sale buena parte de la desgracia intolerante y violenta de esta sociedad. Desde ellos y ellas, los amados, las amadas de la conciencia turbia.  

 

La Carolita, martes 15/ene/2013

© Flóbert Zapata, enero de 2013