Una ciudad de 75 mil
habitantes realiza un festival de literatura-música-audiovisual que se puede contar entre los primeros
de Colombia. ¿Cómo es posible mientras
que poderosos centros económicos de la misma región o de otras se enorgullecen
de su declive o su esterilidad cultural? Aqui mis impresiones.
FOTO DE MEDIOLADO
En la zona urbana hermosas
casas antiguas de la arquitectura de la colonización, como diseñadas y pintadas
por un niño libre al que le pidieran ir a otro tiempo, portadoras de placas internas
o externas que recuerdan a sus moradores característicos y/o bien a las
personas o instituciones que las restauraron y evitaron su ruina. Nuevas
construcciones en las afueras o en la campaña (alguna vivienda particular, un hotel,)
con el mismo espíritu, sincretismo de ventanas y puertas en las que el metal
reemplaza a la tradicional madera o en el que intervienen combinados otros
materiales o técnicas de los que no se disponía hace cien años. Toma de
conciencia de las posibilidades de un desarrollo que consuene con la
declaratoria de algunos municipios del Viejo Caldas y el Valle del Cauca como
patrimonio cultural de la humanidad por parte de la Unesco, denominado Paisaje
cultural cafetero.
*
En la plaza dos bellas estatuas
metálicas en pedestales de un hombre y una mujer desnudos, sosteniendo símbolos
cafeteros.
*
Un empleado de Une con su
camiseta roja, también allí su omnipresencia.
*
Hermanos perros callejeros
durmiendo relajados en la plaza o en las aceras sin que nadie los espante o los
agreda. Una señora que saca una bolsa de plástico y recoge la deposición de su
pequeño perro mascota.
*
Indigentes que por un
momento me hacen sentir en Manizales.
*
Un vagabundo viejo y
feliz de blancos pelo largo y barbas con el que me tomo una foto mientras la
gente pasa, se ríe y hace cálidos comentarios: El padre encontró al hijo,
¡Igualitos!, La misma barba y el mismo pelo…
*
Ambos de transporte
urbano, pasan una buseta y un colectivo pequeño y en sus lomos los logos de las
empresas a las que pertenecen: Cacique Calarcá, Coopcacique. Nos hospedan en el
paradisíaco Hotel Campestre Karlacá, bautizado así, según leyenda, ante la
temporaria revelación de que era este el verdadero nombre del cacique de la
tribu pobladora del actual municipio. Calarcá o Karlacá, de todos modos nos
encontramos ante uno de esos pocos casos en los que los blancos muestran un
poco de pudor ante un pueblo y una cultura que borraron sin impudicia ni piedad
de la faz de la tierra. Lo digo con conocimiento de causa porque el pueblo en
el que nací se llama Filadelfia, copiado de los desiertos bíblicos del apocalípsis
y sus siete iglesias.
CUADRO AL ÓLEO
Justo apenas se ingresa a
las dependencias de la envidiable Casa de la Cultura se observa un cuadro al óleo de una
mujer.
−¿Ella quién es? –le
pregunto a la vigilante uniformada.
−Lucelly Carcía de
Montoya, la que hizo esta Casa de la Cultura.
−¿e bolsillo de ella?
−Con los propios
recursos.
*
Antes de ingresar, en un
jardín lateral a ras de tierra del espacioso zaguán, dos planchas de mármol,
vivas como plantas, una sobre los restos de Luis Vidales (1904-1990) y la otra
en homenaje a Javier Huérfano (1953-2010), poetas de Calarcá.
*
Javiér Huérfano, me
contaron, quería a Luis Vidales lo mismo que a un padre, por lo que lo acompaño
siempre, regó su memoria con el agua de la gratitud y conservó sus cenizas
hasta que fueron trasladadas allí.
DEUDA
Al mundo
le debo
un semen
dos testículos
tres hijos
dos lágrimas
una muerte.
*
Luis Vidales fue un
comunista poeta más que un poeta comunista, quiere esto decir que cuando
escribió versos de combate no tuvo fortuna y que en Suenan timbres, el libro de
poesía de su tiempo más querido por los poetas de este tiempo, encontramos la única
obra colombiana para la historia de las vanguardias latinoamericanas.
ENTIERRO
Lluvia sobre los grandes
cajones de las casas.
Lluvia. Lluvia.
Y a lo lejos
el conglomerado de
paraguas
mancha en el aire
su pueblito japonés.
A este lo van a enterrar.
Las campanas se le
querían caer encima
como sombreros ingleses.
Yo veo el dorso del
acontecimiento.
Las levitas
cabeceantes
hacen unos pajarracos
que persiguen al muerto.
Las coronas
–neumáticos de carnaval−
van colgadas del carro
como repuestos
por si se le dañan las
ruedas.
Pero cuando se vayan las
flores
quedarán los aros de las
coronas.
Y esta noche
el muerto se pondrá el
aro de una corona
−salvavidas−
y se botará al charco que
hay que pasar
para ir al cielo.
Ya no llueve.
Desapareció el que estaba
estrenando
cadáver.
Se fueron los de levita.
Nota.
No quedó ninguna mancha
en el aire.
CIERRE DE OJOS
Empecé esta crónica con
el carburante de la intuición, sin plan de hoja de papel. Aquí voy, vadeando
monte, de una para adelante seguro de que en el camino encontraré el hogar que me
regale aguapanela para seguir. Titulé al primer fragmento Foto de mediolado,
sugerido por la compañía de fotos del panorama físico que pienso agregar al
final y porque en tres días y los sabrosos agites de aquí para allá rumbo a los
actos de la programación, uno no tiene tiempo de mirar de frente a nada ni a
nadie, es decir de conocer a través de la conversación serena o la lectura de
obras de o sobre esa nada y ese nadie; de no quedarse en la desorientación de los ladinos desmemoriados voluntarios y de
los memoristas edulcorados. Cuando terminé el segundo fragmento, Cuadro al
óleo, pensé que lo del cauce gráfico no se me daría y decidí cambiar los títulos
pero los dejaría provisionalmente hasta que encontrara sus reemplazos y el
acomodo conceptual. Mientras tanto vestí al inexistente tercer fragmento con el
título pretencioso de Foto de frente. Y allí estaba. ¿Dónde? Exactamente en la
sinsalida. Tenía una sola opción a la vista: hablar del Encuentro, con los
problemas inherentes de verosimilitud, por haber participado, de no caer en la
zalema, innecesaria para lo grande, y de evadir la crítica, la peor forma de
gratitud. Estaba además la falta de tiempo y no sólo el desconocimiento de lo
dicho por los otros protagonistas sino la carencia de sus obras. Entonces de
entre las doce publicaciones que me traje, periódicos, revistas y libros, una
me habló: Calarcá para leer. La tomé, sin saber para qué. Leí de un tirón el
cuento o crónica de José Nodier Solórzano, que me gustó tanto, del cual subrayé
fragmentos y me dije Algo debe salir, por lo menos un collage, que me permita continuar
sin artificios y llegar. Veremos.
(Domingo 19 de agosto del
2012)
FOTO DE FRENTE
Poesía es lo que nos dice
algo que no sabemos y no sabíamos que necesitábamos, lo que muestra partes
íntimas del vestido cuerpo de la sociedad, de la vida, de la naturaleza, de la
historia, en el neogótico flamígero que caracteriza el espíritu de los tiempos
confusos, dementes y crueles en que vivimos ignorando de dónde no venimos. El
no-poeta ve lo que le muestran para guardarlo, el poeta se hace a su agujero
voyerista para contarnos en el momento en que lo ve. Quien quiera tomarle fotos a la otra ciudad, a
la restante, la humana, la profunda, la que no ve el turista, debe hacerse a diferentes
medios, por ejemplo el magnífico libro Calarcá para leer, compilado y editado
por Álvaro López Cortés. Los escritores allí reunidos, excepto algún desliz neutro
incluso necesario para el contraste, entregan una de las más altas realidades
del amor, la esperanza de la comunicación, menoscabada en otros casos por la
tendencia hiperartística.
*
-“(…) desde entonces
queda en mí esa memoria gustativa de la chancarina
y el minisiguí, de las luisas, de los
brazos de reina, las lenguas azucaradas, los tiples, los churritos, los
mojicones y las peras de La Bogotana; los helados donde Chin-chu-lan-cha Sepúlveda. Recuerdo, nuestros cuadernos de escolar son
Bolivariano, nos motilan Cosme o Chicle
en la Bola Roja, aprendemos a nadar en la piscina Maiporé, compramos agua
oxigenada, merthiolate donde Roberto Gómez y rellena donde Rebeca, don Ricardo
nos cura todas las dolencias del cuerpo con Alhucema Bamby y Bay-Rum siete
medallas, chupamos paletas de Cali, nos purgan con Quenopodio –su sólo nombre se recuerda con nauseas− recetado por David Valencia”. José Jesús
Domínguez Giraldo
*
-“…Había también en
Semana Santa procesiones imponentes con la participación de todos respetando
los estratos: primero el cura y sus acólitos (…) luego las damas de sociedad
seleccionadas con juicios de la más estricta moral, (…) y atrás (…) el pueblopueblo”. Orlando Montoya
*
-“Y comentan en pérfido
susurro:/ era sencillo, bueno, cordial y generoso./ Y haber muerto./ Dicen así
los que restaron fuerzas/ a mis alas cuando iban en su vuelo,/ los mismos
zoilos de la humana feria,/ los oscuros y sordos fariseos”. Baudilio Montoya
*
-“Nada cambia. O mejor,
todo da un aparente giro, pero de 360 grados. Quedamos en lo mismo: elecciones,
malas administraciones, desempleo.” Beatriz Eugenia Gallego
*
-“Este es Calarcá, mezcla
de indios y españoles, tierra de escritores (…)”. Dora Tobón
*
-“Alcaldes, en casi cien
años de haber sido fundada Calarcá, ¡ha tenido infinidad! ¡Tantos!” Y tan
malos.” Humberto Jaramillo Ángel
*
-“Fui a la Escuela
Girardot y al Colegio Robledo, tras una breve pausa en el Instituto Quindío que
fundaron los liberales del pueblo, −entre ellos Marco Tulio Betancourt−,
después del nueve de abril, en represalia con el sectarismo que acusaban el
rector y algunos profesores conservadores del Robledo, y el apoyo político que
ellos recibían de la Secretaría de educación en Manizales”. Jaime Lopera
Gutiérrez
*
-“Decir yo nací en Calarcá, no es decir gran
cosa. Nacer en este o en otro lugar: ¡qué más da! Se nace cuando es necesario y
donde es preciso, y punto.” Elías Mejía
*
-“Calarcá, pueblo de
políticos corruptos, de mujeres bonitas, provincia de seudoaristócratas, pueblo
godo donde los maricas, los niños y las mariposas son los únicos seres vivos
libres de la egolatría del calarqueño tradicional”. José Nodier Solórzano
Castaño
*
-“El marcado componente
muisca, la ancestral vocación agrícola, el carácter introvertido del
cundiboyacense colisionaron con la vocación comercial, el preponderante
componente español y el extrovertido espíritu antioqueño. Las cosas no llegaron
a la violencia étnica porque colonos todos, se necesitaban para enfrentar al
enemigo común: las odiosas concesionarias de tierras Burila y Villegas
obtenidas bajo la corona española y que luego, bajo la República, de manera
fraudulenta y con anuencia del Estado corrían a su antojo los límites de sus
enormes territorios”. José Yesid Sabogal V.
*
-“Sin antecedentes
conocidos, aparece una sombra que disfraza al monstruo llamado Burila, empresa
de terratenientes y altos funcionarios estatales. Desata persecución en contra
de colonos y aparceros”. Juan de J. Herrera González
*
-“La diferencia esencial
entre los rolos y los paisas era que los rolos les pegaban a sus mujeres más de
lo necesario”. Rodolfo Jaramillo Ángel
*
-“Dinamizada por la
interacción entre estas dos culturas, Calarcá alcanzó a vivir una efímera pero
dorada adolescencia. El eco de este ruido creativo desbordó los límites del
Viejo Caldas y a Calarcá acudieron, atraídos por los viernes culturales,
personajes de la vida nacional.” José Yesis Sabogal V.
*
-“Desafiando el
sempiterno Estado de sitio, asustados, expectantes y entre sombras, en
cualquier esquina escuchábamos a Alirio Liévano hablar del comunismo. Algunos
ya presumían de experiencias con la vareta,
o habían recibido el primer pinchazo del Benzetacil millonario que formulaba el
negrito Pedro Nel, con sólo describirle ciertas ardientes y dolorosas
dificultades en la micción”. Libaniel Marulanda
*
-“Desplazados o atraídos
por la guaquería, las minas de oro y sal, la abundancia, extensión y calidad de
los bosques nativos maderables, con buena agua y caza, la asignación o arrebato
de tierras; algunos llegaron al sitio de Calarcá en la primera década después
de su fundación en 1886” Hernán Giraldo Mejía
*
-“Cada momento me
sorprendo de continuar todavía aquí, en este mundo, entre tanta vida y tanta
muerte, visible aun junto a cuanto se desvanece: aparentemente estable entre lo
impermanente”. Humberto Senegal
*
-“La fatalidad de
nuestras provincias es que sólo reconocemos lo foráneo, validamos las modas
impuestas por los centros de poder intelectual”. Carlos Fernando Gutiérrez
*
-“Con este supuesto,
numerosos ciudadanos defendieron su derecho a preservar su historia, su
arquitectura tradicional. Contaba con tantas personas a favor como en contra,
pero las que se oponían eran más beligerantes”. Enrique Barros Vélez
*
-“En 1979 el gobernador
Mario Gómez Ramírez me nombró alcaldesa, (…) mi nombre suscitó una gran
controversia política. Fui víctima de insultos y desaires por parte de muchas
personas (…) de tal manera que decidí declinar dicha distinción”. Esperanza
Jaramillo
*
-“Al destino agradezco
poner mi nacimiento en Calarcá, (…) En el amado pueblo que ahora nombro, conocí
a mis hermanos, a mi familia, a mis amigos, a la esencia misma de Calarcá. Soy
calarqueño y reclamo ser uno de quienes más aman a su patria chica. Aquí me
enamoré y aquí mismo amo entrañablemente mis recuerdos”. José Jesús Domínguez
Giraldo
DETALLE DE FOTO
Formidable Casa de la
Cultura. Auditorios técnicamente equipados. Cámaras al frente. Se extiende la
programación a Caicedonia y Montenegro. Baja gente de Armenia. Siete invitados
del Viejo Caldas. Veintitrés invitados del centro de la fama o los abolengos
académicos. El Librero-Colombia. Cerveza. Roca, Darío, Piedad y los demás. Planetas, Alfaguaras,
Normas, Malpensantes. Enguayabadita. Libros por centavos. Entrevistas en
Telecafé-Armenia. Universidades Externado, del Valle, del Quindío.
Bolsillospropios, Sineditoriales, Vedettedoméstica. Florence Thomas. Carlos
Orlando Pardo, su suave esposa. Héctor Sánchez. La maldita primavera que no
pudo venir por muerte de pariente. Juan Carlos, Juan Aurelio, Alejandro, Jaime,
Rigoberto, Juan Felipe, Orieta, Julián, Ómar, Cristina, Carlos Alberto, su mona
y su pelirroja. Los amigos de antes, Rossi, Cindy, Carlos Fernando, Janet, Jorge
Julio. Los amigos nuevos, Carlos Ariel. Los paisanos, Ferney Antonio, compañero
de mi hermano Alex en la Facultad de Derecho, ahora juez. Albert Deylan, Gañán riosuceño
que saca la revista Punto Aparte y el periódico Culturarte, su coequipera de iluminado
rostro. Egos. Dos cancelaciones a última hora. Ciclo audiovisual, ciclo musical
y ciclo literario. Un pintadito único en la plaza. Obleas con arequipe del
tamaño de hostias. Gente que cree que comida vegetariana es cambiar carne por
huevo y adjuntar repollo picado con zanhahoria rayada. Exposición de pintura de
Ómar. Eventos preparatorios. Talleres continuados en la cárcel. Un preso
supieño. Puntualidad. Público abundante. Trato inmejorable. Atención hotelera
de primera. Logística de relojería. Coordinadores idóneos. Sensación de equipo
sereno. Te transportan, te recogen, te llevan, te orientan. Ángel, Johana, Juan
Felipe, Rodolfo. Wilmer, que me permite orar treinta minutos en un templo
tántrico sin esculturas ni iconos a la salida de Caicedonia. Dulces honorarios. Programación en sitio web,
plegable, cartilla y afiche. Este año Literatura, amor y erotismo. El entrante
Literatura, memoria y conflicto. Meses de preparación. Enviados de La Patria,
El Espectador. Yael Mahecha. La Crónica publicando reportajes y actividad diaria,
dando primera página. Conversatorios. Preguntas
de los asistentes recogidas en papelitos. Lecturas de poesía. Facultades
de literatura. Aquel que relega al nombre no mediático. Colegios. Profesores. Alumnos.
Laicos. Nelson G. B. elogia mis poemas
por claros y quiere comprar el volumen al que pertenecen. Combo que los juzga predicadores y anarquistas. Preferible esta sinceridad al saludo de cajón y relaciones públicas. Ambiente. Torre de palabras. Árbol de
ojos. Alma. Corazón. Inteligencia. Espíritu. Ansias. Dignidad. Fuerza.
Horizontes. Encuentro Nacional de Escritores Luis Vidales, zona sagrada, cristalina
reverencia solar de los desnudos pijaos. Luis Vidales canta. Calarcá le susurra
a Colombia.
(La Carolita, Martes 21
de agosto del 2012)
(Juan Aurelio García, Juan Carlos Acevedo, Carolina Urbano, Flóbert Zapata)
(Flóbert Zapata)
(Cacique Calarcá)
(Flóbert Zapata y mi amigo vagabundo)
(Héctor Sánchez, Carlos Orlando Pardo, Flóbert Zapata, Janet Duque Cuéllar)
(Héctor Sánchez, esposa de Carlos Orlando Pardo y él, Flóbert Zapata)
©Flóbert Zapata Arias, agosto del 2012