Domingo, 2 de mayo, 2010. Cable Plaza. Doce meridiano. Un pito suena. Doscientos chicos y chicas se paralizan en los cuatro pisos, parecen bellos, decididos maniquíes. ¿Ocurre algo? Asombro general en los visitantes y vendedores, el celador espera sin saber qué hacer. Trascurren cinco minutos. De nuevo suena el misterioso pito. Las estatuas humanas recuperan la vida, se abren sus chaquetas y camisas, se quitan sus buzos, o pullovers, como los llaman los argentinos, para que aparezca el verde en su tono más hermoso y natural, tachonado de girasoles con la leyenda Partido Verde Mokcus presidente. Retumban consignas: A mí no me pagaron, vine porque quise. Más educación, menos corrupción. Se desplazan a las escaleritas de la entrada. Forman en la acera una cadena humana, que se dirige al Multicentro Estrella (qué nombre feo). En el trayecto suena el pito, otra vez se paralizan. Campos de Holanda, mirada de Van Gogh. Por un país decente, Antanas presidente. La unión hace la fuerza. Se vive, se siente, Antanas presidente. Los carros aplauden con bocinas y gritos afirmativos desde las ventanillas. Hasta que el pito le da movimiento a la gigantesca liana vegetal. Performance llamémoslo. La cadena humana reinicia su caminata. Otra eclosión del performance. Más celebración de conductores y pasajeros. En la Universidad Católica llega la lluvia. Se sueltan los eslabones para evitar la mojada pero no el espíritu. La marejada verde llega hasta el Multicentro, como Mockus llegará a la presidencia, esperamos, a pesar de los palos en la rueda, de las calumnias, de la envidia, de la paranoia reaccionaria, de dos períodos amargos y sin poesía que nos dicen que no es difícil encontrar algo mejor de lo que había. En los dos pisos del Multicentro renacen los girasoles ansiosos de sol. La varita mágica sonora obra el prodigio dos veces. Mockus y Fajardo, más educación. Mockus y Fajardo, menos corrupción. Más educación, menos corrupción. Rostros observadores positivos, gestos que asienten o comienzan a mirar distinto. Una de la tarde. Regreso a casa. Nada de jolgorio, satisfacción serena, misión cumplida, tal como la habían planeado espontáneamente a través de Facebook. Una forma distinta de promoción que augura una forma distinta de gobernar. Con la garantizada trasparencia, con tornar a la legalidad precisa sería suficiente, tan hondo cayeron la patria y la dignidad. Pero vendrá mucho más. Los jóvenes no perdonan ni el engaño ni la infamia.
© 2010 Flóbert Zapata