Después de felicitar a Carlos Mario Vallejo por su excelente trabajo, muestra de su precocidad y talento, deseo amplificar el siguiente fragmento del perfil que me dedica en El Raro: “En estos salones usted encuentra ladrones, sicarios, paramilitares…Los profesores están aterrorizados. Hacer una nota en el observador es motivo de amenaza. Otros se suicidan al perder el trabajo porque la Secretaría de Educación es todopoderosa y los trata como fichas de parqués y luego se queja de la viciada contratación laboral en los colegios públicos".
Al respecto:
1.La educación sufre cambios drásticos en estos últimos que resultan difíciles de asimilar para cualquier persona que no esté dentro del remolino, por lo que eximo a Carlos Mario de la confusión a la que pueden dar pie estas afirmaciones.
2.No conozco ningún caso de paramilitarismo en los colegios.
3.Los colegios sin embargo no escapan a la descomposición social que vive nuestra sociedad, por lo que en ellos pueden darse casos de tráfico de drogas, porte de armas, miembros de pandillas, etc, que a veces hacen temblar la mano o los labios del docente para poner una queja, una nota o bien decidir una pérdida de materia o de año .
4.Los maestros en su mayoría están aterrorizados pero por una causa precisa: la “liberaciones” de maestros. Cada principio de año se presenta esta agonía cuando se trata de decidir los maestros que sobran según cálculo matemático de acuerdo al número de alumnos matriculados. Aunque el maestro a liberar por otras causas puede recibir la cruel noticia en el momento menos pensado.
5.Una “liberación” consiste en que se entrega la plaza del maestro para que este sea reubicado en otro establecimiento. En épocas pasadas podía ser reubicado en otro municipio y hasta se llegó a proponer que en otro departamento, lo cual causó graves desajustes emocionales, con su consecuente somatización.
6.Las “liberaciones” son decididas por los Rectores de los establecimientos y no por la Secretaría de Educación, aunque esta generalmente los refrenda.
7.Al comienzo de las liberaciones hubo maestros enfermos o que incluso murieron por causa del pánico de abandonar contra su voluntad una institución. Una remoción de este tipo, que a simple vista parece sencilla, causa a veces estragos graves en el docente que llegan a conducirlo a la depresión.
8. En Colombia, que se sepa, los maestros no se suicidan por las “liberaciones”, aunque sí produce en ellos terribles estragos tanto físicos como sicológicos. Donde sí se suicidan las personas por motivos semejantes es en Francia y China. Búsquese en Google con estas señas: “suicidios france telecom”.
8.Sí, a veces los maestros son movidos de un colegio a otro, de una jornada a otra, de un nivel a otro, como fichas de parqués. Yo mismo, sin mi consentimiento, sin siquiera consultárseme, fui diferido de Primaria (donde llevo ocho años) a Secundaria hace unas semanas. Por fortuna la medida fue reconsiderada.
9.Educar hoy es supremamente difícil, por lo cual muchos maestros terminan con trastorno bipolar. Un psiquiatra que atiende a maestros declaró: “Pobrecitos los maestros”.
10.A los maestros cada día les colocan más trabajo, las obligaciones crecen. Por eso expertos nacionales piden una mayor consideración para que el maestro pueda dedicarse a lo propiamente suyo: dictar clases. En vez de tanto papel que le toca llenar.
11.Un maestro de un colegio afirmó textualmente que “a los maestros nos da miedo hablar en los salones (porque los alumnos son potencialmente violentos, fiel reflejo de lo que se vive en el exterior) y fuera de eso llene y llene papeles y cada día más y más trabajo”. Con esto quiso decir que los alumnos de los colegios hoy no son los mismos de antes, lo cual nadie puede negar, y que su labor se ha complejizado y resulta riesgosa y atosigante, pero ¿cuál no?.
12.Es tan complicado el panorama educativo que resulta difícil de comprender aun para los mismos maestros, porque precisamente al maestro que trate de comprender críticamente la situación o de incidir en ella lo “liberan”. A los maestros liberados una y otra vez los llaman los “rechazados”. La situación se torna tan grave que se habla de “autoliberaciones”, es decir de aquellos maestros que se salen de la norma de la obediencia ciega.
13.Los maestros posteriores a la Ley 100, los jóvenes, sí que están aterrorizados porque de una evaluación depende la continuidad del contrato, es decir que pueden ser declarados cesantes, lo que conduce a que caigan en sumisiones degradantes o en la fiera competencia. Lamentablemente en ese juego también han caído los veteranos.