La felicidad se encuentra en el
consumo. “Amor, salgo a desestresarme”, le informa la estrato alto al esposo
que en la cama recibirá su premio con procacidades al oído, recorre centros
comerciales y regresa pidiendo auxilio para vaciar la camioneta llena de
paquetes. Si llega la ruina y se acaba el dinero se acaba también la felicidad,
todo se va, te rechaza, se burla, deprime, qué poco te diferencias de un
pescado en la nevera.
La felicidad sexual se encuentra
igualmente en el consumo. Estrenar caricias, perderse en cuerpos nuevos, la
conquista, el picaflor, más enamorado que un palomo azul, labios hinchados de gemir.
Si se acaban la belleza y la juventud se acaba la felicidad, llegan el dolor,
la soledad y el desprecio, nos volvemos viejos, feos, canosos, arrugas andantes,
perseguidos por cierto olor a podrido.
Hazte rico y vuelven dóciles al
instante la felicidad, la belleza, la juventud y la compañía.
Manizales, lunes 28/abril/2014
© Flóbert Zapata, mayo de 2014
