martes, 24 de junio de 2014

Consejo tardío a mí mismo. Por Flobert Zapata

Que tu hijo nunca te vea reaccionar con ira, poseído por la ira, usuario de la ira, propagador de la ira, alumno-maestro de la ira, he ahí la herencia que no pueden quitarle, el poco de salud que robas para él, porque nadie puede saberse buen enfermo despojado de la serenidad, ardiendo a lo bonzo en cada deseo, destrozando en cada derrota el sistema inmunológico como el enemigo de sí mismo. Si lo consigues habrás actuado como un traidor de quince meses de edad. Un guerrillero que porta con dignidad sus cicatrices y sus muertos en la lucha contra el sistema de la desesperación, la velocidad y el sufrimiento. Que tu hijo nunca te vea iracundo porque esta energía recluida se contagia fácil y una vez contagiada no se quita nunca. No le niegues la ilusión del amor, la más grande conquista del hombre, el derecho a matar sin ira.
La Carolita, martes  11/feb/2014


(Foto: Centro comercial, Medellín)
© Flóbert Zapata, junio de 2014