(De Yenny Paola Lucas)
martes, 15 de mayo de 2012
NINGÚN PODER TIENE DERECHO A ABANDONAR LA COMPASIÓN. Por Flóbert Zapata
(De Yenny Paola Lucas)
Día del maestro, nada
qué celebrar. Cada día más carga de trabajo, más obligaciones, más papeles y
cada día menos descanso. Recortarle las vacaciones a los maestros hace honor a
las equivocaciones soberbias. Hinchar el control sobre los maestros, postrarlos
literalmente de rodillas, llevó la situación a tocar fondo. Cualquier aseadora
vigila, cualquier maestra castiga al apestado humanista. Maestros
aterrorizados, que se hacen las cirugías
en vacaciones para no perder tiempo de clases, por lo que entran igual de
cansados. Que cuando sirven de jurados en elecciones no reclaman el día
compensatorio porque incurren en falta de pertenencia. Servicios médicos atiborrados,
maestros pensionados por trastorno bipolar, psiquiatras que dan citas para el
mes o más. Los maestros están enfermos, graves, más los jóvenes que los viejos.
Ni hablar de los servicios médicos y su deriva insana e irredimible como todo
lo privatizado. El ratio profesor-alumno se tornó inclemente. En cada grupo
seis o siete alumnos con sociopatías tan graves que uno solo enloquecería al
psiquiatra más paciente, igual por todas partes y algunas peor. Rectores,
coordinadores, acosadores laborales, al extremo de que a una maestra el
psiquiatra la vio tan mal que la incapacitó un mes. Si tienes tus propias
opiniones entras en conflicto con el Rector, si entras en conflicto con el
Rector mejor pide traslado. O te “liberan”, como llaman ahora al caprichoso baile
de los que sobran y razón del temor mezclado con temblor. Para prevenirlo unas
maestras se juntan y le dan al Rector un estrén de pies a cabeza. Existen
pandillas, de maestras, las hemos
padecido. A tal extremo pernicioso ha llegado la situación que se habla de “autoliberados”. Y sin embargo se dan Rectores concientes, lo que prueba que no resulta fácil acabar con la especie.
Este el regalo hoy, Día del maestro, para
Juan de Jesús Rojas Mancera, de la escuela Barrios Unidos, un hombre humilde y
bueno que lleva treinta y seis años enseñando y que merecería un trato más
humano pero hasta la saciedad sabemos que el infierno se encuentra al final. Parado
frente a su grupo Quinto, en su salón, mientras Juan escuchaba respetuoso
sentado en el trasero escritorio, el Rector se refirió al maestro más malo de
la escuela mientras lo señalaba con el pulgar, pero él se dio cuenta. Tan
hiriente fue el gesto que hasta los alumnos difíciles y silvestres se
indignaron. El otro maestro más malo soy yo y se va a deshacer de los dos
fundiendo grupos con la otra jornada, eso manifestó. Llorando a la salida Juan
de Jesús lo contó a casi todos, porque hay los que automáticamente no escuchan
al de abajo, egos adiposos. Para no dañar su cercana pensión se contuvo:
─A mí me provocaba
levantarme de ese puesto y darle delante de los alumnos.
Ningún poder tiene
derecho a abandonar la compasión.
Manizales, martes 15 de
mayo del 2012.
©Flóbert Zapata Arias. Mayo
del 2012