No la colocarán en grandes antologías pero está en la voz del pueblo, mostrando que la utilidad y la belleza no se excluyen, que lo práctico y lo ideal no deben separarse nunca.
No ganará premios pero nunca será olvidada. Se escurre de las manos exclusivistas del crítico de tendencia hiperartística que la quiere con la arrogancia de los salones y la gala versallesca, tanto como se espanta ante las manos excluyentes de los hipervitalistas, que le niegan el temblor.
La copla, del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, la Revolución Francesa de la lírica.
•
Lo que oigo dentro de mí pero también lo que oigo dentro de los otros es material de mis coplas. Nada ni nadie como ellas saben en qué grado la vida de los otros es la propia vida, conocedoras desde siempre del genoma del homo sapiens, que pone en ridículo toda teoría de suprematismo racial o, para el caso, literario.
•
Algunas coplas juegan con los comienzos tradicionales, repitiéndolos o variándolos, “Esto dijo el armadillo…”, “Tortolita caminera”, lo que constituye de paso un consciente homenaje al variopinto trovar del país y en general de la lengua española.
•
Provenientes las coplas de la parte sencilla del hombre, con visión recuperada o por rebeldía nunca perdida, la que no necesita imbuirse de hermetismo o sistema barroco, dicen que el hallazgo no es común, por sobre la dificultad no revelada en la aparente sencillez.
•
qué fue lo que nos pasó.
Pasó que no me entendías
y no te entendía yo.
•
No quise decirle a nadie
por qué acabó nuestro amor.
Pasó el diablo repartiendo
alitas de picaflor.
•
La rama tenía hojas
y ya está toda pelada.
Igualito a esa rama
están mi cama y mi almohada.
•
Mira que soy sólo un hombre
que sueña con adorarte.
Menos que un hombre una sombra
que llega débil y tarde.
•
Que venía y que venía,
que venía el porvenir.
Mentira que ya venía,
mentira que iba a venir.
•
Te pregunto con miradas
si estoy en tu corazón.
Pero no te dicen nada
las miradas que te doy.
•
Cuando me fui de mi pueblo
dejé un gran amor aquí.
He regresado hoy a él
sólo por verla morir.
•
Me dicen palomo azul
y no hay nada de infundado.
Cualquier paloma me sirve
si no me quiere casado.
•
Ayer la besé en la boca
y el beso fue una limosna.
Del amor que me tenía
no queda sino la sombra.
•
En esa casa bonita
vive lo que yo más quiero.
Allá seguirá viviendo
y yo seguiré soltero.
•
Allá detrás de los sauces
vive lo que yo más quiero.
Nunca le hecho la visita
porque me suelta los perros.
•
Por qué me trajiste madre
a este mundo tan horrible.
Debajo de cada risa
hay escondido algo triste.
•
Al gallo del gallinero
apenas lo están hirviendo
y ya todas las gallinas
persiguen al gallo nuevo.
•
Tu amor al principio grande
terminó siendo pequeño.
Mataste mi corazón
y ni asististe al entierro.
•
El que esté sano que brinque.
El que esté vivo que baile.
Que comience a bailar hoy
porque mañana ya es tarde.
•
Cantamos para la muerte
que es como una gran herida
desde esta herida pequeña
que viene siendo la vida.
•
Para olvidar pedí un trago
¿y qué me trajo el mesero?:
Un whisky doble en un vaso
con calaveras de hielo.
•
Le tengo miedo a los perros
de tanto que me han mordido
y al amor de las mujeres
de tanto que me han mentido.
•
Ayer tuve el sueño lindo
de que me estabas queriendo
y que la luna era verde
y que eran rojos los perros.
•
De vez en cuando me atrevo
y en tus ojazos me miro.
No vuelvo a hacer esa gracia
porque salgo mal herido.
•
Nadie tan bien atendido
como el marido engañado.
Le entrega entonces su esposa
goces que ni había soñado.
•
Una maestra le dijo
que con el viejo no más:
el muchacho también muere
pero el viejo muerto está.
•
Anoche me iba a morir
pero no me morí nada.
Cuando ya estaba cerquita
me acordé de tu mirada.
•
En caso de que me mates,
corazón, esto te pido:
que no me mates de afán
y que me mates pasito.
•
La yerbabuena la llama,
la mejorana la espera.
Estoy muriendo de amor
y ella todo el amor era.
•
“Este año salgo de pobre”,
me digo con optimismo.
Se acaba el maldito año
y todo sigue lo mismo.
•
Mis cosas salieron mal
o salieron al contrario:
no me amaron cuando amé
y cuando no amé me amaron.
•
A veces viene en la tarde
a buscarme un pajarito.
Será que no tiene a nadie
y como yo está solito.
•
Visito en los cementerios
a familiares y amigos
y cuando voy por las tumbas
como que me hacen campito.
•
Si la ves por los caminos,
tortolita caminera,
le dices que mi alma llora
y todavía la espera.
•
Por grande que sea el mar,
más grande es la pena mía.
Si el mar fuera de aguardiente,
todo el mar me bebería.
•
Sudaba y sudaba sangre
buscando prosperidad
y vean como la paso:
comiendo mierda no más.
•
Mirando mierdas de perro
me puse a considerar:
peor que la mierda vivo
y ni me puedo quejar.
•
Tanto he pedido un empleo
que ya tengo seco el pico.
Honrado, como lo veo,
sólo puede ser el rico.
•
Debajo de una gran jaula
me puse a considerar:
casarse conjuga un verbo
y ese verbo es amarrar.
•
Estando en Bosques del Norte
me puse a considerar
que en vez de mermar los pobres
cada día crecen más.
•
Vienen y van las monedas
y nunca paran de andar.
El hombre es una moneda
que no sabe a dónde va.
•
¿Qué es hambre? Es comer igual
todos los días, amigo.
Lo mismo aun cuando uno tenga
un apetito distinto.
•
Un pájaro en una jaula
me puso a reflexionar
que el que se casa no quiere
ni pite la libertad.
•
Anillo de matrimonio
es un anillo de muerto.
Cuando transcurren los años
sabe uno que no era un cuento.
•
Cuando el rico está durmiendo
tranquilo en el cementerio,
ahí si se puede saber
si hablaba en broma o en serio.
•
Malo puede ser el pobre
pero es bueno normalmente.
Que el rico no es bueno nunca,
lo sabe toda la gente.
•
A aquel rico que rezuma
desprendimiento y bondad,
no le crean, en el fondo
es máscara y nada más.
•
Dijo mi madre “Otro pobre”,
ahí mismito que nací
Desde que nací fui pobre
y pobre siempre viví.
Pobre también fue mi padre
igual que lo fue mi abuelo.
Los que estaban más atrás
seguro también lo fueron.
Y pobre será mi hijo
y pobre será mi nieto.
Y pobres serán sus carnes
y pobres sus esqueletos.
Aquel que es pobre por afuera
es pobre también por dentro.
Suena como a una mentira
pero es toditico cierto;
Late el corazón del pobre
pero no late completo,
la alegrías se quedan
como enredadas adentro.
Así hasta la eternidad
pobres seguiremos siendo.
Parece cuestión de herencia,
parece cuestión del cielo.
Desde que nací fui pobre
y pobre siempre viví
y pobre seguiré siendo
cuando me vaya de aquí
•
No sé por qué me preguntas
si ya conocí el dolor.
Lo conocí el mismo día
en que conocí el amor.
•
De niño gané carreras
y nunca me dieron premios.
Ahora que si los dan
ya no me aceptan por viejo.
•
Te crees que estás enfermo
y es sólo que estás más viejo
y crees que eres más sabio
y sólo eres más pendejo.
•
Al ganador le entregaban
un pedacito de cielo.
Cuando gané me entregaron
un gran pedazo de infierno.
•
En el juego era novato
y tuve que ir aprendiendo.
Apenas aprendí bien
Inventaron otro juego.
•
Si yo fuera pajarito
haría un nido en tu cuello
para estar bien tempranito
cantándole a tu cabello.
•
Cuando pasé por tu casa
me tiraste una manzana.
Estaba tan deliciosa
que parecía tu hermana.
•
Ayer pasé por tu casa
medio muerto de desvelo.
Con tanto desplante tuyo
ya me parezco a tu abuelo.
•
Ayer estuve en tu casa
y me ofreciste un banano.
Y el banano sonreía
sostenido por tu mano.
•
Vengo a darte una noticia
y no te me pongas brava.
El pájaro se murió
de tanto que lo apretabas.
•
Un pedacito de cielo
me endulza la hiel del día.
Una miradita tuya
me endulza toda la vida.
•
La pobreza que impusiste
me enfermó y no me mató.
La maldad en que naciste
me mató y no me enterró.
•
Oh qué cansado me siento
cuando voy para Morritos.
Parece que llego ya
pero falta otro poquito.
•
Mirando un tallo de plátano
esto me dijo mi novia:
te beso y cierro los ojos
y el resto me sabe a gloria.
•
Esto decía mi novia
en el monte una mañana:
—Se me metió una culebra.
Culebra no te me salgas.
•
El hombre que no es casado
con agua se desayuna.
Con agua, sí compadrito,
pero con agua de luna.
•
Una muchacha y un cura
sembraron de a una matica.
Le creció al cura la mata
y a ella la barriguita.
•
Dos muchachitos jugaban
a que eran seminaristas
y para variar de juego
jugaban a ser monjitas.
•
Cómo gemía mi novia
cuando al monte la llevaba.
Se hubiera roto el secreto
de no ser por la cañada.
•
En el jardín de mi casa
no falta la siempreviva.
Por eso nadie se muere
desde hace como ocho días.
•
Les recuerdo compatriotas
por qué el país quedó mocho.
Se los digo en seis palabras:
Gaitán y el cuarenta y ocho.
•
Porque la engañé y lo supo
con sus miradas me corta.
Sus téticas son ahora
dos matas de pringamoza.
•
Estaba yo muerto ya
pero yo no me creía
y cómo me iba a creer
si era pleno mediodía.
•
Me gustaba mujer jecha
cuando yo estaba muchacho.
Ahora si no es sardina
no se me levanta el cacho.
•
¿Trabajo? Sí pero poco,
más bien es como un engaño:
un contrato de tres meses,
vagancia el resto de año
•
La que se casa con pobre
es que quiere vida dura.
La cansada de sufrir
con el rico se asegura.
•
Llorando aquí les presento
al mozo de mi mujer
pero no lloro por ella
sino que lloro por él.
•
En sueños me dijo un dios:
“Te ordeno salvar el mundo”.
Y aunque yo estaba profundo
le dije: “Salvalo vos.
Aparte de sucia voz
tiene un proceder inmundo.
Tan mal está el iracundo
que no lo salva ni un dios.
Vuelve a mirar hacia atrás,
señor del sueño profundo
No vengas a este submundo
y quédate donde estás”.