domingo, 28 de septiembre de 2014
Un frío raro. Por Flóbert Zapata
(Muro de Bogotá)
Siempre viví en el
cementerio, con razón sentía tanto frío, un frío raro. Estudié en el
cementerio, los profesores demostraban matemáticamente que no eran cadáveres. La
gente camina en procesión lúgubre con ropas de paseo o de trabajo. Me casé en
el cementerio, tuve hijos engañables por la bruma, perdidos entre las tumbas
como yo. Cuando mi cuarta mujer me fue infiel por
décima ocasión, después de advertirle que no quería más la infidelidad ni la
necesitaba, le propuse que huyéramos, me
decepcioné de los cadáveres y del cementerio definitivamente. Ahora me
encuentro en una ciudad más fría que ese cementerio en que viví, lo que prueba de
paso que no todo lo propicio para cementerio se convierte en cementerio, la
habita gente viva en su mayoría pero no faltan los cadáveres, considerables, no
una pequeña minoría, algunos de ellos provenientes del cementerio en que viví.
Sueñan con desplazar a sus habitantes y repoblarla.
Manizales, viernes 20/septiembre/2014
© Flóbert Zapata, septiembre de 2014