lunes, 12 de noviembre de 2007

¿POR QUÉ NO SE CALLA?

(Sea Rey con esta corona. Precio:US$2.10
En la XVII Cumbre Iberoamericana un “rey” de corbata y traje, como cualquier modesto empleado bogotano colgado en buseta de lunes. Nada que ver con los del naipe y los cuentos de hadas: barba y cabellos abundantes, canos y hasta el cuello, cetro, corona, túnicas largas de colores fuertes, trono, en estos tiempos inexcusable por la facilidad de transportar lo delicado o grande (en los dos sentidos). Incapaz de convencer a nadie del fin de la historia, de que la esperanza está en el pasado y de que las pesadillas políticas contemporáneas son peores que la superstición de los anillos. Desde España socialista los muertos saliendo de las vitrinas del museo donde antes guardaban los recuerdos.

La corona. ¡Un rey! ¡Una reina! ¡Una familia real! No sólo anacrónico el asunto. Riesgoso. Las monarquías fueron necesarias para desnudar la maldad del hombre. Desde la invención de la imprenta dejaron de ser asunto importante. Con el Internet se ven francamente ridículas. Para colmo socavadoras del arte: "Majestad" es el término más antiliterario que pueda existir, aun cuando se devuelve. Y los tales se ayudan y se lo creen. Señalan con el dedo acusador a presidentes mestizos. Pasó el tiempo de los virreyes, ¿por qué no regresa a su vitrina, hijastro de Franco y padrastro de su recuerdo? Mire como enredó a Zapatero y lo puso a pisar caca de gato: confundido e irreconocible. Y a García Márquez, en su reciente homenaje, al invitarlo más que como figura típica.
11/11/07