lunes, 6 de mayo de 2013
LINAJE. Flóbert Zapata
Fui a
la Registraduría a sacarle cédula a mi importancia pero me responden que sólo
se la dan a personas. Después de mucho insistir me dijeron sonriendo que
trajera su Registro de nacimiento y entonces lo pensaban. Que se burlen, que se
burlen de mi importancia, de mi amada importancia, del centro de mi vida, del
camino para llegar directo al corazón de dios. Ataúdes sí me ofrecen para mi
importancia, y cementerios, y lápidas, y hasta llegan a sugerir que la mate,
que la traicione, porque ignoran su condición eterna, los muy imbéciles, los
mercaderes, los fieros ateos de la importancia, miembros del partido político
de Buda y milicianos del brazo armado de Lao tzé.
Desde
que nací soy importante, desde antes, desde siempre, me esperaba la
importancia.
Altos
políticos celebraron mi llegada, no me bautizó cualquier cura de aldea sino un
obispo, ¡Cómo me van a decir que no existe la importancia! La palpo, la huelo,
la acaricio, la defiendo, la alimento, la educo, la preño.
Igual
si hubiera nacido pobre me hubiera acompañado la importancia, porque se trata
de linaje, de predestinación, nací para ser importante, para descollar, para
ascender, para que me miren desde abajo los prosaicos y baratos, el rebaño
astroso y filisteo.
Mi
mortal cuerpo se podrirá pero mi importancia no, permanecerá eterna entre los
hombres recordándoles que existí, que su
belleza me perteneció y que a mi espíritu lo posee la inmortalidad gracias a ella.
La Carolita, miércoles 1/mayo/2013
(Fotografía: casa rural, Neira)
© Flóbert Zapata, mayo de 2013