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La corona. ¡Un rey! ¡Una reina! ¡Una familia real! No sólo anacrónico el asunto. Riesgoso. Las monarquías fueron necesarias para desnudar la maldad del hombre. Desde la invención de la imprenta dejaron de ser asunto importante. Con el Internet se ven francamente ridículas. Para colmo socavadoras del arte: "Majestad" es el término más antiliterario que pueda existir, aun cuando se devuelve. Y los tales se ayudan y se lo creen. Señalan con el dedo acusador a presidentes mestizos. Pasó el tiempo de los virreyes, ¿por qué no regresa a su vitrina, hijastro de Franco y padrastro de su recuerdo? Mire como enredó a Zapatero y lo puso a pisar caca de gato: confundido e irreconocible. Y a García Márquez, en su reciente homenaje, al invitarlo más que como figura típica.
11/11/07