sábado, 7 de febrero de 2015
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domingo, 16 de noviembre de 2014
Acosados y sonrientes. Por Flóbert Zapata
Afiche del Clan (Centro Local de Artes
para la Niñez y la juventud) de la localidad de Bosa, Bogotá.
Salimos de la casa de la muerte y
entramos a la casa de la vida. La casa de la muerte era también la casa de la
vida, sólo que en ese tiempo estábamos muertos, libertinos en la mentira y
sobrios en la verdad. Ahora, visto de lejos todo, completada la claridad por la
decepción, salimos de la casa de la vida y entramos a la casa de la muerte,
vivos, sanos y libres, acosados y sonrientes.
*
Salimos de la casa de la muerte
y entramos a la casa de la vida.
La casa de la muerte era también
la casa de la vida,
sólo que en ese tiempo
estábamos muertos,
libertinos en la mentira
y sobrios en la verdad.
Ahora, visto de lejos todo,
completada la claridad por la decepción,
salimos de la casa de la vida
y entramos a la casa de la muerte,
vivos, sanos y libres, acosados y
sonrientes.
Manizales, martes 23/septiembre/2014
© Flóbert Zapata, noviembre de 2014
lunes, 10 de noviembre de 2014
MANICURE Y ALMUERZO. Por Flóbert Zapata
Manicure
−¿No te han llamado a
hacerle manicure a un muerto, una persona que diga Quiero que mi muerto entre
al cielo bien bonito? −No, nunca. −Cuando me muera quiero que me echen harto
perfume para que no se sienta el olor a formol.
–A mí perfume no porque me alborota la alergia. –Ya no estornuda, tranquilo.
–De todos modos me fastidia el perfume en exceso. –A mí sí, que me hagan champú
y me pongan bien bonito. –Con vestido y corbata… –No, qué tal, con ropa
deportiva, de viernes, así como estoy, pero nueva. –No te han llamado a hacerle
manicure a un muerto pero el 99 por ciento de las personas viven como muertos,
o sea que le has hecho manicure a muchos muertos. –Muertos de envidia… –De
todo. El que vive confuso, iracundo y triste es un muerto y vivimos tan tristes
que los muertos son menos tristes que nosotros.
*
La trucha
Sírvame, por favor, la
trucha sin cabeza porque le miro los ojos y me pongo a llorar.
*
El pescado frito
El pescado me lo fritan
con cabeza, para que sufra, pero me lo sirven sin cabeza porque no soy capaz de
comérmelo; a esto llamo bondad.
Al poeta sólo me le
frita la cabeza, le pone guiso, y deseche el cuerpo; a esto llamo política.
Manizales, lunes 10 noviembre
2014
© Flóbert Zapata, noviembre de 2014
UNA EXTRAÑA CIUDAD. Por Flóbert Zapata
(Muro de Manizales)
La ciudad es un cementerio-convento, un extraño
cementerio-convento: los cadáveres rezan y copulan, los monjes escriben sonetos
y matan. Descienden de
arrieros, malandrines, fugitivos y desertores pero no permiten recordarlo,
desplazan al que se lo recuerde. Unos se visten en Falabella y Arturo
Calle, otros en Miami, no faltan los que compran las camisas en
París. Su racismo natural les hace odiar
respectivamente a los vivos y los laicos y en común a negros e indios, por
supuesto. Cualquiera que no crea como ellos se equivocó de destino y de
miseria. De lejos resulta imposible distinguir un cadáver de un monje, de cerca
resulta imposible distinguir su risa de su llanto y su risa y su llanto
interiores de su risa y su llanto exteriores. En la cuna les cantan canciones
de guerra y saqueos económicos, amorosos, psicológicos, estéticos, culturales; los
ataúdes imitan en todo a una moneda. Los cadáveres vigilan a los monjes, los
monjes vigilan a los cadáveres, cuando hayan exterminado a todo el mundo se
exterminarán entre ellos, no está escrito, se escribirá.
*
La ciudad es un cementerio-convento,
un extraño cementerio-convento:
los cadáveres rezan y copulan,
los monjes escriben sonetos y matan.
Descienden de
arrieros,
malandrines y
desertores
pero no permiten
recordarlo.
Unos se visten en
Falabella
y Arturo Calle, otros en Miami,
no faltan los que
compran
las camisas en
París.
Su racismo natural les
hace odiar respectivamente
a los laicos y los
vivos
y en común a negros e
indios, por supuesto.
Cualquiera que no crea
como ellos
se equivocó de destino
y de miseria.
De lejos resulta
imposible distinguir
un cadáver de un
monje,
de cerca resulta
imposible distinguir
su risa de su llanto
y su risa y su llanto
interiores
de su risa y su llanto
exteriores.
En la cuna les cantan
canciones de guerra
y saqueos económicos,
amorosos, psicológicos,
estéticos, culturales,
los ataúdes imitan en
todo a las monedas
y algunos son monedas
propiamente.
Los cadáveres vigilan
a los monjes,
los monjes vigilan a
los cadáveres,
cuando hayan
exterminado a todo el mundo
se exterminarán entre
ellos.
Manizales, martes 4 noviembre
2014
© Flóbert Zapata, noviembre de 2014
viernes, 7 de noviembre de 2014
Esas horas. Por Flobert Zapata
(Las alegres tabernas
del halloween bogotano en Galerías, localidad Chapinero)
El mundo está poblado
por muertos, pero los más muertos de todos los hombres somos los poetas.
Algunos poetas se rebelan, dicen lo que piensan y sienten, hablan de sí mismos
para suprimir toda mentira, toda vanidad y todo odio y se convierten por ello
en muertos matados, más altos que los otros, más altos que lo que ellos mismos
eran antes, como una palmera es más alta que el pasto. Pero conocieron la mayor
de las dichas y la más breve, la dicha de salir por unas horas al año del
silencio y el miedo. Unas horas solamente porque entonces hubieran sido muertos
no nacidos. Esas horas nos hacen saber lo que diferencia a un versificador de
un poeta o a un poeta normal de un gran poeta y nos dicen que poesía es lo que
le falta al hombre para caer matado y que poeta es el menos muerto de los
hombres.
Manizales, viernes 7/noviembre/
2014
© Flóbert Zapata, noviembre de 2014
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